lunes, 1 de junio de 2009

Profecías claras y pruebas contundentes


¿Tiene derecho a seguirse llamando católica una iglesia que --con el Concilio Vaticano II como su nueva Carta Magna-- contradice punto por punto al evangelio?
(Los fieles cristianos hacemos notar a los obispos)

Los últimos 40 años se han manifestado en el mundo por cambios de profunda importancia en el terreno moral y religioso, pero ninguna institución ha manifestado cambios más drásticos y contrarios a su naturaleza que la Iglesia Católica. De manera asombrosamente inconsciente --pero en todo concordante con las profecías-- la Iglesia cambió.

La responsabilidad por estos cambios la podemos fijar en el concilio Vaticano II, cuyo espíritu fundamental contradice al evangelio de N.S. Jesucristo de manera frontal y total.
Debido a ello, y a discusiones que siguen por el mundo respecto al papa --sobre si es papa o si hay sede vacante-- el suscrito desea hacer notar que ese no es el problema. ¡Por supuesto que el papa que está en Roma es el papa de la iglesia que ahí se encuentra! El problema es otro y muy distinto, a saber: La iglesia de Roma ¿sigue siendo la Iglesia Católica? La Santísima Virgen profetizó en La Salette que no. Y el suscrito desea demostrar con que asombrosa precisión se ha cumplido esta profecía: "Roma apostatará de la fe y se convertirá en la sede del Anticristo, la Iglesia quedará eclipsada."

I
El ecumenismo del Concilio.
De la edición "Concilio Vaticano II, Constituciones. Decretos. Declaraciones. De la Biblioteca de Autores Cristianos," tomamos del prologuista Casimiro Morcillo, arzobispo de Madrid-Alcalá, su cuarto párrafo:
"Y documentos hay que, rompiendo moldes históricos, meten a la iglesia en el campo difícil del diálogo ecuménico para buscar, en compañía de otras comunidades cristianas, pero no católicas, las raíces de la unidad que Cristo quiere y que los hombres en mala hora rompieron."
 
Comentamos:
¿Cuál es la unidad que Cristo quiere? Entendámonos: La unidad puede lograrse por medio de la verdad: dos más dos sumando cuatro; o a expensas de la verdad, la unión hace la fuerza, lo demás es lo de menos.
Lo retorcido del asunto como lo planteó Unitatis redintegratio --El Decreto Sobre el Ecumenismo de Vaticano II--y del cual es eco fiel la cita que hacemos del prologuista se encuentra contundentemente condenado por el Evangelio:
"No penséis que he venido a traer paz a la tierra. No he venido a traer paz, sino espada" (Mat 10:34); e igualmente: "¿Creéis que estoy aquí para dar paz a la tierra? No, os lo aseguro, sino división". (Luc 12:51)
El Concilio --como correctamente lo entendió el prologuista-- entre la unión y la división tomó partido por la unión, "rompiendo moldes históricos", en contra de la división.
Algunos creen, y otros pretenden creer, que es de sabiduría divina que la espada sea necesariamente un mal, y que la unión sea necesariamente un bien; confundiendo así la sabiduría divina ni más ni menos que con la estupidez humana; dado que, hasta metodológicamente, la mínima sabiduría humana nos obliga a anteponer la división a la unión. La mínima inteligencia nos obliga primero a separar para después unir a los semejantes, creando conjuntos apropiados. Lo contrario es idiota. ¿Qué mejor prueba podemos dar que los resultados del Vaticano II? Como demuestran los hechos si primero no sacamos fuera a los lobos, sino que, ecuménicamente los metemos al corral de las ovejas, se convierte el ecumenismo en un banquete de lobos.
Los resultados no mienten: disfrazar a los lobos con piel de oveja para que los lobos se hartaran no fue un artificio protestante, sino conciliar y papal. Consta en el texto de Unitatis redintegratio la forma en que se disfrazó al hereje convirtiéndole en "hermano separado". ¡Mejor piel de oveja, y pasaporte al corral de las ovejas no habría podido inventarse jamás el lobo! Los resultados de esta mentira están en los millones de fieles que anualmente pierde la Iglesia a favor de las sectas, y en los mismos millones anuales que pierden sus almas en ellas; ya que Jesucristo estableció un solo medio para el perdón de los pecados:
«A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.» (Jn 20:23)
Los protestantes han dejado a esos millones en la falsa confianza de un "ya soy salvo".
"Porque habrá entonces una gran tribulación, cual no la hubo desde el principio del mundo hasta el presente ni volverá a haberla". (Mat 24:21) --La pérdida de las almas, abortos feticidas, pornografía, drogas, homosexuales matrimoniados, derramamiento incesante de sangre, mentiras en todo, y más mentiras y opresión... ya sólo falta una guerra nuclear generalizada. Se desploma la doctrina y se desploma la moral; la anarquía fomenta la anarquía y se extiende la muerte.
Preguntamos los fieles a los obispos:
¿Cómo interpretar el camino es estrecho y la puerta es angosta bajo un signo ecuménico?
"Uno le dijo: «Señor, ¿son pocos los que se salvan?» El les dijo: «Luchad por entrar por la puerta estrecha, porque, os digo, muchos pretenderán entrar y no podrán". (Luc 13:23-24)
¿Cómo interpretar ancho es el camino que lleva a la perdición sin condenar el ecumenismo?
¡Imposible resulta negar que el Concilio Vaticano II es una contradicción al Evangelio!
Es por tanto de destacarse con absoluta severidad la contradicción total que se da entre el evangelio y el ecumenismo en relación a lo que Jesús mismo dice sobre su misión; sobre la razón de su venida a la tierra: "no he vendido a traer paz a la tierra, sino espada. No he vendido a traer la unión, sino la división". Punto que la misma Sagrada Escritura destaca como supremo desde el Génesis hasta el Apocalipsis, recordando que conforme al evangelio "No puede fallar la escritura" (Jn 10:35).
Comencemos por Génesis 3:15 "Enemistad pondré entre ti y la mujer, y entre tu descendencia y la suya; y ella te aplastará la cabeza mientras intentas morder su talón". Éste párrafo conocido como el Protoevangelio, o primer evangelio, contiene en sí no sólo el anuncio de la Buena Nueva, sino el proyecto fundamental de Dios para la historia del hombre a los extremos del anatema; y como vemos concuerda en su intención plenamente con la afirmación de Jesús ya citada.
