sábado, 8 de febrero de 2014

El Embrutecimiento Global y el Vaticano. Capítulo VI: El Señalamiento




El señalamiento por los tres libros





Hay algo muy elemental en todo esto. Y lo elemental radica en que los tres pretenden lo mismo, conquistar el mundo de manera exclusiva para sus fundadores. De no ser por este hecho, la comparación entre ellos no daría lugar al descarte definitivo de dos de ellos. Y este hecho es tan constatable dentro del esquema que nos ocupa, que lo inmediato a la toma del Vaticano por el enemigo radical, el rabinato del Talmud de Babilonia, los judíos que controlan los medios de comunicación, las finanzas, y las estructuras políticas mundiales lanzaron Vaticano II para negarle a Jesucristo nuestro Señor el ser el único, como Dios que es, con derecho a echar fuera de este mundo a los fariseos del Talmud y a los poderes del Islam. Dios no tiene, y blasfemo es suponer, que Jesucristo tuviera que compartir su poder con rabinos satánicos y con imanes islámicos; y los derechos a regir las naciones de su Iglesia con la sinagoga de Satanás y con el Islam. Pero como es obvio y demuestra la historia de los últimos 15 siglos, rabinos e imanes reclaman para sí el poder absoluto y el monopolio de la verdad de manera tan cruenta como es hoy sabido y fílmicamente constatado. No se puede conocer al judaísmo sin conocer el Talmud, ni conocer el Islam sin conocer el Corán. El Talmud puede consultarse haciendo clic aquí: El Talmud de Babilonia ; las biblias en distintas traducciones abunda en Internet; varias páginas permiten igualmente bajar el Corán en árabe y en español.



¿QUIÉN HA DE JUZGAR
 ENTRE LOS TRES LIBROS?


Los tres libros contienen tres juicios de índole absolutamente trascendental y universalmente obligatoria: Su propuesta intrínseca en el terreno comparativo, su desarrollo propio dentro de la historia universal, y su consideración al bien propio concordante o discordante con el bien común a la humanidad quedan ahí mismo patentes.

Comenzamos señalando que son comparables por tener la misma meta: la conquista del mundo. Este hecho hace a cada uno excluir a los otros dos. Jesucristo, por ser Dios mismo no admite comparación, ni siquiera la mínima con sus enemigos los antiguos fariseos que pretenden en el Talmud de Babilonia continuar con su obra de borrarlo de la historia, de blasfemarlo, calumniarlo, y destruir a Su Iglesia. Tampoco admite el ídolo mental Alá, creador incompetente, compararse con el Dios verdadero que no puede crear nada imperfecto. Mahoma comete este error por su negación del Pecado Original y concluye: el hombre fue creado débil. Mahoma, el hombre, no puede engendrar un hijo, pero si puede dictar un libro. Al hacerse el receptor del Corán por el ángel Gabriel ¡vaya pirata!, para dar a luz a su vez a "La Palabra Divina" (el Corán como profeta), Mahoma, el pirata, se convierte en el suplantador de La Virgen María seiscientos años después de la verdadera Anunciación.

Seguimos ahora presentándolos como comparables por ser sistemas jurídicos completos e independientes. No podía ser de otra forma, dado que todo imperio --sobre todo si tiene pretensiones de dominar al mundo-- exige una legislación y una judicatura propia acorde a sus fines.

El contenido de los tres libros, al haberse propuesto al mundo durante siglos es innegable, ya nada pueden hoy en día, aunque quieran, ocultar sus partidarios. 

La solución propuesta del celibato destaca aquí su importancia. El clero romano ha tenido éxito en "el triunfo sobre la carne". De no haber sido así, díganlo y revienten sus detractores con sus impotentes calumnias, esta privilegiada pero durísima disciplina no se habría prolongado y conservado ni por un siglo, ¡mucho menos veinte siglos! Nadie sostiene una disciplina imposible de cumplir como bandera, para convertirse en hazmerreír del orbe unas décadas siquiera, ¡menos aún por veinte siglos!  Disciplina que patentiza a Cristo virgen entre nosotros los hombres. Si los animales volvieron la espalda a Adán y Eva por el pecado; los pueblos se han vuelto a Cristo por la santidad de los sacerdotes, y tanto como la fidelidad del pueblo los ha acreditado el odio, las calumnias y las persecuciones de los judíos operando como republicanos españoles, tropas callistas, socialistas, perredistas, comunistas y masones. Debido a esto tomar las cúpulas para borrar todo rastro de la santidad del clero ha sido la meta prioritaria de las fuerzas revolucionarias del Novus Ordo Mundi, pero es gracias a estos embates que las comparaciones adquieren prioridad y los juicios se vuelven aplastantes.

