sábado, 23 de julio de 2011

Una Revolución en Capa y Tiara Para Idiotizar al Mundo


El rabino Gershom Scholem (1897- 1982 ), filólogo, historiador y teólogo israelí, figura destacada dentro y fuera del judaísmo, y que fuera unánimemente considerado como el más importante especialista mundial en la mística judía (cábala), dejó una anécdota rabínica en su obra "The Messianic Idea in Judaism" que nos dice mucho respecto a las ambiciones judías de reinar sobre el mundo mesiánicamente desde el Vaticano. Ambición que, al verse coronada con el cónclave de 1958, pusiera en el trono pontificio a la serie de papas judaizantes que gobiernan en conformidad con el concilio Vaticano II y la doctrina explicitada por Juan Pablo II en Asís 86. Dice Scholem:
Castel Sant' Angelo y el puente
Israel speaks to God: When will you redeem us? He answers: When you have sunk to the lowest level, at that time I will redeem you. Corre- sponding to this continually present possibility is the concept of the Messiah who continually waits in hiding. It has taken many forms, though admittedly none more grand than that which, with extravagant anticipation, has transplanted the Messiah to the gates of Rome, where he dwells among the lepers and beggars of the Eternal City. This truly stag­gering "rabbinic fable" stems from the second century, long be­fore the Rome which has just destroyed the Temple and driven Israel into exile itself becomes the seat of the Vicar of Christ and of a Church seeking dominion by its claim to Messianic fulfill­ment. This symbolic antithesis between the true Messiah sitting at the gates of Rome and the head of Christendom, who reigns there, accompanies Jewish Messianic thought through the centuries. And more than once we learn that Messianic aspirants have made a pilgrimage to Rome in order to sit by the bridge in front of the Castel Sant' Angelo and thus enact this symbolic ritual. (Israel se dirige a Dios: ¿Cuándo vas a redimirnos? Dios responde: cuando hayáis caído hasta lo más bajo, entonces os redimiré. Correspondiendo a esta posibilidad siempre presente, está el concepto del mesías en oculta espera. Esto ha tomado diversas formas, aunque ninguna es admitidamente más grandiosa que, la que con extravagante anticipación, ha trasplantado al mesías a las puertas de Roma en donde habita entre los leprosos y pordioseros de la gran ciudad. Esta  "fábula rabínica" verdaderamente impresionante tiene sus orígenes en el siglo segundo, mucho antes de que la Roma que acababa de destruir el Templo y arrojado a Israel hacia el exilio se convirtiera en la sede del Vicario de Cristo exigiendo el dominio conforme a sus derechos mesiánicos. Esta antítesis simbólica entre el verdadero mesías sentándose a las puertas de Roma, y el Vicario de Cristo allí reinante, acompaña al pensamiento mesiánico judío a través de los siglos. Y más de una vez hemos tenido noticias de aspirantes a mesías que han hecho la peregrinación a Roma para sentarse junto al puente frente al Castel Sant' Angelo para llevar a cabo este ritual simbólico.) 


Vaticano II, ¡por la idiotez!
Esta espera milenaria refleja la implacable enemistad puesta por Dios mismo desde el principio, desde Génesis 3:15, entre Satanás y su descendencia --ratificada por Apocalipsis 2:9 y 3:9 contra los judíos que rechazaron a Cristo-- y la Sma. Virgen y su descendencia. Esta es la lucha del Anticristo contra Cristo; la que apóstatas y herejes se empeñan en borrar quitando todo discernimiento. Esta enemistad necesitaba del impío Juan Pablo II para que la humanidad pudiera asomarse al peligro patente de perder la inteligencia y la razón. El ecumenismo tiene otro nombre: idiotez. Negarse a distinguir entre Jesucristo y Buda, entre Jesucristo y Mahoma, entre un papa católico y Lutero es la realidad indiscutible de esa promoción sin par del abestiamiento que se implantó con un concilio, y que ha dejado a la Iglesia en la ruina de la imbecilidad episcopal y papal como sede del Anticristo, y a la Iglesia Inmortal eclipsada conforme fuera predicho por la Santísima Virgen en La Salette.
 Al tener ahora debidamente confesada la intención de convertir la Shoa en dogma por Benedicto XVI como lo iniciara y reclamara con anterioridad su predecesor; y con ello la intención de desplazar a Cristo como hemos venido demostrando con los judíos "mártires del nazismo", ya tenemos revelado el verdadero rostro del Anticristo que habría de venir, quedando sólo por llenar aspectos claves con la información faltante.