Constatamos una división total afianzada con una enemistad puesta por Dios entre la Santísima Virgen y Satanás; y entre las dos descendencias. ¿Cuál ecumenismo? ¿Cuál culto a la Virgen por los protestantes?
Si vamos al Apocalipsis --el último libro de la sagrada escritura-- encontramos exactamente la misma división como fundamento, y clave para la comprensión de toda la sagrada escritura. Y no podría ser en otra forma, ya que unos habrán de condenarse eternamente, y otros de salvarse eternamente. Dice el Apocalipsis en su capítulo 22: "Qué el injusto siga cometiendo injusticias y el manchado siga manchándose; que el justo siga practicando la justicia y el santo santificándose." Para concluir líneas más adelante: "Dichosos los que laven sus vestiduras, así podrán disponer del árbol de la Vida y entrarán por las puertas en la Ciudad. ¡Fuera los perros (homosexuales), los hechiceros, los impuros, los asesinos, los idólatras, y todo el que ame y practique la mentira!» Esto en perfecta concordancia con el Evangelio, en que Jesús dirigiéndose a los judíos les dice:
"Vosotros sois de vuestro padre el diablo y queréis cumplir los deseos de vuestro padre. Este era homicida desde el principio, y no se mantuvo en la verdad, porque no hay verdad en él; cuando dice la mentira, dice lo que le sale de dentro, porque es mentiroso y padre de la mentira". (Juan 8:44)
Hacer a un lado la prioridad suprema de la verdad, equivale, por tanto, a entregar las almas y la Iglesia al Diablo.
Como testigo de lo ocurrido está Paulo VI afirmando: "Los humos de Satanás han penetrado en la Iglesia". ¿Acaso conforme al Evangelio mismo podía ser de otra manera?
Por lo demás, la sola mención del Infierno eterno hace prueba plena contra el ecumenismo: No se trata de unir, en punto alguno, lo que Dios quiere separar eternamente. Y menos por medio de la mentira, para demostrar con ello el más completo desprecio por la verdad.
Y recordemos que medias verdades son medias mentiras: "La verdad os hará libres" (Jn 8:32)
Por tanto, las medias verdades, al ser medias mentiras, forjarán medio esclavos. "Y el esclavo no se queda en la casa para siempre, en cambio el hijo sí se queda". (Jn 8:35)
Sigue instruyéndonos el Apocalipsis:
"Esta será la herencia del vencedor: yo seré Dios para él, y él será hijo para mí. Pero los cobardes, los incrédulos, los abominables, los asesinos, los impuros, los hechiceros, los idólatras y todos los embusteros tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre: que es la muerte segunda". (Apoc 21:7-8)
¿Qué resultó ser entonces lo fundamental, la unión o la división?
¡Y la división se traza por la diferencia entre la verdad y la mentira con la palabra "herejía"!
Palabra que por primera vez en la historia de la Iglesia fuera eliminada por el Concilio Vaticano II. ¡Sustituyendo el término condenatorio "herejes" por el aprobatorio de "los hermanos separados"!
¿Qué pasó entonces con el mandamiento del amor? El orden establece un primer mandamiento: Amarás a Dios con toda tu alma, con todo tu entendimiento, con toda tu voluntad.
Con todo, lo que significa en primer lugar: "Yo soy el camino, la verdad y la vida." (Jn 14:6) Una de las frases con las que Jesús afirma su divinidad. La verdad es Dios mismo. Quien traiciona la verdad, a Dios mismo traiciona. Como vemos, ¡nueva constatación de traición de Vaticano II, a Dios, y al orden indispensable a la razón!
Como se desprende de lo anterior, la verdadera Iglesia Católica, hoy eclipsada, sabía que había una sola forma de amar al hereje: llevándolo a la luz de la verdad. ¡Lo contrario a aprobarlo en su error!
De manera que, la falsificación del evangelio en la persona de Jesucristo no puede ser más grave que cuando se pretende un Jesús sin discernimiento, capaz de amar a demonios en vez de condenarlos eternamente, y de anteponer a los quebrantadores de la ley a las leyes divinas; cometiéndose la aberración de pretender un Dios injusto dedicado a anteponer a los inicuos a sus propias leyes eternas, y la mentira a la verdad. Estas aberraciones, constitutivas de verdaderas blasfemias, es lo que constituye a estos documentos junto con el Concilio que les dio origen en obra de Satanás, que ciertamente no del Espíritu Santo.
Veamos algunas citas adicionales:
¿Cómo interpretar el que crea y sea bautizado se salvará (Mc 16:16), referido ecuménicamente al que crea cualquier cosa?
Entiéndase por "cualquier cosa" las contradicciones que los protestantes tienen entre sí, además de con nosotros los católicos; súmese a la variedad e insensatez la negación protestante de los sacramentos y del papel fundamental de la Santísima Virgen. Peor resulta Nostra Aetate dadas las creencias que tienen los judíos fundadas en el Talmud, el cual es contradictorio de la Tora mosaica; y para colmos blasfemo; De ahí que resulte de escaso interés atenuar la amplitud de la expresión "cualquier cosa" a algo más restringido en búsqueda de precisión.
Se ha pretendido respecto a los protestantes hacer valer las semejanzas. Pero, como ilustración, hacemos valer el hecho de que tenemos los humanos genéticamente en común con los ratones un 85%. Mucho más de lo que tenemos en común con los protestantes en la lectura de la Biblia. Por lo que no es de extrañar que se experimenten vacunas y medicamentos en ratones con éxito, y se tenga tan mala experiencia con los protestantes.
¿Cómo entonces interpretar el que no crea se condenará (Mc 16:16), referido, ecuménicamente, a creer en cualquier cosa?
¿Cómo interpretar Id y predicad el evangelio a todas las naciones (Mat 28:18-20) entendiéndose ecuménicamente con ello, enseñar cualquier cosa?
¿Cómo interpretar a todas las naciones, pero exceptuando, ecuménicamente, a los judíos (Nostra Aetate y ss)?
¿Cómo interpretar "el que no está conmigo está contra mí" (Mat 12:30) si cualquiera pudiera, ecuménicamente, decir, o merecer lo mismo? (Léase Lutero, Cranmer, Zwinglio, Calvino etc.)
De los cuatro credos aceptados tradicionalmente por la Iglesia Católica, y que exigen lo que es necesario creer para salvarse, destaca por su claridad el credo de san Atanasio llamado también por sus primeras palabras Quicumque vult, y cuyo primer párrafo dice literalmente: "El que quiera salvarse deberá ante todo tenerse firmemente en la fe católica, la que deberá conservar completa y sin mancha bajo pena de perecer eternamente. La fe católica es ésta:" Y, obviamente, la fe católica comienza por el evangelio; no es necesario para lo que se pretende añadir más que el requisito fundamental con el que el Concilio rompió: La fe católica.
