Para que nadie se engañe...
Para conocer el mínimo de sabiduría necesaria
para fundar una organización, basta con observar como procede un grupo de niños
para formar un equipo, y veremos cómo, en un primer paso, comienzan por elegir
a un capitán.
¿Cómo entonces suponer que la Sabiduría Divina debiera
ser inferior a la infantil?
Enfaticemos el punto por medio de los hechos
históricos.
Los niños saben que un capitán es necesario para que
su equipo pueda actuar en conjunto; y la unidad de mando es lo indispensable en
el mundo adulto y en todos los mundos imaginables. Y si esto es indiscutible
para los niños que quieren ganarle al equipo contrario, una meta menor, ¿qué
decir cuando la meta NO PUEDE SER OTRA QUE LA CONQUISTA
DEL MUNDO ENTERO?
Esta es la meta, la
única meta puesta por Nuestro Señor Jesucristo a Su Iglesia: “Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el
evangelio a toda criatura. El que crea y sea bautizado se salvará; pero el que
no crea se condenará”. (Marcos 16:15-16) Y estas mismas instrucciones, finales y terminantes
dadas en el momento de Su Ascensión aparecen también en Mateo 28:19. ¡No podía
ser de otra manera! Ya que negar el derecho implícito en ella equivale a negar
la divinidad de Jesús, pues solo Dios puede reclamar el mundo entero para sí
sólo, con la exclusión definitiva de todos los demás, dado lo cual advierte: “El que no está conmigo, está contra mí; y el
que no recoge conmigo, desparrama”. (Mat 12:30).
El Evangelio destaca la gravedad de la Reforma
Protestante que conllevó el rechazo de su meta esencial: LA UNIDAD DE MANDO PARA CONQUISTAR EL MUNDO; así como el fraude de los que
continúan desparramando, Biblia en mano, su desfachatez y apostasía, para desparramar
en mil sectas el contenido de un solo libro que no da para ninguna; dado,
precisamente, lo que la magnitud de la empresa requiere. Sustituir la unidad de
mando con el instrumento (la Biblia) para que sin el papa pudiera pulverizarse
en sectas que lo impidieran, fue el plan satánico. El divide y vencerás aplicado
al evangelio para frenarlo, e impedirlo, POR
MEDIO DEL USO INDEPENDIENTE DE LA ESCRITURA contradice, obviamente, la Voluntad Divina de Jesús
claramente ESCRITA EN LA BIBLIA
MISMA:
Y Jesús,
respondiendo, le dijo: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo
reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Yo también te
digo que tú eres Pedro (Petrus = roca), y sobre esta roca edificaré mi iglesia;
y las puertas del Infierno no prevalecerán contra ella. Yo te daré las llaves
del reino de los cielos; y lo que ates en la tierra, será atado en los cielos;
y lo que desates en la tierra, será desatado en los cielos. (Mat 16:17-19)
El papa es, por tanto, el primer requisito sine qua non para aquellos que quieran
incorporarse a Jesucristo como cristianos.
Estamos, por tanto, ante un paradigma, un modelo eximio
de delegación de autoridad. ¡Y no más faltaba, tratándose del papabile de Dios Padre! Sin embargo, era
tan solo la primera parte de la misma, siendo su complemento hasta de mayor
importancia como lo significativo del evento reclamaba. De manera que, cuando
el recién nombrado tuvo la audacia de tomar la iniciativa por contradicción, en
vez de someterse humildemente a la voluntad del Padre como su encumbramiento
exigía, que recibió la deposición más dura con las palabras más severas que
registra la historia; más fuertes que cualquiera que tuviera que escuchar Judas
Iscariote hasta donde el Evangelio registra; una excomunión en los términos más
indiscutibles y lapidarios al ser llamado, por el mismo Cristo, SATANÁS:
“Y tomándole aparte, Pedro comenzó a reprenderle,
diciendo: ¡No lo permita Dios,
Señor! Eso nunca te acontecerá. Pero volviéndose El, dijo a Pedro: ¡Quítate de
delante de mí, Satanás! Me eres piedra de tropiezo; porque tu pensamiento no es
el de Dios, sino el de los hombres.” (Mat 16:22-23)
Estas palabras del Evangelio
señalan el lugar propio de Pedro y de todo papa en relación a Dios. Al Vicario le
corresponde una subordinación total. No puede haber mayor peligro para la
Iglesia que el que representa un papa que se antepone, con su inferior criterio, a
la Voluntad Divina. Lo había intentado Luzbel para terminar en Satanás y en el
Infierno; Pedro se andaba metiendo en las mismas, y fue llamado, por los merecimientos
del momento, con el mismo calificativo.
Esta escena, en
continuidad inmediata con la anterior, recalca
la importancia fundamental del papa, aunque ahora por el aspecto contrario;
estableciendo y anteponiendo como primera exigencia que sea un VERDADERO papa por oponerse a los criterios de los hombres.