En la ONU
 Juan Pablo II, enemigo del discernimiento.

La asombrosa reacción de los papas.
 La predicción de la Sma. Virgen en La Salettte equivalía a una bomba bajo el solio pontificio. Si Pío IX no sintió el estallido ni se vio volar con él, entonces nos quedaríamos incrédulos de que en vez de ocultar esta información se empeñara en aprobarla, y más asombrosamente aún en ver que se publicara como lo hizo. Este empeño, a ojos vistos contraproducente para la autoridad papal nos haría pasar de un misterio a otro mayor de no tener la información histórica complementaria. Pero si la tenemos. Además de que las apariciones pudieron ser demostradas, estaba la Instrucción Permanente del Alta Venta que tuvo su predecesor Gregorio XVI en sus manos; y que no dudó en su momento de darle la más completa credibilidad por evidencias históricas. Su contenido es el plan masónico para infiltrar a la Iglesia hasta tener un papa masón, un colegio cardenalicio masón, y a la cristiandad marchando convencida bajo las banderas de la masonería creyendo que son las de Jesucristo. El tono de absoluta confianza manifiesto en el proyecto va de la mano del hecho, alli subrayado, de que nada hay más sencillo que hacerse pasar por católico. Veamos unas líneas del final del plan aludido como las leyeron los papas del siglo XIX:
  
"Si queréis revolucionar Italia, buscad un papa que sea como os lo hemos descrito. Si queréis establecer el reino de los elegidos en el trono de la prostituta de Babilonia, dejad que el clero marche bajo vuestro estandarte siempre creyendo que marchan bajo la bandera de las llaves apostólicas. Pretendéis desaparecer hasta el último vestigio de los tiranos y de los opresores; colocad vuestra redes como Simón hijo de Jonás; colocadlas en las sacristías, en los seminarios y en los monasterios en vez de en el fondo del mar; y si no os desbocais, os prometemos una pesca más milagrosa que la suya.
El pescador de pescados se volvió pescador de hombres; y vosotros rodearéis de amigos la Sede Apostólica.  Habréis predicado una revolución en capa y tiara, marchando con la cruz y la bandera, una revolución que con un pequeño impulso prenderá fuego al mundo por los cuatro costados".


Dejad que el clero marche bajo vuestro estandarte siempre creyendo
que marchan bajo la bandera de las llaves apostólicas.

Por instrucciones de Pío IX, el historiador y periodista católico Jacques Crétineau-Joly publico el documento íntegro en su obra L'Église romaine en face de la Révolution, 2 vol., 1859. Simultáneamente, un sacerdote y francmasón excomulgado --el canónigo Rocca-- voceaba las mismas ideas de conquista por todas partes, reforzando así el enlace entre la masonería y los documentos que había recibido Gregorio XVI; y el mismo año Pío IX daba a conocer el Secreto de La Salette que contenía la certeza de que dicho proyecto tendría éxito: "Roma apostatará de la fe y se convertirá en la Sede del Anticristo. La Iglesia quedará eclipsada".

Fueron tres, por tanto, los testimonios para un plan que se iba a cumplir, como castigo divino, con la precisión absoluta que nos vemos obligados a reconocerle hoy día. La Salette ha sido un hito histórico en las apariciones marianas. Ha sido la única vez que la Santísima Virgen se ha aparecido para derramar un mar de lágrimas. Los terribles castigos anunciados se han cumplido con revoluciones y guerras mundiales; y, principalmente con el Concilio Vaticano II y el estado agravado del clero actual que, convertido en su mayoría en cloacas de impureza y sepulcros de tibieza nos recuerdan sus tremendas admoniciones. Las lágrimas de la Virgen, de dos décadas para acá, se han hecho manifiestas en imágenes suyas que lloran, y que lloran sangre. Lo que se olvida para desgracia de muchos es el mensaje de La Salette que las anunció un siglo y medio antes, y que de esa manera las acompaña recordándonos las que presenciaron Maximino y Melania, los niños videntes de La Salette.  Olvidada esta, se olvida que fueron tres las constancias para borrar toda duda: 1) La Instrucción Secreta del Alta Venta. 2) Su vocero (Rocca) para confirmar el enlace entre el texto de "la instrucción" y la masonería italiana (Carbonarios). Y 3) Las apariciones y mensaje de La Salette aprobadas por Pío IX, León XIII y plasmadas por San Pío X en el juramento contra el modernismo exigible a todos los seminaristas.