"Completa y sin mancha", señores obispos. Resumiendo entonces:
El orden de los factores no sólo altera el producto, en el caso concreto lo destruye cuando se busca la unión antes de introducir la necesaria división; cuando se mete a los lobos al corral de las ovejas; cuando se les mete previamente disfrazados con pieles de oveja quitando el término tradicional "herejes" falseándolo a "hermanos separados". Lo prohíbe el Evangelio.
Si para las próximas intervenciones quirúrgicas de sus excelencias, sus médicos alterando el orden de los factores les propusieran operarlos primero, y anestesiarlos después; sin duda se defenderían de tal desorden mejor de lo que han sabido defender a la Iglesia. Sepan por tanto que, de la misma manera que su opinión de los médicos habría conducido a su total desprestigio y despido de su parte; que el total desprestigio en que han caído y se encuentra señalado por el abandono de la fe, de los sacramentos, y de la facilidad con que se les cree hasta pederastas está avalado por el Concilio Vaticano II. Concilio insalvable en cuanto tal, ya que sólo hay dos espíritus siempre contradictorios y mutuamente excluyentes: El Espíritu Santo y Satanás. ¡Imposible sin blasfemar pretender validar su unión con un concilio! Imposible validarlo. ¡Pero inválido, total y absolutamente inválido, es la historia de los últimos 40 y tantos años! Lo que, como veremos, estaba precisado en las profecías.
No es posible introducir errores tan graves sin dolo, ni cambios tan generalizados sin tener una meta clara: la destrucción de la Iglesia Católica sustituyéndola por su antítesis; la confusión de los fieles, la suplantación de la fe por doctrinas contrarias, cambiar la Civilización Cristiana misma por algo enteramente diferente; y el Concilio es la piedra fundamental del proyecto. De la Iglesia Católica poco subsiste de católico.
II.-
Igualmente contraria resulta ser la declaración sobre libertad religiosa.
Jesucristo no puede ser más claro al respecto: "Entonces dijo Jesús a sus discípulos: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame" (Mat 16:24). "Jesús se acercó a ellos y les habló así: «Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado " (Mat 28: 18-20).
¿Acaso no es obvio que la sola predica del evangelio exige chocar con todas las ideas y prejuicios ajenos de la manera más antiecuménica concebible?
¿Puede haber contradicción más obvia que la que se da entre el evangelio y el Concilio?
Todos los apóstoles fueron martirizados por el seguimiento de Jesús en la predicación valiente del evangelio; y todos murieron en el martirio con excepción de San Juan. Estaban advertidos por el mismo Jesús: "no es el discípulo más que su señor" (Mat 10:24) y Jesús proyectó su vida hacia el Calvario; e igualmente: "si fuerais del mundo, el mundo os a amaría, pero yo os he sacado del mundo, por eso os odia el mundo" (Jn 15:19) , y también: "Entonces os entregarán a la tortura y os matarán, y seréis odiados de todas las naciones por causa de mi nombre" (Mateo 24:9). Esta ha sido la norma de la Iglesia Apostólica, ¿Acaso es necesario decir que de practicarse el respeto a la "libertad religiosa", tal respeto habría impedido toda forma de odio y persecución? ¡Constatamos nuevamente la diferencia abismal entre la verdadera Iglesia y la sede del Anticristo!
La conquista del mundo por el evangelio resulta ser lo más contrario a lo proyectado por Vaticano II que, para comenzar, no sólo ha renunciado al Evangelio, sino que lo contradice; pero muy especialmente en su documento sobre libertad religiosa procedió a colocar a al hombre como valor supremo, intocable y autónomo, además de central en el terreno religioso, ya que se le debe respetar en sus errores como si estos fueran sagrados. Y esto por el sólo hecho de ser suyos. De esta manera la verdad misma que es Dios debe ceder su lugar al error y la verdad a la mentira. Lo más contrario que concebirse pueda al oficio del Buen Pastor. ¿Queda alguna duda de que no tienen derecho alguno a defraudar a los pueblos pretendiendo que son ustedes la Iglesia Católica?
Adicionalmente:
Establecer el derecho de todos los hombres a creer según su conciencia atenta de forma demoledora en contra de la verdad, en contra de la libertad, en contra de la autoridad y en contra de la paz pública.
Pero sobre todo contra el evangelio: es Jesucristo quien nos dice "Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie va del padre si no es por mi"; e igualmente: "Entonces Pilato le dijo: « ¿Luego tú eres Rey?» Respondió Jesús: «Sí, como dices, soy Rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz.» (Jn 18:37)". De manera que en el momento más solemne, ante Pilatos, Jesucristo da como razón de su venida y como testimonio de vida y razón de su martirio el dar testimonio de la verdad.
Otorgar el derecho a todos los hombres a creer según su conciencia nos ha llevado a la promoción del aborto, de la homosexualidad, a las sectas satánicas, a la pederastia, a la pornografía infantil, y poco nos falta para los sacrificios humanos que, siendo historia de un pasado relativamente reciente no sólo entre los aztecas; y tampoco sólo entre los judíos contra los niños cristianos cómo sacó a relucir el doctor Ariel Toaf en su historia medieval recientemente; sino que es reprochado a los judíos por el salmo 106 que todos ustedes conocen. No se trata, por tanto, de una cuestión religiosa desligada de la realidad, o de importancia secundaria, sino de la forma en que las distorsiones de la conciencia liberada están destruyendo al mundo bajo la responsabilidad del concilio Vaticano II; y suya propia, mientras sigan adheridos para su condenación a dicho Concilio; el cual, repito: no sólo no es católico, sino que por el contrario, es totalmente contradictorio al evangelio mismo.
Jamás se ha podido desligar el pensar de las consecuencias de pensar, ni el creer de las consecuencias de creer. Como tampoco es posible establecer que las perversiones de la voluntad se den en un vacío de creencias, tal y como demuestran los cultos a la Santa Muerte de los traficantes de drogas, y a todos los ídolos sanguinarios. Pero habíamos dicho demoledora contra la verdad en sí misma, por razón de que la verdad es exigente como las matemáticas, en que la suma de 2 + 2 tiene necesariamente que ser cuatro, no pudiendo ser ni tantito más ni tantito menos de cuatro, lo que en el evangelio se nos señala como "la verdad os hará libres". Y no solamente libres de errores en la suma, sino en todos los órdenes. Igualmente, nos señala por medio de la palabra verdad, la verdad completa. Lo que no da lugar a medias verdades que serían medias mentiras, ni a ocultamientos de ningún tipo por falsos conceptos de caridad tras los cuales se ocultan o disfrazan todas las víboras. Encontramos por consiguiente conflictos adicionales con Vaticano II arropado en incontables ambigüedades que lo señalan como instrumento de esclavitud conforme al evangelio mismo.