En
el momento mismo del nombramiento estaba viva en la memoria de Israel la figura
y grandeza de los profetas; muertos, linchados diríamos hoy por los judíos, por
tomar partido siempre por Dios contra los pecadores que preferían aferrarse a
sus vicios rechazando a Dios. Así se los recuerda Jesús:
“¡Jerusalén, Jerusalén, la que mata a los
profetas…” (Mat 23:37) “¿A cuál de los
profetas no persiguieron vuestros padres? Ellos mataron a los que antes habían
anunciado la venida del Justo, del cual ahora vosotros os hicisteis traidores y
asesinos” (Hechos 7:52)
Y Jesucristo lo predicaría con el ejemplo
haciéndose perseguir y crucificar por los judíos:
Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si
alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda
su vida por causa de mí, la hallará. (Mat 16:24-25)
Y la Iglesia viviría
esta exigencia con la tortura y la sangre de incontables cristianos muertos en
distintos tormentos, y arrojados a los leones en espectáculos públicos, cuya
sangre unida a la de Jesús cimentaría sobre el Imperio Romano el Reino de Jesucristo
y la Civilización Occidental. Alcanzaron la gloria y vencieron al mundo
imitando al Divino Maestro, llamando a los judíos “Raza de víboras (Mat 23:33),” “sepulcros blanqueados (Mat 23:27)”; “hijos del Diablo (Juan 8:44)”. Y, a
estas verdades se añadía un mandamiento excepcional: Sed perfectos como vuestro Padre Celestial es Perfecto (Juan 8:44).
A ese testimonio, a esta valentía está llamado el papa para ser Papa y no
Satanás. Solo con esta actitud puede un papa resistir al mundo con su tentación
de un aggiornamento por el cual queda la Iglesia y el
Evangelio sometidos al mundo para sujetarse a las perversiones del mundo, en vez
de renovar al mundo.
El Evangelio
comprende toda la teología del papado; ya que la teología es por definición la
inteligencia aplicada a la Sagrada Escritura; donde la Biblia procede de Dios,
y la inteligencia humana, mucho más débil, y sospechosa necesariamente de
yerros humanos tiene que ser corregida continuamente por la Biblia misma a cuya letra debe por definición
ajustarse. Ningún papa puede, por tanto, alterar la Escritura como demuestran
las duras palabras de Jesús; ya que al provenir la Escritura del Padre, ni el
mismo Jesús puede alterarla: “El Padre es
mayor que yo (Juan 14:28)”, y por consiguiente la inerrancia corresponde a la Escritura: “Si a aquellos, a quienes vino la palabra de
Dios, los llamó dioses (y la Escritura no se puede violar)” (Juan 10:35), la misma importancia da Jesús a la Escritura
cuando enfrenta a Satanás en el desierto: “porque
escrito está” es el argumento invencible de Jesús en los tres casos que se
presentan. Así vence al Diablo honrando al Padre con esas mismas palabras. (Mat
4:6 – 7 y 10). Por ello, Todos los papas legítimos están sujetos al mismo
juicio que Nuestro Señor ejerció sobre el primer papa, y en los mismos términos
que para ello se fijaron allí. Todo papa está sujeto a la Escritura, a la que
debe subordinarse siempre. Debe, de
presentarse el caso, interpretarla; pero jamás contradecirla si ha de ser
Pedro y no Satanás. Queda en claro, por tanto, el conjunto unidad indisoluble que debe regir a la
Iglesia, LA SAGRADA ESCRITURA JUNTO CON EL
PAPA, Y LA SUBORDINACIÓN INDISPENSABLE DEL
PAPA A LA MISMA VERDAD ETERNA FIJADA POR LA ESCRITURA.
LOS PAPAS COMO PROBLEMA
Llegaría
el momento en que en vez de papa habría Satanás en la Iglesia. Ya no se
mencionaría al pecado como pecado. El Infierno y el Purgatorio se olvidarían
para completar la devastación del discernimiento. Así estaba previsto y
anunciado en la Sagrada Escritura. Y es Jesucristo mismo quien lo anuncia: “Por tanto, cuando veáis a la ABOMINACIÓN
DE LA DESOLACIÓN, de que se habló
por medio del profeta Daniel, colocada en EL LUGAR SANTO (el que lea, que
entienda)” (Mat 24:15) habría llegado el final de los tiempos.
Lugar santo
solo puede haber uno, en la conjunción subordinante
entre la Sagrada Escritura y el Papa: la
Iglesia Católica; por lo cual “lugar y no lugares, santo, y no santos”.
La abominación
en la Sagrada Biblia hace referencia a los pecados graves que hacen de quien
los comete un abominable para Dios;
un rechazado por Dios a muerte: “Si
alguno se acuesta con varón como los que se acuestan con mujer, los dos han
cometido abominación; ciertamente
han de morir. Su culpa de sangre sea sobre ellos” (Lev 20:13). Y al
Infierno eterno: “Pero los cobardes, incrédulos,
abominables, asesinos, inmorales,
hechiceros, idólatras y todos los mentirosos tendrán su herencia en el lago que
arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda.” (Apoc 21:8)
Desolación
describe a un desierto, aquello que la gente abandonó por haber perdido su
atractivo de santidad, al hallarse en ella lo abominable. Descripción de la
Iglesia de hoy que en vez de mostrar el Reino de Cristo muestra lo contrario,
lo que la juventud por cientos de millones tiene en el abandono con las
iglesias cerrando y vendiéndose a los musulmanes que las convierten en
mezquitas. Esta es la situación, el
desierto actual en Europa,
EE.UU., y Canadá.