Estamos ante el plan de conquista más tremendo y exitoso de la historia 

 Y es de notarse igualmente del plan la frase "y si no os desbocais" que de manera tan seria tomaría el Cardenal Lercaro --a quien el Cardenal Bacci no bajaba de Lutero Resucitado-- en su preocupación manifiesta durante el Concilio Vaticano II de que estaban procediendo demasiado rápido con las reformas, su preocupación era que no se desbocaran poniendo en peligro la revolución de tiara y capa tan exitosa, finalmente, como demuestra la historia al extremo de beatificar a Juan Pablo II, con él a la idiotez para derruir del homo sapiens el sapiens, y del animal racional quitar lo racional. La profecía sobre la Bestia apocalíptica queda así claramente cumplida.

La revolución de la imbecilidad, una vez exitosa en la cúspide vaticana, se extendrían al mundo entero. Todo lo inaudito hasta entonces se comenzaría a imponer sobre el mundo: el "derecho" a matar a inocentes en el vientre materno; el "derecho" de los hijos a matar a sus padres con leyes favorables a la eutanasia; el "derecho" al respeto conferido a todas las degradaciones de la sexualidad humana, la distinción conferida a los matrimonios homosexuales, etc. Como ejemplo reciente están las modificaciones a la Constitución mexicana de Junio de 2011 que establecen: Todas las autoridades, en el ámbito de sus competencias, tienen la obligación de promover, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos de conformidad con los principios de universalidad, interdependencia, indivisibilidad y progresividad. Y los "derechos humanos" vienen siendo los de los homosexuales, abortistas, y se rumora que buscan como desesperados nuevas formas de degeneración y abestiamiento para listar su descubimiento como "derechos humanos". No cabe duda: Enterada la Bestia Apocalíptica de que El Redentor vino a prender fuego a la tierra, quieren combatir Su Fuego con el de Eróstrato que es el propio de toda revolución, a la vez que los fuegos igualmente erostráticos de sus artífices que sólo creen en la fama de los monumentos del hombre. La figura del último papa sucesor de San Pedro, Pío XII, es víctima señera del odio ancestral, y confirmación de la implacable maquinación que da cumplimiento a las palabras del Señor: "No es el siervo más que su señor, si a Mi me perseguieron, a vosotros también os perseguirán". Él nos ofreció, inseparables, la gloria y las persecuciones. Comparemos, en este preciso sentido, a Pío XII con Juan Pablo II comenzando por sus sepelios. Habiendo evaluado el de Juan Pablo II, veremos ahora el de S.S. Pío XII.


II.- Eróstrato en funciones de arquíatra sobre Pío XII

Templo de Artemisa en Éfeso.
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 Eróstrato se llamó el incendiario del templo de Artemisa en Éfeso, templo considerado una de las siete maravillas del mundo antiguo. Quiso la Providencia dar mayor realce al hecho haciendo coincidir el nacimiento de Alejandro Magno el 21 de julio del año 356 A.C. con la fecha del incendio. Lo narra Plutarco, y le hacen eco Valerio, Aulus Gelius, Strabo, Cicerón, San Jerónimo, y otros.

Pero incendiar este tomaría décadas
Valerio Máximo nos da esta elocuente versión: La concupiscencia de la fama es sacrílega, al grado de haberse hallado un hombre que quiso incendiar el templo de Diana en Éfeso, para lograr por medio de la destrucción del más bello edificio que su nombre fuera conocido por el mundo entero. Puesto a tormento confesó su infamia, y votaron los efesios el decreto de borrar para siempre su memoria, lo que habría tenido éxito, de no haber sido por el genio grandilocuente de Theopompus incluyendo su nombre en sus historias.

Arquíatra (jefe de médicos), es el título oficial del médico responsable por un soberano pontífice de la Iglesia Católica.