De darse en materia grave la menor ambigüedad, exige el buen sentido la corrección inmediata y la sanción correspondiente. Es indispensable determinar bajo qué circunstancias se dio que pudieran reducir la responsabilidad antes de aplicar la sanción; así como el castigo inmediato al responsable. Lo grave del asunto que nos obliga ya a preguntar ¿Tiene derecho a llamarse católica la iglesia que hoy por hoy contradice el evangelio de principio a fin? Es el hecho de todos sabido que llevamos ya cuarenta y tantos años sin que se haya corregido nada, ni se avizore corrección alguna.
Es indispensable constatar que ligar el respeto a la verdad como respeto a la subjetividad termina siendo, ni más ni menos, que echar el reloj hacia atrás 3500 años para borrar los diez mandamientos como nos fueron dados por Dios en el monte Sinaí a través de Moisés. En otras palabras: la ley ha sido dada al hombre para liberarlo de los engaños diabólicos a los que la subjetividad llega a encadenarlo; lo que nos confirma sobre el "cómo" la verdad nos hace libres.
No es necesario extenderse demasiado sobre la forma en que dicha declaración de libertad de conciencia es atentatoria contra la autoridad. Resulta de sobra evidente por lo visto anteriormente que el fruto de tal definición conciliar es la anarquía. ¿Cómo puede la autoridad exigir siquiera que la suma de 2 + 3 sea cinco a través del sistema educativo, si el valor mismo de la verdad ha dejado de corresponder a la objetividad siempre exigible por medio de la sanción? Y si esto en el terreno aritmético no parece presentar problemas ¿no es evidente que en materia disciplinaria los problemas se acumulan de manera interminable? Es por ello que la civilización como desarrollo tomó el camino contrario a la declaración sobre libertad religiosa del concilio Vaticano II. Y el problema suscitado por dicho concilio resulta más grosero por atentatorio contra el primer mandamiento, dando a entender ya por principio que Dios se encuentra carente de definición, o que da lo mismo que la sociedad crea en Dios que en Baal; en Dios que en el dinero; en Dios que el hombre en sí mismo. ¿Qué decir de iglesia tal pretendiendo llamarse iglesia?
La forma en que la paz social se ve afectada se desprende de lo ya visto: la anarquía. La libertad de conciencia como fundamento de la libertad religiosa equivale a colocar al mismo nivel a Jesucristo (la caridad y entrega de vida) con Hutzilopochtli (sacrificios humanos y canibalismo), con el placer como ídolo por la droga; y a desatar socialmente la violencia que esta última ha traído. ¿Tiene derecho está iglesia a llamarse católica?
Parece haberse olvidado que, de la misma manera que la razón humana se sostiene por el delgado hilo del raciocinio, y la disciplina personal como la social por el endeble freno moral, toda ella exige de manera absoluta la firmeza de creencias en la máxima ilustración para no caer en la bestialidad y en la anarquía. Por eso, en frase inmemorial pero que algunos atribuyen a Hobbes, el hombre sin la religión y sin la ley no es más que una bestia. ¿La "iglesia" que ha caído tan bajo como para promover esto por acción conciliar, como por omisiones y por ambigüedades, es acaso digna de llamarse Iglesia Católica, o deberá aceptarse como la sede del Anticristo?

III
La profecía de La Salette se ha cumplido. Veamos ahora los efectos de la apostasía. Las consecuencias de tener al enemigo dentro de la Iglesia dirigiéndola hacia el abismo.
Las estadísticas que siguen, concretadas a los EE.UU. son representativas para el mundo entero. Fueron publicadas el año de 2002 en el "Index of Leading Catholic Indicators: The Church since Vatican II" por Kenneth C. Jones; Y fueron adicionalmente difundidas por el senador Patrick Buchanan y otros, pueden ser al día de hoy confirmadas por el internet.
Sacerdotes. Habiendo duplicado su número entre 1930 y 1965 para llegar a 58,000, quedan hoy 45,000. Dentro de 15 años (2020) quedarán 31,000, y más de la mitad tendrán más de 70 años. Esto, y todo lo que sigue, con el agravante de que hay 20 millones más de católicos en los EE.UU.; lo que exigiría 50% más de todo, y no hasta el 90% menos como ocurre en algunos casos.
Seminaristas. Entre 1965 y 2002, el número de seminaristas bajó de 49,000 a 4,700, más del 90 %. Dos terceras partes de los 600 seminarios operando en 1965 han cerrado sus puertas.
Ordenaciones. En 1965, 1,575 nuevos sacerdotes fueron ordenados. En 2002, sólo 450. En 1965, solo el 1% de las parroquias carecían de sacerdote. Hoy hay 3,000 parroquias sin sacerdote, el 15 % del total.
Monjas. En 1965 había 180,000. Para 2002 quedaban 75,000, y su edad actual promedio es de 68 años. En 1965 había 104,000 hermanas dedicadas a la enseñanza. Hoy quedan 8,200, un descenso del 94% del Concilio Vaticano II a la fecha.
Órdenes Religiosas. En 1965 3,559 estudiaban en seminarios jesuitas. En el 2000, 389. Peor está la situación con los Hermanos de las Escuelas Cristianas. El número de sus seminarios se ha reducido a un tercio, y el número de seminaristas al 1%. En 1965, tenían 912 seminaristas. En el 2000, quedaban siete.
El número de seminaristas Franciscanos y Redentoristas bajó de 3,379 en 1965 a 84 en el 2000.
Escuelas católicas. Casi la mitad de las escuelas católicas en los EE.UU. han desaparecido de 1965 a la fecha. La población estudiantil ha bajado de 700,000 a 386,000. Las escuelas parroquiales han tenido un descenso aún mayor. Alrededor de 4,000 han desaparecido, y el número de estudiantes que era de cuatro y medio millones es hoy de menos de dos millones.
Matrimonios. Habiendo aumentado la población de católicos en veinte millones, el número de matrimonios es dos tercios del que era en 1965, mientras que el número de anulaciones que era de 338 en 1968 ha subido a 50,000 en el 2002.