He
aquí la explicación de la dureza de las palabras de Jesucristo dirigidas al papabile del Padre mismo. Si tanto así
cayó sobre San Pedro, ¿no quedaban advertidos igualmente sus sucesores y la
Iglesia en su conjunto, y no está dicha la razón? El aggiornamento es el nombre dado a la intención misma del Concilio
Vaticano II, de ajustar a la Iglesia Eterna a las exigencias temporales del
mundo y del momento. La Iglesia era invertida de manera satánica: Ya no se
exigiría la conversión del mundo a Dios, ¡era lo de Dios lo que se debía
convertir al mundo!
Y
lo que era profecía desde Daniel respaldada por Jesucristo sobre su Iglesia
quedaría confirmado, habiendo llegado el momento, por la Santísima Virgen en La
Salette: “Roma apostatará de la Fe
y se convertirá en la sede del Anticristo. La Iglesia quedará eclipsada”.
Esto dicho en 1846 para su publicación en 1858, vio su consumación en 1958;
cien años después con el magnicidio del papa Pío XII, que abrió las puertas al
cónclave para el gran castigo del Concilio Vaticano II.
Pero
un castigo previo caería sobre el Vaticano para dejar ante el mundo la
reprobación total de Dios al papa que había despreciado el mensaje de Su Madre.
El papa Pío IX, sobre el desprecio al mensaje de La Salette, cometería en
rebeldía contra el Evangelio que lo prevenía con el “¡Quítate de delante de mí, Satanás!
el atentado que sería fundamental para que, finalmente, pudiera la abominación
de la desolación apoderarse de la Iglesia. Convocó a un concilio que sería el
Concilio Vaticano Primero; y este Concilio proclamaría al mundo la autónoma infalibilidad papal. Y el
castigo divino sería ante los ojos del mundo entero.
La Constitución Dogmática Pastor Aeternus estaba fechada 18 de
julio de 1870. Para octubre del mismo año, Pío IX sería despojado de todas las
posesiones que le quedaban en Italia, en particular del Lazio, que comprendía
obviamente toda la Ciudad de Roma. De octubre de 1870 hasta el 11 de febrero de
1929 en que se firmó el tratado con Italia que daría nacimiento al actual mini
estado del Vaticano actual, los papas serían meramente tolerados como inquilinos
sin derechos en los terrenos que hoy ocupan. Es cierto que el movimiento
revolucionario para el despojo total de la Iglesia de lo que habían sido los
Estados Papales que abarcaban una elevada porción del centro norte de Italia
venía de tiempo atrás. Estos territorios databan del año 754, y su integridad
llegaría hasta 1791. El gran despojo de los mismos, por tanto, databa de
Napoleón Bonaparte, e iría en aumento a grandes “mordidas”; pero todavía en
1860 gran parte de los mismos había sido restituida a la Santa Sede por los
franceses. No es cosa, por tanto, de suponer que el despojo total tuviera que
ser inevitable y menos al grado que lo fue. Por otro lado, La Santísima Virgen
en La Salette da la justifica-ción del largo proceso en 1846 a saber: Ya no quedaban
sacerdotes dignos de oficiar el Santo Sacrificio de la Misa. Ha sido la única
aparición de la Virgen en que derramaba lágrimas desconsolada sin cesar. Los
demás castigos anunciados por Ella sobre el mundo pueden describirse como la
ira de Dios dando principio al Apocalipsis: el desarrollo de nuevas armas (la
primera ametralladora data de 1861), armamentos fabricados en serie, y
revoluciones socialistas para desestabilizar las mentes y las instituciones se vendrían
sobre la humanidad desde entonces.
Y siguiendo la regla del desarrollo orgánico
de la cizaña y el trigo (Mateo 13:24-30), la decadencia eclesial que venía desde Luis XIV posponiendo la consagración de Francia al Sagrado Corazón de Jesús, lo que según Jesús mismo dio lugar al éxito de la Revolución Francesa, se acentuaría con la misma devastación revolucionaria. En cuanto al nuevo castigo anunciado, este correría del
anuncio del Secreto de La Salette en 1846, hasta 1858 en que debió anunciarse; y de allí hasta 1958, cien años después en que Pio XII es asesinado para que Juan XXIII
iniciara los trabajos del Concilio Vaticano II.
LA
CONSTITUCIÓN DOGMÁTICA PASTOR AETERNUS
Contra
la advertencia del ¡Quítate de
delante de mí, Satanás! Como aparece en (Mat 16:22-23) pretender la infalibilidad papal era
incomprensible; pretenderlo contra el:
“Cuando viereis la abominación de la desolación en el lugar santo” ya era
francamente insostenible; pero pretenderlo a pesar del anuncio de la Santísima
Virgen en La Salette sobre: Roma
apostatará de la fe y se convertirá en la sede del Anticristo, eso, ¡ESO…!