El Arquiatra al pasar un puesto de guardia
Muchas eran las exigencias de la revolución para que esta pudiera alcanzar un éxito total en la Iglesia, y la mayor era que la sucesión en el trono papal llegara en el momento preciso, lo que equivale a asesinar al Papa en el momento en que todo estuviera dispuesto para que un cónclave pudiera elegir a un cardenal determinado. Una falla podría dar lugar a muchos años de retraso, y la fecha de 1960 para abrir el secreto de Fátima que descubriría los planes de la revolución estaba próximo. Destacamos aquí a uno de sus protagonistas principales, sin duda; pero aun así poco recordado. A un hombre en quien los afanes de Eróstrato se identificaban sin mengua con el fanatismo por su causa. A un hombre que se sentía predestinado a cambiar los derroteros del mundo. Fue el primer Eróstrato eclesial, al que seguirían los papas conciliares, incendiarios, fomentando escándalos doctrinales, morales y financieros. Buscan la fama del Mesías Verdadero para los talmúdicos, queriendo suplantar a Cristo con el pueblo judío moderno, los del Holocuento del holocausto que Benedicto XVI pretende dogmatizar para los cristianos y para el mundo entero. Seis millones de falsas víctimas para desplazar a Cristo en las profecías del Mesías Doliente del profeta Isaías. En palabras de Valerio Máximo "La concupiscencia de la fama es sacrílega" al caso de los atentados doctrinales y litúrgicos del Concilio Vaticano II. El probable homicidio de Juan Pablo I habría tenido por móvil ser él un impedimento a la proclamación del falso holocausto del conocido Holocuento.

Galeazzi-Lisi (extrema izquierda)
 El cardenal Tisserant aspergiendo,
Veintiocho años antes de la muerte de Pío XII, Riccardo Galeazzi-Lisi iniciaría una relación profesional tan fuerte con su víctima que el papa nunca cambió de médico. Como Arquíatra, o jefe de médicos del Vaticano había adquirido estatura y fama universal, no sólo para cientos de millones de católicos, sino para el mundo entero. Fue así hasta el 20 de octubre de 1958, fecha de su vergonzoso despido; merecidamente ignominioso por el cónclave de cardenales reunidos para elegir al sucesor de Pío XII, dejándolo proscrito con interdicto a volver a poner píe en el Vaticano de por vida.
Tras la muerte de Pío XII, la hipócrita amistad y respeto que aparentó a los ojos de su víctima en su estrecha relación profesional rodó por tierra, haciendo parecer profética la narrativa de Stevenson que ha recorrido el mundo como "El Doctor Jekill y Mr. Hyde". En efecto, la sagrada persona del pontífice iba a sufrir el máximo demérito posible en manos de su Arquíatra embalsamador. En vez de seguir un proceso lógico para embalsamar el cadáver, ciencia inseparable del sentido común, Galeazzi siguió una técnica para producir un efecto acelerador de la derscomposición del cadáver que no tardó en surtir efectos a ojos del mundo con el consiguiente horror y asco de los que lo presenciaban. En vez de extraer del cadáver los líquidos, y de desplazar la sangre hacia afuera remplazando con formol no hizo incisión alguna; y en vez de procurar que se mantuviera frío, lo embolsó en celofan grueso para que las elevadas temperaturas de octubre en Italia aceleraran la corrupción natural del cadáver. La prensa, que poco después se derritiría en elogios y apilaría calificativos sobre el "Buen papa Juan" de la falsa iglesia, y sobre sus teólogos progresistas, describió guardias suizos que se desmayaban por el hedor del cadáver putrefacto al que se le había caído ya parte de la nariz. Erigir la iglesia de la idolatría del hombre exigía sepultar, por medio del doctor Jekill de la vida real convertido en Mr. Hyde, la sagrada dignidad de un papa verdadero y hombre de estatura universal bajo lo macabro, lo repulsivo, lo hediente, lo horripilante.


Vendría después la calumnia del "Papa de Hitler"; el Holocuento del holocausto, y las "beatificaciones" de los marranos (mote histórico aplicado a los falsos conversos del judaísmo) para impedir que la verdadera Iglesia resucitara. Hechos todos que, conjuntados, arrojan la luz indispensable sobre los inauditos sucesos posteriores ocurridos dentro de la Iglesia Católica, y que estaban profetizados por la Santísima Virgen en La Salette: Roma apostatará de la fe y se convertirá en la sede del Anticristo. La Iglesia quedará eclipsada.