 Podemos hablar hasta de una creación especial de un grupo humano para servir, organizadamente, a la humanidad entera. Nada sorprendente, hablando en católico, en el contexto de la omnipotencia divina que creó a la Virgen libre del Pecado Original. Harto factible cuando contemplamos la singularidad del genio, del santo, y del héroe que hacen de la historia el paisaje, y las elevaciones señeras que lo destacan y nos apasionan. Pero aún en lo trivial, ¿acaso no son creación diferenciada el físico del abogado, el oficinista del empresario, y así sucesivamente lo tan visible cuanto indiscutible de la sociedad? 

Estamos, por tanto, destacando lo olvidado por el mundo en las revoluciones, guerras y derramamientos de sangre, y que viene siendo lo fundamental al reino futuro. El Apocalipsis nos lo presenta para la Vida Eterna, ¿pero acaso podemos olvidar su idoneidad para el presente: "Este será el triunfo para el vencedor, Yo seré Dios para él, y el será hijo para mi. Pero en cuanto a los cobardes, a los incrédulos, a los abominables, a los homicidas, a los fornicarios, a los hechiceros, a los idólatras, y a todos los embusteros, su parte será en el lago ardiendo con fuego y azufre, que es la muerte segunda". Es cierto que Cristo dijo: "Mi Reino no es de este mundo", cierto igualmente que refiriéndose a su clero oró al Padre diciendo de los mismos: "no son del mundo porque los he sacado del mundo", este es "el hombre nuevo" como lo identifica San Pablo, el regenerado por los sacramentos que corren desde el bautismo hasta el orden sacerdotal, y que ha sido, como vencedor de sí mismo, una garantía única. Garantía que los derrotados por la lujuria, la avaricia, la ira y demás pecados capitales garantizan a los pueblos ¡pero en contrario!

Los victimados por sus debilidades, sobajados por sus vicios, embrutecidos por su negativa a discernir siquiera entre el bien y el mal; violentos, embaucadores, peculadores, defraudadores, etc. han codiciado el poder por codicia de impunidad. 

¿Dónde hubo una prensa veraz que alertara durante los primeros días de la Guerra Civil Española (1936 - 1939): "las fuerzas de los embrutecidos esclavos de sus apetitos, instintos, y abestiamientos han dado muerte a más de cinco mil sacerdotes que son ejemplo del triunfo sobre la bestia, y sal de la tierra, y esperanza de España?

¡Los tontos de siempre creyeron que se trataba de ideologías! 

¡De meras ideologías! De ideologías como se presentan entre dos partidos que junto con las fotografías de sus candidatos ofrecen algo del potencial en burrez del uno contra detalles de la asnalidad del contrario; de sus necedades muchas veces confundidas con virtudes y palabras pasajeras para mejor demostrar la radical vacuidad mental del electorado. En resumen: nada que pudiera resolver, y como cuestión de principio confirmar, las normas básicas e histórica-mente probadas para en definitiva aceptar, o  igualmente para en definitiva descartar, a grupos e individuos, instituciones y fundamentos para el bien común de la humanidad entera. Este es en definitiva el problema resuelto por la historia universal con la plenitud ensayada y comprobada, individualizada y contrastante de las tres escrituras, de los Tres Libros mutuamente excluyentes para regir el mundo: La Biblia, el Corán y el Talmud.

Ahora nos queda el problema práctico para el momento en que vivimos de precisar lo esencial contra las desviaciones y confusiones con que es atacada la Biblia.

El problema con los falsos tradicionalistas
VERBA VOLANT, SCRIPTA MANENT - "Las palabras se las lleva el viento, vuelan, lo escrito permanece" decimos en castellano. No ha habido verdad más grande ni más descuidada. Tan grande que El Señor que en el Evangelio regaña con severidad a sus apóstoles no solo omite otorgar a Pedro la infalibilidad que otorga solamente a la Escritura (Juan 10:35), sino que nos previene, llamándole Satanás (el adversario, el embustero por antonomasia en Juan 8:44) al único papabile del Señor como advertencia para los siglos futuros. Y estamos hablando de la escena inmediata posterior al "Tu eres Pedro"que viene siendo el único versículo destacado por los papólatras. Esta omisión que impide colocar a un papa al nivel de la Escritura en su magisterio es tan intencional como todo el Evangelio es intencional, y tan intencionalmente divina como todo el Evangelio es divino. Y lo confirma adicionalmente en Mateo 23:8 "Mas vosotros, no queráis ser llamados Rabbí (maestro); porque uno es vuestro Maestro, el Cristo; y todos vosotros sois hermanos".  ¡Y Pedro estaba presente! Conclusión: ninguna autoridad católica puede contradecir el evangelio como hace vaticano II sin dejar de ser, no digamos ya autoridad, sino hasta católico.