No solo abría el apetito a los revolucionarios para que se apropiaran del
papado con premio de infalibilidad creída y extendida universalmente. Resulta doblemente injustificado, ya que ¡lo hizo
cuando se estaban apropiando de todo lo que tenía! ¿Podía haber tenido una
advertencia más clara?
Veamos el
contenido de la Constitución Dogmática que aquí se transcribe; y como, en un principio guarda, efectivamente,
la debida prudencia en los numerales 5 y 6:
“Los pontífices
romanos... han definido como doctrinas para su debida observancia aquellas que,
por la gracia de Dios, sabían estar acordes con
- La Sagrada Escritura, y
- Las tradiciones apostólicas.
Ya
que el Espíritu Santo fue prometido a los sucesores de Pedro no para que, por revelación pudieran dar a
conocer alguna nueva doctrina,
o
Sino
para que, con su divina asistencia, pudieran religiosamente guardar y fielmente
exponer la revelación, o depósito de la fe transmitido por los apóstoles.
Hasta
aquí muy bien. La Sagrada Escritura y la Tradición sujetan a ellas
al pontífice. El problema se suscita por su contradicción como aparece al
final:
o
Nos, enseñamos
y definimos como dogma
divinamente revelado que:
§ Cuando
el Romano Pontífice habla EX CATHEDRA,
§ O
sea, cuando,
1.
En el ejercicio de sus funciones
como pastor y maestro de todos los cristianos,
2.
en virtud de su suprema autoridad
apostólica,
3.
define una doctrina sobre la
moral o la fe para su observancia por toda la Iglesia Universal,
§ posee,
§ por
la asistencia divina que le fuera prometida en el bienaventurado San Pedro,
§ la
infalibilidad que el divino Redentor quiso para su Iglesia en la definición de
todo lo concerniente a la fe o a la moral
§ Por
lo cual, tales definiciones dadas por el Romano Pontífice son en sí mismas, y no por el
consentimiento de la Iglesia, irreformables.
2.
De manera que, de querer alguno, Dios no lo quiera, tener
la temeridad de rechazar esta definición nuestra: sea anatema.
¡Lo
que constituye, de hecho, una nueva doctrina!
No
podemos negar ni la suprema dignidad apostólica del Obispo de Roma,
ni la necesidad de su magisterio; ni de la asistencia especial del Espíritu
Santo al mismo y en todos los casos, lo
que no implica que un papa vaya, necesariamente,
a aceptar dicha asistencia, o que no pueda rechazarla. Hay, como hemos visto, y venido afirmando, una
infalibilidad propia de la Iglesia
por lo cual veremos primero en dónde aparece el error por omisión de lo esencial; en segundo lugar, cómo, con
solo añadir lo esencial, tenemos una proclamación diferente que aclara el punto debidamente; y, en tercer lugar, podemos, por las consecuencias, valorar hasta dónde llega el daño causado, así como la
necesidad de su reparación.
PRIMERO:
El error, ya lo vimos, radica en que a partir de “nos enseñamos y definimos…
para concluir con “son en sí mismas… irreformables”; tenemos, lamentablemente, una
declaración de independencia de las limitantes que dan su existencia formal
misma al papado, y que son la Escritura y
la tradición.
SEGUNDO:
La formulación que sería procedente conforme al Evangelio es: “la infalibilidad
que el Divino Redentor quiso para Su Iglesia mientras se conservara fiel a la Escritura y a la Tradición Apostólica,
para definir lo concerniente a la fe y a la moral”. Este es el punto
fundamental debido a la obligación del papa de someterse a la Escritura, ya que
solo la Escritura es en sí misma infalible. El libro hace al maestro en este
caso, al preceder al maestro que la recibe obligado, y quedando a ello
juramentado, lo que excluye que sea al revés. El Oficio Pietrino se configura, por tanto, en la conjunción subordinante de la Escritura y la Tradición con persona del pontífice.
CONCLUIMOS EL PUNTO: Pastor aeternus abrió las puertas no solo a las
aberraciones doctrinales del Concilio, sino a las aberraciones morales y
mentales de todos los pederas-tas y cretinos imaginables, bastando, para ello,
con un papa dixit; y hasta por omisión por un non dixit en materia grave. Lo hizo reinventado el papado. Lo hizo
magnificando la figura del papa al grado de rebajar a Jesucristo a su nivel. De
ahí la confusión de las gentes y su papolatría.
LO
QUE ABRIÓ LAS PROFECÍAS A SU CUMPLIMIENTO
“Porque el misterio de la iniquidad
ya está en acción, sólo que
aquel (San Miguel Arcángel) que
por ahora lo detiene, lo
hará hasta que él mismo sea quitado
de en medio (2Tes 2:7) Se cumplió con el cambio en la misa ordenado por el
papa Paulo VI que quitó la oración a San Miguel que se decía en todas las misas
ordinarias en el mundo.
