SEGUNDA PARTE
SOBRE COMO CONQUISTAR EL MUNDO
PARA TENER QUE DEVOLVERLO
Capítulo IV: Completando el Cuadro Actual
La ventaja que ofrece el tema que nos ocupa sólo se da en los terrenos de lo trascendental. La "historia del futuro" que es de ordinario un contrasentido, adquiere por virtud de ser palabra divina el milagro de ofrecernos a futuro la certeza que sólo cabe, de ordinario, del pasado.
Así, lo profético, al irse develando a través de los siglos nos permite constatar, más allá de toda duda, que Cristo y Anticristo en la lucha prometida se presentan de manera institucional a través de la historia en formas señaladas desde el principio (Génesis 3:15 - el Cuerpo Místico (Juan 17:20-23) vs. La Sinagoga de Satanás (Apoc 2:9 y 3:9); y que las escrituras (Biblia, Talmud) que obedecen las partes son tan fijas, creíbles e irreductibles como para imposibilitar toda influencia admisible entre ellas. Lo garantiza, como incompatibles absolutos lo irremisible del pecado contra el Espíritu Santo.
Seguiremos, por consiguiente, constatando el combate histórico con toda la riqueza de las convergencias precisas que nos ofrece la S. Escritura, la historia, la ciencia, la teología, y el buen sentido común; recordando ante todo que lo divino supera en fuerza y sabiduría a todo aquello que entusiasma a los embrutecidos con las apariencias.
Una advertencia fundamental
La palabra anticristo aparece tan sólo cuatro veces en la S. Escritura, y las cuatro en las epístolas de San Juan que no se refiere a un solo personaje, sino por el contrario, a muchos; lo que avala lo anterior:
" Hijitos, es la última hora, y así como oyeron que el anticristo viene, también ahora han surgido muchos anticristos. Por eso sabemos que es la última hora. (I Juan 2:18)
"¿Quién es el mentiroso, sino (todo) el que niega que Jesús es el Cristo? Este es el anticristo, el que niega al Padre y al Hijo". (I Juan 2:22)
Las cúpulas están tomadas
Recordemos como, antes de la reforma litúrgica debida al Concilio Vaticano II, el celebrante y los fieles se arrodillaban al final de la misa para rezar una oración a la Virgen y otra a san Miguel arcángel:
San Miguel arcángel, defiéndenos en la batalla; sé nuestro amparo contra las perversidades y asechanzas del Demonio. Reprímalo Dios pedimos suplicantes: Y tú, príncipe de las milicias celestiales, con el poder que te viene de Dios, vuelve a lanzar al infierno a Satanás y a los demás espíritus malignos que vagan por el mundo para perdición de las almas.
¿Cómo nació esta oración? Transcribimos lo publicado por la revista Ephemerides Liturgicae en 1955 (pp. 58-59).
El padre Domenico Pechenino escribe: "No recuerdo el año exacto. Una mañana el Sumo Pontífice León XIII había celebrado la santa misa y estaba asistiendo a otra de agradecimiento, como era habitual. De pronto, le vi levantar enérgicamente la cabeza y luego mirar algo por encima del celebrante. Miraba fijamente, sin parpadear, pero con un aire de terror y de maravilla, demudado. Algo extraño, grande, le ocurría.
Finalmente, como volviendo en sí, con un ligero pero enérgico ademán, se levanta. Se le ve encaminarse hacia un despacho privado. Los familiares le siguen con premura y ansiedad. Le dicen en voz baja: "Santo Padre, ¿no se siente bien? ¿Necesita algo?" Responde: "Nada, nada". Al cabo de media hora hace llamar al secretario de la Congregación de Ritos y, dándole un folio, le manda imprimirlo y enviarlo a todos los obispos diocesanos del mundo. ¿Qué contenía? La oración que rezamos al final de la misa junto con el pueblo, con la súplica a María y la encendida invocación al príncipe de las milicias celestiales, implorando a Dios que vuelva a lanzar a Satanás al infierno".