Asistencia a la misa dominical. En 1958 3/4 partes de los católicos asistían a misa. Un estudio reciente de la Universidad de Notre Dame nos presenta ahora la cifra inversa: 1/4.
Sólo el 10% de los católicos laicos en el magisterio está de acuerdo con la enseñanza católica sobre anticonceptivos. El 53% cree que una católica puede abortar un hijo y seguir siendo una Buena católica. 65% de los católicos americanos cree que pueden casarse tras un divorcio civil. 77% creen que se puede ser un buen católico sin ir a misa. Una encuesta del New York Times informa que 70% de los católicos entre los 18 y los 44 años creen que la Eucaristía es un mero "recuerdo simbólico" de Jesús.
Las abominaciones en la liturgia han sido objeto de libros enteros escritos por especialistas (Michael Davies entre otros); los desastres arquitectónicos intencionales para quitarle al pueblo su fe se denuncian igualmente: "Ugly as Sin" (Feas como el Pecado) de Michael Rose nos da un muestrario. Pero lo más escandaloso son los grupos de "sacerdotes pederastas" cuyas actividades a los ojos del mundo, y a pesar del cinismo e incredulidad del mundo-- ven propias de Satanás con quien comienzan a identificar no solo al Vaticano, sino a la Iglesia universal para mayor ofensa a Cristo. Y los pederastas satánicos han sido protegidos por los falsos papas de la Sede del Anticristo. La denuncia de David Yalop en "The Power and the Glory" Carroll & Graf Publishers, N.Y. 2007 llena más de ochenta páginas descriptivas tomadas de la prensa internacional. Y, cuando este hombre, Yallop, que de cristiano no presume nada, siente que le hierve la sangre y se queja a nombre del mismo Cristo y de su palabra. ¡Sí! Mostrando con ello un mejor discernimiento de los bandos que disputan el orbe en lo espiritual que las autoridades episcopales del mundo de hoy.
La religión misma pareciera haber perdido la vergüenza, porque poca o nada le queda a los dignatarios de la Iglesia. ¡Ay de los pastores!
¿En qué quedó la Iglesia Católica?
¿Iglesia Católica o sede del Anticristo?
¿Debemos defenderla a pesar de todo como Católica, o denunciarla como sede del Anticristo?
Y la episcopal ignorancia teológica, histórica y política como causante parcial del problema:
IV
El complemento profético.
Olvidan sus excelencias como cayeron los judíos, y a pesar de las profecías. Olvidan el peligro en que estuvieron como episcopado en los sesentas con Vaticano II, y que su caída actual no desdice de la de los judíos. Lo ocurrido con unos no difiere de lo ocurrido a los otros, porque la autosuficiencia es mortal, especialmente en el "Ya soy salvo", "Ya soy inerrante", "Barriga llena, y a volar con las profecías".
Los mandatos de El Señor son inapelables: "Vigilad y orad" (Mc 13:33-37), pero se fueron distanciando del Señor al abandonar la vigilancia: De nuevo ese rompimiento con el orden equivalente a que sufrieran el bisturí, para después del cosido sufrir la anestesia. El que no vigila, ¿para qué reza si ni en el peligro cree? El prudente que vigila, viendo venir el peligro no solo reza con oportunidad y sapiencia, sino que cierra el corral de las ovejas antes de que le llegue el lobo a las ovejas. Lo contrario al Vaticano II en todos sus documentos. Decían creer en el Evangelio, en todo el Evangelio. ¿Pero el lobo? ¿Cuál lobo? Algo recordaban de Caperucita.
Jesucristo Nuestro Señor se hizo crucificar por ellos para no dejar duda sobre la peligrosidad de un pueblo que fue capaz del deicidio tomando al enemigo por jefe, y que como su jefe se rebeló contra Dios. También Luzbel fue "El Elegido", y Jesucristo Nuestro Señor lo tomó como fundamento para denunciarlos en su cara: "Sois hijos de vuestro padre el Diablo"(Gen 3:15 y Jn. 8:44)

Y en vez de combatir al enemigo, los "pastores del CVII" lo cubrieron de atenuantes y disculpas, y así los "Hijos del Diablo" terminarían en "Hermanos Mayores en la Fe", con lo cual la hermandad de los antes "Hijos de Dios" mordían el fruto para deleitarse con los halagos del mundo propios de los "Hijos del Diablo"; y así sentirse súbditos, por fin, de un papa "bueno", y merecer de Dios ser expulsados con todo y Vaticano del nuevo Edén de la Verdad.
"Tocó el quinto Ángel... Entonces vi una estrella que había caído del cielo a la tierra. Se le dio la llave del pozo del Abismo. Abrió el pozo del Abismo y subió del pozo una humareda como la de un horno grande, y el sol y el aire se oscurecieron con la humareda del pozo". (Apocalipsis 9:1-2) Y de dudar alguno de ustedes que la estrella caída haya sido Juan XXIII, no dudará, al menos, que el sello de su consumación lo haya puesto Paulo VI con su "Fumae Satanae" Los humos de Satanás han penetrado en la Iglesia.
La Virgen de Fátima lo había anunciado: "Tendréis la señal delante de vosotros, pero no la veréis". Pero si el humo del abismo oscurecería toda verdad --espléndida descripción del Concilio-- la sinagoga adscrita a Satanás de manera permanente, Apocalipsis 2:9 y 3:9, sería la pieza más notoria de los olvidos: "Conozco tu tribulación y tu pobreza - aunque eres rico - y las calumnias de los que se llaman judíos sin serlo y son en realidad una sinagoga de Satanás. Mira que te voy a entregar algunos de la Sinagoga de Satanás, de los que se proclaman judíos y no lo son, sino que mienten; yo haré que vayan a postrarse delante de tus pies, para que sepan que yo te he amado".
Y en efecto, la S. Escritura no enmienda. Termina el Apocalipsis con cielo nuevo y tierra nueva en que el mar dejó de existir. Pero la sentencia contra la sinagoga ni varía, ni tiene por qué variar por mucho que el mundo exija una paz con los judíos. La sentencia queda firme hasta el fin del mundo. Como Génesis 3:15, el Deuteronomio profetiza su exterminio: "Pongo hoy por testigos contra vosotros al cielo y a la tierra que desapareceréis rápidamente de esa tierra que vais a tomar en posesión al pasar el Jordán. No prolongaréis en ella vuestros días, porque seréis completamente destruidos. Yahveh os dispersará entre los pueblos y no quedaréis más que unos pocos, en medio de las naciones adonde Yahveh os lleve". (Deut 4:26-27). Profecía cumplida por las guerras Romano-judías entre los años 70 y 135 de nuestra Era.