“y con todo
engaño de iniquidad para los que se pierden, porque no recibieron el amor de la
verdad para ser salvos. ─ Por esto, Dios les enviará un poder engañoso (el Concilio Vaticano II), para que crean en la
mentira, a fin de que sean juzgados todos los que no creyeron en la verdad,
sino que se complacieron en la iniquidad. (2Tes 2:10-12)
Este poder engañoso manifiesto como el
Concilio Vaticano II, tuvo por sustento la definición dogmática de la infalibilidad papal.
Y hasta hoy, la mayoría acepta lo que diga el papa como si proviniera de la
boca del mismo Dios; ¡como si Jesucristo hubiera fundado un papado superior a
la Sagrada Escritura con poder para reescribirla a capricho! Como si el papa
hubiera sido puesto por encima del mismo Padre Eterno y de Su Escritura
Sagrada. Así los fieles, pobres ovejas sin pastores auténticos, con
predicadores ya sin conocimiento de la fe, en vez de luchar sin armas prefieren
abandonar los templos.
Pastor aeternus ha
logrado la devastación. Ha acreditado el decir de cualquier papa para
contradecir la Escritura. Todo delito se comete por acción o por omisión, o por
ambas. Los daños se reciben, por consiguiente, de la misma manera. La conducta
exigible a toda autoridad parte de discernir tajantemente entre el bien y el
mal, para premiar en su caso el bien y para castigar el mal. ¿Qué decir
entonces de la suprema autoridad pontificia alterando todo discernimiento como
se observa hoy día? La efectividad de la conciencia moral tanto individual como
social ha quedado destruida al negarse de manera efectiva, tanto por acción,
como por omisión, la existencia del Infierno y del Purgatorio; al extremo de un
Francisco que hace burla pública de la Justicia Divina cuando afirma que “Dios
es demasiado bueno para castigarnos”. ¿Se puede ser bueno sin ser justo? ¿Se
puede ser justo sin castigar? Al pretender poner a Dios en ridículo, suma una
blasfemia más a todo lo dicho por el Concilio Vaticano II; obligándonos a
recordar que árbol que crece torcido (sin milagro de por medio) ya no se
endereza. ¡Todo estaba profetizado!
“Y clamó con potente voz, diciendo: ¡Cayó, cayó la gran
Babilonia! Se ha convertido en habitación de demonios, en guarida de todo espíritu
inmundo y en guarida de toda ave asquerosa y aborrecible”. (Apoc 18:2)
La descripción es perfecta, y el nombre es
preciso. Babilonia hace referencia al Talmud de Babilonia cuyo contenido parte
de, y concluye sin falta, para producir esos mismos efectos que hoy vemos
acentuados por los que mataron al último papa, a Pío XII, para sustituir la
Biblia con el Talmud de los rabinos. Estamos ante el cumplimiento del
Apocalipsis: Pederastas, homosexualidad sin condena, monjas “por el derecho a
decidir” en comunión con el papa (ya que ni siquiera han sido públicamente
excomulgadas). Un mundo enardecido por la pornografía, el Viagra promovido, y
hasta cultos públicos a Satanás igualmente tolerados y publicitados. A todo esto,
sin freno, ha conducido una acreditada infalibilidad de la tolerancia, respetuosa
por omisión de todos los derechos a la libre expresión del Diablo. Esto han
logrado los papas conciliares de Juan XXIII hasta Francisco. Esto lo ha acreditado
la falsa inerrancia de Pastor aeternus
produciendo papas sin los límites que la Biblia hace imposible. Destaquemos, la oscuridad total en que
estaríamos hundidos, de no ser por la manifiesta reprobación de Dios a Pío IX,
la claridad de las profecías cumplidas, y la letra del Evangelio.
El Apocalipsis al día
Las profecías, al cumplirse, quedan para la
historia. Y su actualidad nos permite rastrear del pasado sus orígenes y
concatenaciones para ver de frente a los responsables sin su disfraz. Los
tramadores de siempre, como enemigos de Jesucristo que pretenden otro Mesías
son los rabinos; y en su esfera religiosa combaten por necesidad, para poder
triunfar, la fortaleza papal. Tomar el control, y posesión de la misma ha sido
por siglos su meta; y como quien se hace del auto de lujo último modelo, las
ventajas de apropiárselo y conducirlo como propio, en vez de destruirlo, ponen
en claro la situación.
Más claro pone el asunto la historia del Concilio
cuya meta fue la de ir más allá de prostituir a su jerarquía para acomodarla a
su imagen como: “habitación de demonios, en guarida de todo
espíritu inmundo y en guarida de toda ave asquerosa y aborrecible,” lo que describe perfectamente la esencia moral
del Talmud de Babilonia. Su intención, de inicio, fue lograr el reconocimiento
del judaísmo como religión al mismo nivel del cristianismo; para poder entonces, desde
la máxima autoridad de un papa presidiendo un concilio, auto exonerarse de los cargos de deicidio, y así revestirse de la
blancura sin tacha que los acreditara para gobernar a un mundo adormilado por
el novedoso cantar de la sirena papal.