Y para que no quedara duda a los solamente adictos a la tradición pero olvidados del Evangelio (vaya ridículo que hacen de la palabra tradición), un verdadero papa, Su Santidad Pío IX, promulgó Pastor aeternus que nos dice que "las proclamas de los sumos pontífices deben ser creídas por haberse fundado siempre en las escrituras y en la tradición". Y cuando consideramos que todos los concilios (lo fundamental de la tradición) con excepción del último tuvieron siempre como norma infalible la Sagrada Biblia, podemos, sin duda y sin temor alguno condenar todo lo que contradice al Evangelio, como se observa desde 1958 (magnicidio de Pío XII) en adelante. A esto se reduce el dogma de la infalibilidad papal, a fundarla prioritariamente sobre el Evangelio, de donde se infiere que la menor contradicción al Evangelio lejos de ser creíble es reprobable, y suficiente para descalificar a cualquier papa en cuanto tal con todo y su concilio.

La credulidad de las mayorías al Concilio se dio, porque creían cientos de millones que era dogma de fe la infalibilidad autónoma del papa. Infalibilidad desligada del Evangelio que, en cuanto a afianzarse en la sola tradición sin el Evangelio, ¡vaya utopía! ¡Garantizaría absolutamente nada! ¡Sirva como ejemplo lo ocurrido A NIVEL MUNDIAL! 

Y la razón es obvia: el Evangelio es suficiente para acreditar la fe y las costumbres del pueblo cristiano como lo fue antes de la Reforma Protestante; y ha sido el abandono del Evangelio lo que marcó la Reforma Protestante a la par que el Concilio. Si contrastamos lo asequible del Evangelio con lo prolijo de la tradición, vislumbramos de inmediato el porqué las tropas masónicas insisten tanto en la tradición cuando basta con el Evangelio para devastar todo el Concilio.

SOLA SCRIPTA MANENT - Solo los escritos perduran (Juan 10:35). Y no se trata, obviamente, de la farsa con la sola scriptura luterana que Lutero y sus secuaces mutilaron, y con sus predicas han tergiversado; falsificaciones por añadidos, sustracciones y confusiones; sino del Ancla Divina que es el conjunto del Génesis hasta el Apocalipsis que cierra el canon; piedra de toque de La Iglesia desde los apóstoles hasta hoy, y testimonio perfecto contra el Concilio y los pseudo papas conciliares. Es esta Escritura la que, por no señalar contradicción con los concilios precedentes y marcarlos todos contra el Concilio Vaticano II justifica que se hable de la Tradición. ¡El Evangelio es primero como lo ha sido, y porque lo ha sido siempre para la verdadera Iglesia Católica!

Lo que vemos hoy es lo que tiene a incontables sacerdotes en el infierno, o en camino sin escalas hacia él: suavizar y falsificar la Escritura; sustituir todo rastro de justicia con la misericordia incondicional; dirigir incontables parroquias con escuelitas de Biblia sin discernimiento alguno, universidades diplomando teólogos light, y púlpitos sin luz y sin fuego. Un magisterio aberrante que, en vez de contraponer con conocimiento, sostiene que aún hoy, los judíos que abominan de Cristo son el Pueblo Elegido; y vive con el  temor a que el pueblo cristiano caiga en cuenta de que la Biblia condena a los judíos; y temeroso de que, por el contrario, no se halle una sola condena contra los romanos colmados siempre de elogios divinos; que los griegos destacan por su sabiduría, y que únicamente los fariseos son ridiculizados y condenados.

¿Cómo puede conciliarse esto con un Vaticano que predica lo contrario? ¿Qué relación puede quedar entre un clero asustado y el señalamiento de Jesucristo del veritas liberabit vos? No hay peor tragedia que la de un clero que prefiere ser "políticamente correcto" cuando no puede serlo sin traicionar a Cristo ni librarse del infierno por traicionarlo como Judas a los judíos; y que, repudiando la sana doctrina, se aferra a creer en un Dios sin justicia, caído en el desfigure de un "amor incondicional" que quiere --como incondicional-- al pecado junto con el pecador. 