Los resultados de este olvido de la S. Escritura no dejan duda del cumplimiento profético del Evangelio, ya que como es obvio, La Salette no es un testimonio aislado, es el anuncio de la proximidad de las palabras del profeta Daniel avaladas por Jesucristo N.S. : «Cuando veáis, pues, la abominación de la desolación, anunciada por el profeta Daniel, erigida en el Lugar Santo (el que lea, que entienda), (Mt 24:15) ¿Puede haber mejor descripción verbal de los números de la desolación con que comenzamos esta segunda parte?
"Llegó incluso hasta el Jefe del ejército, abolió el sacrificio perpetuo y sacudió el cimiento de su santuario" (Dan 8:11)
Que Daniel habla del fin de los tiempos, de los actuales, es lo que confirman el Evangelio y La Salette. El "jefe del ejército", o de la Iglesia Militante es, obviamente, el papa; como que es el único con poder para abolir la misa, al menos para dejarla conceptualmente vacía como sacrificio, lo que ocurrió al pretenderla únicamente como "la Cena del Señor". Obvio resulta, que si lo que se pretende es la Cena, el Sacrificio no se realiza por equivocación.
Y el Apocalipsis completa: "Vi luego otra Bestia que surgía de la tierra y tenía dos cuernos como de cordero, pero hablaba como una serpiente. Ejerce todo el poder de la primera Bestia en servicio de ésta, haciendo que la tierra y sus habitantes adoren a la primera Bestia, cuya herida mortal había sido curada". (Apoc 13:11-12) Este es un párrafo medular, ya que El Cordero del Apocalipsis es Jesucristo mismo; por tanto estamos ante el impostor, tiene cuernos (poder) como de cordero (falsos papas) pero habla como una serpiente (miente como queda claro por Gen 3;15 y Jn 8:44), se hace pasar por vicario de Cristo. Ejerce todo el poder de la primera bestia cuya herida mortal había sido curada (¿la del rechazo absoluto por la Iglesia a la sinagoga de Satanás?) esto se confirma por el último párrafo: "¡Aquí está la sabiduría! Que el inteligente calcule la cifra de la Bestia; pues es la cifra de un hombre. Su cifra es 666". (Apoc 13:38) Calculemos: Seis líneas se intersecan formando un hexágono (seis) al centro, con seis triángulos como puntas: La Estrella de David (el hombre). Problema resuelto.
V
Profecías cumplidas.
¿Acaso no merecieron su cumplimiento los que prefirieron la lejanía del Señor a su cercanía al grado de condenar la defensa de sus ovejas a los cuentos infantiles? Enviaron al lobo hasta la Caperucita Roja para dar entrada a la sinagoga de Satanás. No hay redención posible para la sinagoga. La salvación de los judíos procede sólo por la conversión. Pero como son capaces de seguir dudando, Dios ha puesto delante de ustedes las pruebas irrecusables desde el Evangelio: «No les tengáis miedo. Pues no hay nada encubierto que no haya de ser descubierto, ni oculto que no haya de saberse. (Mat 10:26), y hoy día podéis constatar que la sinagoga es inapelablemente de Satanás por el contenido del Talmud con que se rigen los judíos. Ya ningún obispo tiene la menor disculpa de ignorancia. El Talmud se encuentra en http://www.come-and-hear.com/
¿Cómo pueden dudar, contra la S. Escritura, que Satanás esté en la sinagoga? El contenido del Talmud no deja lugar a dudas, y su obligación es constatarlo personalmente. Este libro es la fuente del antisemitismo al configurar toda la vida de este pueblo que lleva a Satanás con él, provocando reacciones necesariamente contrarias. Y he aquí lo grave: Cuando Benedicto XVI dice que no debe haber antisemitismo, lo que afirma es que no debe haber oposición al Demonio. ¡A ustedes la obligación de constatarlo por el contenido del Talmud!
La Iglesia tradicionalmente condenó y quemó el Talmud. Desde hace décadas en Israel queman la Biblia, y los judíos en el ejército americano les queman las Biblias a los soldados. Y ustedes, excelencias, ¡ni enterados están del contenido en esta guerra incendiaria de escrituras!
Prefieren creer en Caperucita, pero sin el lobo.
Después veremos algo similar, e igualmente grave, sobre la cigüeña.
VI
Los poderes papales, sus limitaciones por el Evangelio, y las apostasías.
Si el Evangelio pudiera fallar no tendríamos a Cristo hablando con nosotros. Es por eso que El Señor establece con toda claridad que la escritura no puede fallar (Juan 10: 35). Pero igualmente, y de la misma manera en que no puede fallar la escritura, la interpretación, por el hecho de ya no ser la escritura, sí puede fallar.
Las herejías consisten, por tanto, en negar esa inerrancia debida exclusivamente a La Escritura, normalmente omitiendo, y algunas veces añadiendo indebidamente al texto. O bien, atribuyéndole al Papa la inerrancia que el Evangelio expresamente le niega de salirse un ápice del Evangelio. Debido a esto, el ejercicio de la declaración Ex-cátedra ha tenido lugar sólo dos veces previa constatación de tratarse de verdades que datan del tiempo de los apóstoles.
Del haber permitido el abuso de los poderes papales vino el desastre.
Si estamos de acuerdo como católicos en la importancia del papa para la iglesia, tenemos que referirnos al Evangelio, y tomar de él el análisis del puesto con sus facultades y limitaciones, tal y como lo estableció Jesucristo Nuestro Señor. Así como del Evangelio le provienen sus poderes, del Evangelio le vienen también sus limitaciones.
La primera falla grave en el análisis de dicho puesto ha sido sobre enfatizar las facultades al extremo de negar las limitaciones. Así, estamos acostumbrados a escuchar: "Lo que tú ates en la tierra, quedará atado en el cielo; y lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo". Esto sería inobjetable tal cual, si no estuviera completamente fuera de contexto; siendo el contexto el cambio de nombre, de Simón, a Pedro; por consiguiente a roca; y de ninguna manera a plastilina, gelatina, etcétera.