Toda esta maniobra contradijo de manera flagrante al
Evangelio por partida doble: El deicidio parte necesariamente del hecho de que
Jesucristo es Dios, condenado a muerte por Anás y por Caifás, los cuales no
eran mayas ni romanos; a los gritos de una turba que a unísono votaba por dar
vida a Barrabás, y porque la Sangre de Nuestro Salvador cayera como maldición
sobre ellos, y sobre sus descendientes (tampoco fueron árabes ni persas los que
gritaban). Pero los hechos históricos no era lo que les importaba, sino que se
negara la divinidad de Jesucristo; y a esa apostasía se apuntaba todo el
Concilio Vaticano II en su integridad, en todos sus cambios y documentos, y lo
lograron:
La apostasía: “Roma apostatará de la fe, y se convertirá en la sede del Anticristo. La
Iglesia quedará eclipsada.” (La Salette).
El Anticristo: “¿Quién
es el mentiroso, sino el que niega que Jesús es el Cristo? Este es el
anticristo, el que niega al Padre y al Hijo.” (1Juan 2:22) Y solo
ha habido un grupo a través de la historia que tiene como profesión y objetivo propio de la misma, el negar, por encima de todo y ante el mundo y ante la historia, y a través de
la misma, que Jesús sea El Mesías (así se dice Cristo en hebreo: Mesías). Y ese
grupo son los rabinos, los jefes religiosos de los judíos, los sucesores en
línea directa de los fariseos que aparecen en el Evangelio.
¡Nada tenían que hacer los judíos en un concilio católico
que ni siquiera estaba autorizado a aceptarlos como tales! Ya que estos habían
sido rechazados en cuanto judíos por Nuestro Divino Salvador por su rechazo a
la Ley del Padre dada por Moisés. ¿Cómo tomar por judíos a aquellos que ya en
tiempos de Jesús habían apostatado, desconocido a Moisés, y se habían fabricado
sus propias leyes (las costumbres de sus mayores) contrarias a las leyes
divinas para luego cometer el deicidio?
¿Cómo podía un concilio eclesial resucitar como judíos a
los que habían dejado de serlo en el siglo primero?
Desde la perspectiva cristiana, Jesús es judío nacido
conforme a las profecías de los judíos para ser su Mesías, y esa era la única
razón para la existencia del Pueblo Elegido. Una vez aceptado, tenían que
haberlo seguido como cristianos. Era el fin de un pueblo primitivo para que,
enriquecido sacramentalmente, quedara convertido en otro superior que gobernaría
la tierra como lo hizo la Iglesia, imponiéndose al mundo por sus virtudes como
Civilización Occidental Cristiana. Como es obvio, su rechazo a Dios terminó en
entrega a Satanás; y así lo declara Jesús mismo en el Apocalipsis quitándoles
el derecho a llamarse judíos:
"Yo conozco tu tribulación y tu
pobreza (pero tú eres rico), y la blasfemia de los que se dicen ser judíos y no
lo son, sino que son sinagoga de Satanás."
(Apoc 2:9)
“He aquí, yo entregaré a aquellos
de la sinagoga de Satanás que se dicen ser judíos y no lo son, sino que
mienten; he aquí, yo haré que vengan y se postren a tus pies, y sepan que yo te
he amado.” (Apoc 3:9)
Dado lo cual es obvio, dadas las evidencias que, para
cualquier chino, árabe, o quien haya vivido alejado de estos temas; que el
hedor a falsedad que apesta todo el Concilio judaico, con todos sus documentos,
ya no se podría quitar. Solo puede, por tanto, ser anatematizado.
Y para continuar con los hechos, sabemos que fueron unos
cuantos miles los que lo siguieron para convertirse en la avanzada triunfante
sobre la historia universal como sus apóstoles, sus discípulos, sus
evangelizadores, sus obispos y sacerdotes, sus sabios, etc; mientras los demás
caminaron a su destrucción combatiéndole siempre; tratando de borrar su nombre
de la faz de la tierra, y llevando a la muerte a sus mártires con cargos de
idolatría.
Se confirma por tanto el ridículo de un concilio,
que pretendió que Jesucristo debería ser confirmado como judío en el sentido de
los judíos actuales, y para acreditarse y cubrirse con ellos. Primero porque
Jesucristo es Dios, demasiado grande, infinito de hecho, para pretender
confinarlo a un solo pueblo, u origen humano; y peor, tratándose del único
pueblo rechazado por Él. No importa que tanto hurguemos en el Evangelio, no
encontraremos un solo elogio de Jesús a los judíos, como tampoco encontramos
otra cosa que elogios a los romanos, y estos eran las fuerzas de ocupación.
Jesucristo condenó a los judíos a perder en definitiva el Reino de Dios:
“Por eso os digo que el reino de Dios
os será quitado y será dado a una nación que produzca sus frutos.” (Mat 21:43)
A muerte, lo que confirma el “en definitiva”:
“Pero a estos mis enemigos, que no
querían que reinara sobre ellos, traedlos acá y matadlos delante de mí.” (Lucas 19:27)
Y se los cumplió. Sus ejércitos fueron los ejércitos
romanos, su nuevo pueblo elegido, y sede para sus papas.