¿Quién queda entre el clero hoy día capaz de distinguir con claridad entre esos dos libros tan radicalmente contradictorios entre sí, la Biblia y el Talmud, y de los cuales se hace confusión en el Vaticano? ¡Por algo los poderosos del mundo ya no tienen temor de mostrarse haciendo cuernitos! 

¡Ridículo, dirá usted! Si el clero moderno no conoce ni la Biblia, ¿cómo piensa exigirle que sepa algo del libro del Demonio que es el Talmud de los rabinos? ¡Por algo ya no creen en la existencia del Demonio! ¡Por algo sostienen que los judíos del libro satánico siguen siendo ¿por profesarlo? el Pueblo Elegido! ¡A pesar de las blasfemias del Talmud! El clero más ignorante de la historia es la cueva del Concilio, de los espíritus inmundos vivientes en los falsos papas desde Juan XXIII hasta el actual Papapancho, destacándose el blasfemo Juan Pablo II!

El verdadero pastor señala al lobo y sale a combatirlo. ¿A quién señalan los anodinos obispos de Roma? ¡Imposible que los lobos acusen a los lobos de ser lobos! Por consiguiente. . . ¡a nadie! ¿Y todavía podrá alguien creer que conocen la Biblia? ¿En dónde hay un obispo que combata a Darwin que ofrece un embrutecimiento de primera al mundo? Solo algunos protestantes aferrados a sus Biblias¡Que vergüenza! ¡Estos son los frutos del Concilio y sus promotores apóstatas! 

Es Génesis 1:20-25 donde se afirma que en un día, en el quinto día, Dios creó a todos los animales. Lo aceptable científicamente es esto, y solo esto. Ya que dada la complejidad del sistema ecológico la exigencia es que hayan sido creados todos de golpe, es decir instantáneamente, dado el número incontable de equilibrios simultáneos que el sistema exige entre depredadores y víctimas en las cadenas alimenticias del conjunto. Véase: Contra Darwin

Repetimos y reiteramos: El que señala la inerrancia de la Escritura es Jesucristo mismo en Juan 10:35.

No hacemos mayor énfasis en el Corán por ser este un invento desordenado de Mahoma que jamás leyó ni una Biblia ni un Talmud, pero tomó de ambos algo de lo que oía. Como dato curioso, y para dar mayor realce a "la inspiración divina" del mismo, hacen énfasis sus seguidores en el hecho de que Mahoma era analfabeta, aunque si relatan que tuvo que enfrentarse con detractores que le decían que lo que contaba "eran viejos cuentos entre judíos y cristianos". La reverencia que Mahoma tuvo siempre por la Madre de Jesús lo lleva a darle el título de la "Bendita entre las Mujeres de todos los Mundos," y a dedicarle todo un capítulo o Sura del Corán que lleva por título precisamente María; mientras que a su madre no le da, Mahoma, titulo alguno; y, por consiguiente, la mamá de Mahoma ni figura siquiera en el Corán ni en el Islam. Señala Mahoma la concepción virginal de Jesús (a quien en árabe llaman Isa) en María, pero difiere el Corán en su virginidad después del parto. En consecuencia las mujeres en el Islam se encomiendan a Nuestra Madre para dar a luz, especialmente durante el parto, lo más próximo al bautismo entre los monoteístas no cristianos sin para nada pensar siquiera en la madre de Mahoma. A Jesucristo le da el Corán el título de "El Mesías de Israel"; y mientras que niega su divinidad y su sacrificio en la cruz (según Mahoma otro tomó su lugar en el suplicio) lo sitúa vivo en el cielo, mientras que a sus seguidores consta que está Mahoma sepultado en Medina. El Corán carece del Génesis y niega el pecado original. Puede decirse mucho más, pero tenemos que admitir junto con Toynbee que se trata (casi) de una secta cristiana con gravísimas deficiencias. Carece el Corán, por tanto, de utilidad para nuestro análisis. Toda la gama de grises (claroscuros) está ya comprendida entre el blanco de nuestra Biblia y el negro del Talmud.

Esta carencia del Génesis en el Corán, y la tergiversación total del mismo por el Talmud nos lleva, necesariamente, a analizar su importancia para la humanidad. Comenzaremos en el capítulo siguiente por señalar que el problema del bien y del mal en su origen está precisado únicamente en Génesis, y que dos libros lo actualizan. El tema del Pecado Original lo abordaremos en plenitud en el anexo uno.