En aquel escrito se ordenaba también rezar esas oraciones de rodillas. Lo antes escrito, que también había sido publicado en el periódico La settimana del clero el 30 de marzo de 1947, no cita las fuentes de las que se tomó la noticia. Pero de ello resulta el modo insólito en que se ordenó rezar esa plegaria, que fue expedida a los obispos diocesanos en 1886. Como confirmación de la que escribió el padre Pechenino tenemos el autorizado testimonio del cardenal Nasalli Rocca que, en su carta pastoral para la cuaresma, publicada en Bolonia en 1946, escribe:
"León XIII escribió él mismo esa oración. La frase [los demonios] "que vagan por el mundo para perdición de las almas" tiene una explicación histórica, que nos fue referida varias veces por su secretario particular, monseñor Rinaldo Angeli. León XIII experimentó verdaderamente la visión de los espíritus infernales que se concentraban sobre la Ciudad Eterna (Roma); de esa experiencia surgió la oración que quiso hacer rezar en toda la Iglesia. El la rezaba con voz vibrante y potente: la oímos muchas veces en la basílica vaticana. No sólo esto, sino que escribió de su puño y letra un exorcismo especial contenido en el Ritual romano (edición de 1954, tít. XII, c. III, pp. 863 y ss.). El recomendaba a los obispos y los sacerdotes que rezaran a menudo ese exorcismo en sus diócesis parroquiales. El, por su parte, lo rezaba con mucha frecuencia a lo largo del día".
León XIII había escuchado en la visión el siguiente diálogo proveniente de las inmediaciones del Sagrario. La voz iracunda de Satanás contrastaba con la calmada e irónica de Jesucristo:
─Satanás: “¡Yo puedo destruir tu Iglesia!”
─Jesucristo: Adelante, hazlo.
─Satanás: Necesito más tiempo y más poder.
─ ¿Cuánto tiempo, cuánto poder?
─Entre cincuenta y cien años, y mayor poder sobre aquellos que se entreguen a mi servicio.
─Jesucristo: Tienes el tiempo, tendrás el poder.
El poder solicitado y otorgado se refiere, obviamente, al poder para poblar las cúpulas (altos puestos) de la Iglesia en las que Satanás quería colocar a los suyos para destruirla. No hay audacia alguna en su petición. El Diablo sabía que lo obtendría dado que Cristo mismo lo señala a futuro en el Evangelio: "Cuando viereis la abominación desoladora en el lugar santo como la anunciara el profeta Daniel... " (Mateo 24:15) Señalamiento repetido por la Sma. Virgen en La Salette: "Roma apostatará de la fe y se convertirá en la sede del Anticristo. La Iglesia quedará eclipsada." Ni dudaba, por tanto, el Demonio. Lo sabía de sobra. Era el castigo anunciado y lo obtuvo sin dificultad alguna, pero lo oyó el Papa.
La Iglesia había sido alertada.
La forma en que Dios maneja las autorizaciones y el tiempo en las profecías es necesariamente un misterio por razón de la Comunión de los Santos. Lo anunciado se cumplirá siempre, pero el plazo puede prorrogarse por las oraciones y méritos de los mismos; de otra manera, y con plazos prefijados la oración propuesta habría sido inútil. Todo esto debe inscribirse, obviamente, por tiempo y forma dentro de la profecía de La Salette.
Ese poder para poblar las cúpulas quedaría de manifiesto histórica-mente con la actuación de Montini --el futuro Paulo VI-- como Secretario de Estado Para Asuntos Ordinarios, el cual traicionó al Papa de manera a tal grado diabólica, que presentaba, recomendaba al Papa, y obtenía de él, el nombramiento para obispos reservado tradicionalmente a los viri probati, los más santos varones, probados y aprobados, para colocar en su lugar a lo más opuesto: a homosexuales, pederastas, masones como él y abominables como él a los ojos de Dios como se manifiesta en las Sagradas Escrituras. Montini caería por el escándalo de Alighiero Tondi, jesuita del corte del Papapancho actual. Este Alighiero Tondi fue hallado culpable de enviar todos los datos sobre los sacerdotes católicos que se enviaban tras la Cortina de Hierro para sostener a la Iglesia "de las catacumbas en Rusia", y eran inmediatamente fusilados. Montini tenía las manos chorreando sangre y corrupción, pero la información era a tal grado tardía --ya que en esta modalidad del Iscariote en puesto de Secretario Papal operó insospechado dos décadas--, que estas fueron suficientes para asegurar el Concilio Vaticano II como el Concilio de la apostasía y la desolación. El castigo a la Iglesia ha sido tremendo como anunciara el Apocalipsis contra los tibios. Estos hechos confirman que las cúpulas están tomadas.