“Entonces el rey se enfureció, y
enviando sus ejércitos, destruyó a aquellos asesinos e incendió su ciudad.” (Mat 22:7)
La historia registra tres guerras entre los romanos y los
judíos entre los años 66 al 135 que aniquilaron a los judíos. Quedaría solo un
pequeño grupo con vida, y no solo lo afirma la historia universal, sino que lo
confirma el Talmud mismo en Gittin 57b. La narrativa en español puede
adquirirse por Amazon “Las Guerras de los
Iconoclastas” de este mismo autor. Hay versión Kindle para descarga inmediata.
Ese pequeño remanente de judíos pasaría su Talmud de
Babilonia, el libro del Diablo (Apoc 29 y 3:9), a los reyes de una nación
poderosa que habitaba en Rusia entre los mares Negro y el Caspio. Estos jázaros,
o khazars como también se les conoce, eran turcos que tomaron las perversiones
del Talmud tan a vicio que se convirtieron al judaísmo. Este Talmud puede
descargarse completo, en inglés, de la red: www.comeandhear.com para su consulta y conservación.
De acuerdo a la historia (que inicia en la década de los setentas del siglo XX
con Arthur Koestler) el 95 % de los judíos actuales no son semitas, asunto muy
obvio dada su devastación por los romanos, sino jázaros. Pero el problema no se
suscita ni se resuelve en el terreno racial o en el terreno histórico solamente,
sinoque, primordialmente, por el libro que tiene, entre otras perversiones, la
pederastia aprobada y reglamentada: el Talmud que siendo fundamental al trasfondo del Concilio ni siquiera es mencionado durante el mismo. Es conservado desde el
siglo primero en secreto, lo que impide que su satanismo obstaculice el actuar
de los judíos en el Concilio. Lo tenemos por Internet tan solo a partir de
2003.
Califique usted ahora la veracidad del Concilio Vaticano
II y sus judaizantes.
LO PROFETIZADO EN CURSO
Tras rectificar los aspectos históricos retomamos
de Nuevo el Apocalipsis. La Biblia es el plano indispensable a la brújula direccional para
dar seguimiento a los eventos que se suceden ya con velocidad de vértigo. Del
capítulo XVII en adelante hay una figura llamada la Gran Ramera de Babilonia
que se aposenta sobre muchas aguas, o naciones. Esta mujer va montada sobre una
Bestia bermeja y está ebria con la sangre de los mártires. Se destaca su poderío
económico mundial, y será destruida por Dios. La estatua de la libertad, una
mujer, es la representación más usual de los EE. UU. La bestia bermeja (roja)
describe al comu-nismo que está cada día más próximo a dominar, ahora sí, el
mundo entero. Y sabemos los historiadores que el comunismo soviético, Stalin
mismo era dirigido desde los EE.UU. por los grandes capitalistas judíos. Capitalistas
que se rigen por el Talmud de Babilonia. Todo concuerda, y lo que destaca es el
contraste entre los libros básicos con el sorprendente poder de aclararlo todo;
al contradecir el Talmud de la Gran Ramera a la Sagrada Biblia de manera absoluta,
fija la oposición entre la Sinagoga de Satanás y la Verdadera y tradicional
Iglesia Católica. Por comparación, el Corán de Mahoma resulta manso y
sorprendentemente cercano al cristianismo, al grado que el gran historiador
Arnold Toynbee clasificaba al Islam como una herejía cristiana lo que lo hace “irrelevante
por comparación”. Por el contrario, Biblia y Talmud son tan relevantes como lo
son el blanco y el negro para la fotografía al dejar en medio la gama de grises
en su totalidad. Esto nos recuerda los orígenes de ambos −de la pulpa de la madera
sale el papel− en el Árbol de la Ciencia del Bien y del Mal, del que comiera
Eva, tenemos al libro de la Sinagoga, el Talmud; y el Árbol de la Vida para el libro
de la Iglesia, La Sagrada Biblia de la Vida. Y es así, y lo hemos proclamado
siempre, por estar La Biblia inspirada por el Espíritu Santo. Por consiguiente, es
necesaria la comparación, ya que, en ellos, o entre ellos, se encuentra toda
verdad y toda mentira en todos los órdenes del pensar humano. Y vemos también por
qué se nos está imponiendo el Talmud: habiendo los primeros padres, Adán y Eva, elegido el Árbol del Mal, quedamos condenados a su conocimiento como elegimos,
a beber de la copa del mal hasta el fondo, y los acontecimientos que se
avecinan llegan para el cumplimiento exhaustivo de las profecías. Tremendo, sí. Y apocalíptico, sin duda.
A partir del capítulo XIII tenemos la descripción de los papas satánicos: “Y vi otra bestia que subía de la
tierra; tenía dos cuernos semejantes a los de un cordero y hablaba como un
dragón.” (Apoc 13:11) El Cordero de Dios es Cristo, el papa como vicario es descriptible
igualmente como cordero; pero este, o estos anunciados hablan como el Dragón, que es Satanás,
el embustero (Juan 8:44).