Dicho en otras palabras: no se puede otorgar poderes omnímodos a un carácter endeble, a una veleta que maneja el aire; a una caña agitada por el viento (Mateo 11:07). Por el contrario, la palabra roca, y como roca que nos salva aparece con frecuencia en la Escritura y referida al mismo Dios. Sólo la roca ofrece seguridad. Sólo la roca permite construir sobre ella, y se la hace contrastar con la arena (Mateo 7:24-27).
Y para confirmarlo la figura de Pedro en el evangelio es la mejor descrita, y la más fuertemente reprobada después del Iscariote. Y no solo antes, sino también después de Pentecostés como consta por San Pablo. En resumen: La aureola posterior tendiente a semi-divinizarlo tiene ribetes de herejía que la Iglesia pagó caro con Vaticano II, en que lejos de la roca, encontramos plastilina entregada a los afanes de concordar con el mundo.
Tenemos ya, por consiguiente, la primera parte del contexto claramente afianzada.
Veamos ahora la segunda: "Apártate de mi Satanás" (Mateo 16:23). Esta frase no deja lugar a dudas. Implica un giro de 180 grados dado al nombramiento inicial. La condena está puesta en contraste con Mateo 16:17 en la que Jesús le dice: "Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos". El reproche no podía ser más grave. La acusación se debe a que Pedro ha cambiado de bando pasándose al del Demonio; ya no hay revelación del Padre sino seducción del Maligno; y se señala que da lo mismo que lo haya hecho consciente o inconscientemente, porque el problema no puede quedarse en lo subjetivo. De ahí la importancia fundamental de la razón que sigue a continuación: "¡Escándalo eres para mí, porque tus pensamientos no son los de Dios sino los de los hombres!
¡Y cuánto queremos la aprobación y contentar al mundo! He ahí el peligro modernista.
La religión católica no da lugar jamás a que se confunda las intenciones de Dios con el espíritu del mundo cuyo príncipe es Satanás, y que queda manifiesto en los pensamientos de los hombres. Todo el profetismo antiguo enfatizó este hecho en exclusiva.
¿Qué nos dice esto sobre el concilio Vaticano segundo?
Nos habla claramente de cero facultades papales para cambiarse de bando como lo hicieron, y tomando al Diablo por guía adaptar la doctrina de Jesucristo a los pensamientos y razones del mundo; lo que sólo podría conducir a la destrucción de la iglesia como ha venido ocurriendo.
La intención misma de la convocatoria de Juan XXIII clamando por abrir las puertas y ventanas de la iglesia para dejar entrar los aires del mundo, y ponerla "al día", modernizarla, incurriendo en la condena previa de san Pío X contra el Modernismo, y hacer todo esto con un leve giro semántico del condenado Modernismo a "Actualización" (Aggiornamiento) nos habla de la mayor falta de vergüenza en la historia del papado. Los resultados están a la vista.
Pero el análisis del puesto conforme al Evangelio no para aquí. Y esto cobra una importancia absoluta en el terreno teológico, ya que vestir de blanco y habitar el Vaticano es cuestión intrascendente ante el hecho fundamental de ser católico, lo primero y fundamental que es exigible para poder reconocer, y obedecer, al sucesor de San Pedro.
Veamos ahora lo que dice Jesucristo respecto al magisterio: "Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar maestros, porque uno sólo es vuestro Maestro; y vosotros sois todos hermanos" (iguales -Mt 23:8). No hay por tanto "doctrina pietrina" sobre los demás obispos. La doctrina es exclusiva de Jesucristo para todos por igual, y todos deben estar igualmente atentos a que la decisión papal, sea la que fuere, concuerde con la de El Maestro. Exactamente lo contrario a lo ocurrido con el Concilio. Causa adicional por falta de facultades, por abuso de autoridad, para bajar al supuesto beato, y papa bueno, y a sus sucesores al nivel de anatematizados que les corresponde de manera definitiva conforme al Evangelio.
El que se mete a alterar la doctrina obra contra el Espíritu Santo, traiciona al Evangelio e incurre en condena, sobre todo de tratarse de Pedro en la persona de cualquiera de sus sucesores; en cuyo caso puede, y debe, ser llamado Satanás; lo que ratifica san Pablo: "Pero aun cuando nosotros mismos o un ángel del cielo os anunciara un Evangelio distinto del que os hemos anunciado, ¡sea anatema!" (Gálatas 1:8). ¡Y lo repite!: "Como lo tenemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os anuncia un Evangelio distinto del que habéis recibido, ¡sea anatema!" (Gálatas 1:9).
Al menor cambio le niega Jesucristo toda autoridad al reservarse el magisterio en exclusiva, y muy especialmente iguala a Pedro y sus sucesores con el resto de los apóstoles y sus sucesores. No hay en el magisterio diferencia, sino obligación ante el ÚNICO Maestro: el Mesías de Dios, Jesucristo.
Y allí donde el Único Maestro niega toda autoridad a las autoridades que a futuro pudieran ostentarse como miembros de su iglesia para alterar en cualquier forma su doctrina, san Pablo condena de la manera más seria a los que pretendan hacerlo: la palabra Satanás queda como única aplicable. En otras palabras: cuando un papa deja de ser Pedro, es Satanás conforme a Cristo mismo.
No hay por tanto forma de conceder autoridad alguna a un papa, así fuera elegido legítimamente, y auténtico católico al serlo, para que éste pudiera cambiar la doctrina, o pudiera convocar a un concilio para cambiarla como ya ocurrió con Vaticano II.
Nos vemos por tanto obligados a reconocer, no sólo por las profecías, sino por la historia que nos las muestra ya cumplidas, que la Iglesia de Roma aferrada al espíritu y documentos del Concilio Vaticano II es del Anticristo.
Ni hay forma alguna de justificar que tan tremenda fechoría --la más grave en la historia de la Iglesia-- deba quedar en pie un día más sin la más severa condena.
Y las razones, sobre lo ya vivido, no requieren de más.