Es indispensable entender la impotencia a la que quedó reducido el papa Pío XII para entender lo inútil que resultaba ya denunciar públicamente a Montini y la corrupción hasta la médula del episcopado (cada obispo montiniano había construido su anti-iglesia local), como inútil era declarar la Iglesia tomada por Satanás. ¿Qué podían hacer los fieles ante tal hecho consumado? Pero Montini (Paulo VI) mismo no dejaría pasar la oportunidad de exultar en triunfo: "Los humos de Satanás se han filtrado en la Iglesia". Los desinformados de siempre ¡creyeron que se estaba lamentando!
Muchos podrían escandalizarse sin fundamento por la comparación que equipara a Alighiero Tondi con el "papa" argentino. ¿Cómo es posible, dirán, que se compare al culpable de los fusilamientos de tantos sacerdotes por los comunistas con quien habla de manera tan bella como lo hace el autor de la encíclica EVANGELII GAUDIUM tan llena de esperanza? ¡Pues precisamente ahí radica el problema! De Juan XXIII a Francisco todo es falso, ¡sobre todo la esperanza! Francisco predica el optimismo del pecado muerto ¡todo pecado! ¡Cuando nunca ha estado más vivo! No se menciona una sola vez el Infierno, ni siquiera el Purgatorio en un mundo que se asfixia en el aumento de la impunidad a todo delito, y digo delito porque la palabra pecado ya no se entiende, y no se entiende gracias a falsarios como él. Peor que Tondi, más criminales han sido los falsos papas del falso cristianismo que ofrecen una salvación universal sin exigencias, y tan barata que ni de confesionario requiere como demuestran quienes se acercan hoy a comulgar. Anticristos promotores de un "dios" tan injusto que ni siquiera castiga. Que por no castigar ni temor impone, sino que, supuestamente todo tolerante --y por ello despreciable-- abre con ello las puertas al vicio, a la corrupción y a la anarquía. ¡Por supuesto que el dios de Francisco no tiene nada de cristiano! La esperanza de Francisco el liviano ¿qué ofrece a la mujer o al niño a punto de ser violados, a la persona a punto de ser abortada en el seno materno, al que está en los planes de los secuestradores que se sienten impunes? ¿Qué puede ofrecer si ya lo entregó todo a los violadores, a los ladrones y a los que desatan las guerras? Hechos todos que confirman que las cúpulas están tomadas.
El juicio cristiano comienza por afirmar las postrimerías, por poner ante la parejita que usa anticonceptivos las palabras del Padre Verdadero: "Tuvisteis dos, ¿dónde están los otros cinco de mis hijos que debieron de haber nacido? Eran mis hijos, ¿puedo dejar esto impune? Un mandamiento os di desde el principio: "creced y multiplicaos y llenad la tierra" (Génesis 1:28). Lo ratifiqué con pena de muerte contra Onán (Génesis 38:9-10) a quien quité la vida, y contra este mismo mandamiento generalizáis el onanismo con condones y demás anticonceptivos, rematando con abortos asesinos, sangre inocente que ofrecéis a Satanás (Salmo 106: 37 y ss.); todo en el mismo espíritu asesino de poner vuestros placeres, hasta los ínfimos por encima de la grandeza a la que os tenía destinados, privando de la existencia a los llamados a ser Mi Imagen y Semejanza. ¿Y creéis que os dejaré impunes? Sacrificáis a vuestros mismos hijos a vuestros placeres para mejor negar Mi Cruz, y negándoos a cargar así la vuestra ¿creéis que habré de salvaros? Pero estos juicios y reproches de Jesucristo los niega la Roma ocupada del Anticristo, cumpliéndose con ello el castigo profetizado.
Corroboramos adicionalmente: Esta iglesia del Anticristo satánicamente astuta atrae la atención sobre el Secreto de Fátima para distraer la atención de lo fundamental de Fátima: la visión que ofreció la Virgen a los tres niños, visión del Infierno que condujo a su santificación. ¿Qué más se requiere para demostrar que las profecías se han cumplido? "Roma apostatará de la fe y se convertirá en la Sede del Anticristo. La Iglesia quedará eclipsada."