La primera bestia que aparece en el capítulo XIII cuya
herida mortal fue curada, concuerda con la nación judía que fue
arrasada por los ejércitos de Roma, y reapareció en 1948 por acuerdo de ingleses y americanos. La confirmación por el Apocalipsis satisface plenamente, ya que el primer párrafo habla de un imagen:
“Se le concedió dar aliento a la imagen de la
bestia, para que la imagen de la bestia también hablara e hiciera dar muerte a
todos los que no adoran la imagen de la bestia. Y hace que, a todos, pequeños y
grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se les dé una marca en la mano
derecha o en la frente, y que nadie pueda comprar ni vender, sino el que tenga
la marca: el nombre de la bestia o el número de su nombre. Aquí hay sabiduría.
El que tiene entendimiento, que calcule el número de la bestia, porque el
número es el de un hombre, y su número es seiscientos sesenta y seis. (Apoc 13:15-18)
Este
666 es el resultado de un cálculo aplicado a la “Estrella de David”, el
hexagrama; dónde “el hombre” es obviamente David. Cuando se escribió el Apocalipsis a fines del siglo primero no existían nuestros números arábigos, ni
números posicionales, que son substituidos para unidades, decenas y centenas por
figuras geométricas completas: líneas 6; un hexágono (seis lados); y los seis
triángulos de las puntas. Y todos sabemos que la Estrella de
David es el símbolo y bandera del Estado de Israel. Todo se enlaza con absoluta precisión, cuando caemos en cuenta de que ya existe una imagen que garantiza el operativo necesario para imponer una sola forma para comerciar en un futuro próximo: el Internet. ¡Nomás hay uno! Al igual que el cordón umbilical para conservarnos con vida en el seno materno, el comercio mundial está cayendo en manos del Internet, y basta con imponer una condición de acceso para que, el que se niege a aceptarla, pueda ser despojado del acceso a la banca y a todos los servicios indispensables: salud, víveres y medicinas, información y empleos. Basta con recordar que los sistemas jurídicos incompatibles del Talmud y de la Biblia exigen la destrucción de uno de ellos; y que el reinado del Anticristo está a la vuelta de la esquina.
Visto así, el Sionismo no pretende quedarse dentro de los confines geográficos de un estado de Oriente Medio. No nació en sus confines, lo impuso la ONU en el mapa y sobre el mundo y ahora pretende abarcar el mundo entero con el Talmud. Su combate es contra Jesucristo y es a muerte, y el avance de sus victorias ha quedado a la luz con la suerte corrida por la Iglesia, y la destrucción de la fe en la mente y el corazón de millones. Jesús nos pregunta desde el Evangelio: "Cuando vuelva el Hijo del Hombre, ¿hallará aun fe sobre la faz de la tierra?"
Y le siguió otro ángel, el segundo, diciendo: ¡Cayó, cayó la gran Babilonia!; la que ha hecho beber a todas las naciones del vino del furor de su fornicación. Entonces los siguió otro ángel, el tercero, diciendo a gran voz: Si alguno adora a la bestia y a su imagen, y recibe una marca en su frente o en su mano, él también beberá del vino del furor de Dios, que está preparado puro en el cáliz de su ira; y será atormentado con fuego y azufre delante de los santos ángeles y en presencia del Cordero. Y el humo de su tormento asciende por los siglos de los siglos; y no tienen reposo, ni de día ni de noche, los que adoran a la bestia y a su imagen, y cualquiera que reciba la marca de su nombre. Aquí está la perseverancia de los santos que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús. (Apoc 14:8-12)
¿Quién puede dudar de la precisión de la Biblia, o del momento en que lo descifrado aporta tal claridad?
Visto así, el Sionismo no pretende quedarse dentro de los confines geográficos de un estado de Oriente Medio. No nació en sus confines, lo impuso la ONU en el mapa y sobre el mundo y ahora pretende abarcar el mundo entero con el Talmud. Su combate es contra Jesucristo y es a muerte, y el avance de sus victorias ha quedado a la luz con la suerte corrida por la Iglesia, y la destrucción de la fe en la mente y el corazón de millones. Jesús nos pregunta desde el Evangelio: "Cuando vuelva el Hijo del Hombre, ¿hallará aun fe sobre la faz de la tierra?"
Y le siguió otro ángel, el segundo, diciendo: ¡Cayó, cayó la gran Babilonia!; la que ha hecho beber a todas las naciones del vino del furor de su fornicación. Entonces los siguió otro ángel, el tercero, diciendo a gran voz: Si alguno adora a la bestia y a su imagen, y recibe una marca en su frente o en su mano, él también beberá del vino del furor de Dios, que está preparado puro en el cáliz de su ira; y será atormentado con fuego y azufre delante de los santos ángeles y en presencia del Cordero. Y el humo de su tormento asciende por los siglos de los siglos; y no tienen reposo, ni de día ni de noche, los que adoran a la bestia y a su imagen, y cualquiera que reciba la marca de su nombre. Aquí está la perseverancia de los santos que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús. (Apoc 14:8-12)
¿Quién puede dudar de la precisión de la Biblia, o del momento en que lo descifrado aporta tal claridad?
Invocamos a San Miguel Arcángel en el nombre de
Jesús, para que destruya las fuerzas de Satanás quebrantando el poder de la mentira.