 S.S. Pío XII
El último escándalo del Arquíatra para no pasar desapercibido fue su venta de fotos tomadas por él de la agonía de Pío XII junto con el "Diario" en que sigue momento a momento su desarrollo. Ya inmediatamente a la muerte del Papa se habían abierto las puertas a los fotógrafos de la prensa para que tomaran fotos al cadáver en condición aun impresentable; y el responsable como autoridad local por sus funciones en Castelgandolfo era Galeazzi-Lisi. Este conjunto de hechos violatorios en extremo de la ética profesional condujeron a que se le expulsara de la profesión médica.

Eróstrato bajo tortura se vio obligado a confesar la causa de su atentado sin paralelo, quería pasar a la historia dejando en ella su nombre imborrable. Los esfuerzos por impedir que se saliera con la suya fueron infructuosos. El Arquiatra por su parte no quería, ciertamente, seguir hasta la muerte la atormentada de Eróstrato, la que habría seguido de parte de sus mismos cómplices de haber desvelado el plan completo para alcanzar esta fama de triunfador en vida, lo único que le faltaba. Sacrificaba por necesidad su prestigio del momento a cambio del monumento que veía imperecedero dentro de la revolución triunfante. Eróstrato estuvo dispuesto a arrostrar el tormento y la muerte a cambio de la inmortalidad histórica y aun se le recuerda; Galeazzi sacrificaría mucho menos y saciaría su odio de perseguidor de Cristo en la persona de su Vicario. El escándalo, increíble en su momento, no tendría explicación satisfactoria hasta que la revolución en la Iglesia no dejara duda de que el homicidio perpetrado era mucho más decisivo para la historia del mundo que el mero incendio de una de las siete maravillas del mundo antiguo; incendio que era nada, comparativamente hablando, con el incendio de la dos veces milenaria Iglesia forjadora de la mayor civilización de la historia, la Iglesia Católica. Incendio que completaría el Concilio Vaticano II y sus secuelas. Incendio del que Galeazzi era el iniciador, y los consumadores los papas de la teología transmutada en antropología para la idolatría del hombre.


"Recibida del cardenal Tisserant, decano del Sacro Colegio, la autorización para proceder al embalsamamiento, llamé por teléfono inmediatamente a mi colega el profesor Nuzzi, rogándole viniera sin tar­danza a reunirse conmigo. De esta manera, al día siguiente, es decir, en la mañana del 10 de oc­tubre, el profesor Nuzzi y yo, ayudados y asisti­dos por los hijos de Nuzzi y por mi propio hijo, el doctor Antonello Galeazzi-Lisi, realizamos el em­balsamamiento aromático sin tener siquiera que des­nudar el cadáver, que ya había sido vestido". Así lo afirma en la página 238 de su libro  "A LA LUZ Y BAJO LA SOMBRA DE PÍO XII",  (Luis de Caralt, Barcelona, 1967); con lo que aporta la confesional indispensable a los hechos que lo llevaron de la cúspide del prestigio profesional al abismo más abyecto e ignominioso del mismo. Confiesa así el Arquiatra lo para entonces ya sabido por todos, que había cometido en la persona del Sumo Pontífice el maximo ultraje que podía cometer un médico con su paciente describiendo, resumidamente, su ridículo método para embalsamar; atribuyéndolo, para colmos, a los deseos que el Papa "le dio a entender", con lo que pretende justificar el más abominable sacrilegio que pudiera cometer un Arquiatra-judas con un papa. Confesión movida con afan más propio de ratificar su erostratismo, que de una esperanza, en cuanto tal misera e increíble, de llegar a ser creído y disculpado.


Hacer doble clic sobre fotos para ampliarlas
Fueron 28 los años que el santo paciente se puso cual cordero inocente en manos de su verdugo, sin hallar jamás causa para sospechar de su fidelidad. La narrativa que hace Galeazzi tiene éxito en su momento por su maravillosa descripción del calor humano que su biografiado puso siempre en beneficio del Arquiatra y su familia; cariño cargado de detalles de ingenio y generosidad sorprendentes, como el de enviar a su casa la alfombra que tanto había disfrutado su hijo de cinco años haciendo cabriolas sobre ella en presencia del Papa pidiendo visitarle de nuevo para seguir jugando sobre ella. Nadie imagina hoy, perdida la opinión pública en la campaña arrasadora de los medios a favor de Juan Pablo II, que Pío XII impusiera tanto y más sin salir del Vaticano que todos sus sucesores juntos. Bajo Pío XII la Iglesia alcanzó el más elevado prestigio moral de su historia; bajo Juan Pablo II el mínimo. Bajo Pío XII la iglesia crecía en números a pasos agigantados en vocaciones, en seminarios, en prestigio universal. Bajo Juan Pablo II se consumó la abominación de la desolación proyectada desde el Concilio, el abandono de consagrados, la reducción a cero del esfuerzo misional. Los números están aquí mismo: Profecías claras y pruebas contundentes bajo III (tres romano).
Julio 19 de 1943. Entre los sobrevivientes
del primer bombardeo

Pío XII, como verdadero papa, se jugaba la vida por su grey. Durante los bombardeos de Roma en la Segunda Guerra Mundial salía velozmente sin medir el riesgo de su vida hacia las zonas que estaban siendo bombardeadas  para llevar solaz, esperanza, absolución; mientras que Juan Pablo II, en el México que lo idolatraba pasaba en su Papamóvil blindado y a buena velocidad temeroso de un atentado. Regresaba Pío muchas horas después de haber retado a la muerte, las sandalias dañadas y las blancas vestimentas manchadas en sangre. Cuando Tarek Asís, católico, fue a pedirle a Juan Pablo II su presencia para que Irak no fuera bombardeado, este se negó. Más de quinientos mil niños murieron por los bombardeos sobre Irak. Por el contrario, Pío XII, habiendo huido Mussolini de Roma se quedó como buen pastor cubriendo con su misma vida a sus ovejas. Era el héroe de los romanos, il salvattore di Roma. Y el mundo le reconoció que su presencia había salvado a la ciudad.
El 13 de agosto. Entre el pueblo tras el segundo 
y último bombardeo que sufriera Roma


Con mentiras que caen por su propio peso ha sido acusado de guardar silencio en el asunto del Holocausto. De ser cierta la masacre de judíos por los nazis, esta habría concluido con la derrota alemana en abril de 1945. Trece y medio largos años antes de la muerte del papa. ¿Cómo entonces no lo acusaron en vida, esperando cobardemente hasta muchos años después de que Galeazzi-Lisi completara su infamia? Los siempre valientes judíos cayeron en cuenta cuando un lerdo escribió "El Papa de Hitler" que el silencio del papa acusaba la falsedad del holocausto. No podía Pío XII, ni persona alguna, ¡denunciar lo que jamás ocurrió! ¿ Porqué no denunció a Hitler por ese holocausto Churchill durante la guerra, ni lo narró en sus memorias? ¿Qué hizo enmudecer al larguiducho De Gaulle? ¿Se taparon mutuamente la boca Mr. y Mrs. Roosevelt y despúés Mr. y Mrs. Truman? ¿Carecían de espías los ejércitos aliados para que el holocausto no fuera detectado? ¿Iba a desmoralizar a sus tropas que durante la guerra se acusara a Alemania por el holocausto? ¿No habría sido más bien al revés? ¿Por qué no acusaron a Pío XII por guardar silencio los gobiernos aliados?
¡Qué ridículos estos mitómanos del Holocuento! PERO SE OBSERVA LA CONTINUIDAD DE LA OBRA DE GALEAZZI-LISI PROPICIANDO EL HEDOR DE LO MACABRO CONTRA UN SANTO Y VERDADERO GRAN HÉROE, LA MISMA HIPOCRESÍA COBARDE POR LOS MÁS DEGRADADOS DE LOS CALUMNIADORES. EL QUE SE ENSALZA SERÁ HUMILLADO, ¡ Y EL QUE MIENTE DOBLEMENTE ! Como afirma desde sus tradiciones el rabino Scholem: "cuando hayáis caído hasta lo más bajo, entonces os redimiré". ¿Más???


Comparese el trato postumo recibido por Pío XII con los honores a Juan Pablo II en: ¿Aparece el cadáver de Juan Pablo II en el Evangelio?


Jamás calló. Los atropellos comunistas eran continuamente denunciados por él. Aquí en diciembre de 1948 defiende a los húngaros en la persona del cardenal Midzenty arrestado por los comunistas. La plaza de San Pedro, la más grande del mundo hace eco a sus palabras, y es muestra de lo que provocaba en el mundo entero. Jamás se lo perdonarían los que aún muerto lo persiguen con calumnias.
(continuará)