Cerramos con la profecía de La Salette viendo como se ha cumplido hasta el último detalle:
1º "Roma apostatará de la fe": Y la apostasía no se redujo a la fe. Se convirtió en un verdadero atentado contra la razón humana de pleno ridículo. Contra la Palabra de Cristo: "Sobre esta piedra edificaré mi Iglesia" se levanto el concilio corrector con "mis iglesias", mis "iglesias separadas" y "mis sectas". Y sí esto último no aparece en los documentos, tampoco aparecen "mis escándalos", pero la realidad no nos dejará exagerar. Cada vez que se reza "por la unidad de los cristianos" en vez de "por la conversión a la única Iglesia de los herejes" se pretende amoldar la doctrina democráticamente en vez de incorporar a la fe; de ahí que "mis sectas", dentro del sancochado, resulte un fruto igualmente maduro dentro del mismo proceso. El resultado de todo esto, como era de esperarse, es un rebaño salpicado de lobos, coyotes, víboras y demás aspirantes al Arca de Noé como sucedáneo del Reino de los cielos; y, lejos del báculo del Buen Pastor conducido por el trinche del Diablo. Ante la incertidumbre de lo que se ha de creer; de lo verdadero como dudoso y de lo falso como posible; brota el indiferentismo religioso que abrió las puertas, como era de esperarse, al triunfo de los instintos y a la desbandada de las religiones. --¿Qué podía quedar ya de la fe? Las estadísticas con que iniciamos, ¡obviamente!
2º "Y se convertirá en la sede del Anticristo": ¿Y ese quién es? La palabra Anticristo aparece solamente cuatro veces en la S. E.; y las cuatro en las epístolas de San Juan en donde se le define: "Todo aquel que niega que Jesús es el Mesías (Cristo en griego) ese es el Anticristo". (I Jn 2:22) Y negar que Jesús sea el Mesías es lo propio de una sola profesión de cuantas profesan sobre la faz de la tierra: El rabinato judío. Lo que concuerda, como era de esperarse, con la descripción apocalíptica de "sinagoga de Satanás". La S.E. es tan clara al respecto, y la tradición tan igualmente condenatoria del rabinato, que echar esta condena por la borda era indicativo ya del desplazamiento de Pedro por Judas, y de todo lo que por necesidad sobrevendría. Los viejos fariseos volvieron por la venganza. Tomaron posesión para que se cumplieran las profecías de Daniel llegando hasta el jefe del ejército; y la abominación desoladora, el Anticristo, se apropió de la sede.
3º "La Iglesia quedará eclipsada": Un eclipse de luna lo que impide ver es la luna. ¿Qué es entonces lo que hemos visto en esa extraña sucesión de personajes que va desde Juan XXIII hasta Benedicto XVI? La Salette no deja lugar a dudas: La sede del Anticristo.
VII
Las consecuencias del eclipse llenarían un libro.
Me limitaré, por tanto, a las que atañen a su responsabilidad de pastores sobre las ovejas que os encomendó el señor. Una muestra:
A.- Conforme al ecumenismo del Vaticano II:
1º) Los protestantes como "hermanos separados" quedan al nivel nuestro. Sus errores no tienen una importancia de peso.
a) Desprecian a la Virgen.
b) No se confiesan
c) No comulgan... Etc. Pero no tiene la menor importancia. Sigamos rezando por la unión de las iglesias (hagamos mezcla de principios hasta que quedemos de acuerdo entre nosotros).
B.- Si rezamos por la conversión de los protestantes: (Lo antiecuménico conforme al CVII):
a) La Santísima Virgen vuelve a ser Medianera de todas las gracias; su devoción es señal de predestinación; en justicia le debemos la mayor gratitud como corredentora por lo que padeció por cada uno de nosotros al pie de la Cruz.
b) No hay perdón cierto del pecado mortal fuera del confesionario católico. Lo establece el Evangelio de San Juan 20:23 "Los pecados que ustedes perdonen quedarán perdonados (pudiendo haber dicho "los que yo"). Es antiecuménico insistir en esto.
c) "El que no come mi cuerpo y bebe mi sangre no tendrá vida en él". Privados de la Eucaristía, el pobre hereje (por estar en error grave, este es el significado de hereje) tiene tanta vida divina como su perro o su gato. ¿Es grave el error?
C.- Daño a los fieles:
a) Si los protestantes se salvan igual sin necesidad de la Virgen. . . El mínimo daño es el triunfo de la pereza para rezar el rosario.
b) Si los protestantes se salvan sin el confesionario... Para que confesarme con frecuencia; o peor, para que confesar ese pecado que...
c) El confesionario, no siendo necesario, tampoco me preocupa para comulgar. . .
Conforme a estadísticas el 70% de los católicos entre los 18 y los 44 años en EE.UU. no creen en la presencia real del Señor en la Eucaristía, cayendo en la condena que señala San Pablo: "El que come sin discernimiento el cuerpo del Señor se traga su propia condenación".
D. La diferencia está en LOS PAPAS por la doctrina del Concilio. En vez de rescatar al protestante y al judío de su error se eliminan las diferencias trascendentales que aquí se señalan.
Hasta Pío XII había, junto con la doctrina, conciencia católica.
La diferencia: La Iglesia que existía para salvar almas, es geográficamente la misma, --Roma-Vaticano-- la que hoy propicia su condenación.
No se es papa, por tanto, por vestir de blanco en el Vaticano. Sino por representar EFECTIVAMENTE al Redentor redimiendo con la verdad y los sacramentos.
Pero con ello se cumplen las profecías: "Vi luego otra Bestia que surgía de la tierra y tenía dos cuernos como de cordero, pero hablaba como una serpiente. Ejerce todo el poder de la primera Bestia en servicio de ésta, haciendo que la tierra y sus habitantes adoren a la primera Bestia, cuya herida mortal había sido curada". (Apoc 13:11-12)
De especial relevancia reciente, ya que la FSSPX con excepción de uno de sus obispos se sumó a Benedicto XVI para el cuento de la Shoa: la supuesta masacre de 6 500 000 mil judíos en los "Hornos de Hitler". Embuste para sustituir al Mártir del Calvario en la profecía sobre el Mesías Doliente de Isaías. Hace tiempo que ellos mismos declararon que iban a ser "sus propios mesías".
-----------------------------------------------------------------------------------------------
-----------------------------------------------------------------------------------------------
CUIDANDO DE PRECISAR:

De la obra “Sabiduría Divina” de María Valtorta:

“”[...]Mucho se le perdona a quién mucho ama y cree, convencido que está en la verdad perteneciendo a otra religión. Pero debido a que el evangelio ha sido predicado en todo el mundo, mucho les será pedido a estos sordos que no quisieron oír la Voz y ver la Luz de Jesucristo, viviente en la Iglesia Católica Apostólica Romana.
Con todo, no les toca a ustedes católicos juzgar. Yo lo dije: “Primero quita la viga de tu ojo y después quita la paja del ojo de tu hermano”, muchas vigas están en vuestros ojos, oh cristianos católicos, en muchos hay una Fe dañada por una caridad demasiado tibia y por haberse apagado las cuatro virtudes cardinales. Estad alerta para que no suceda que los idólatras y los gentiles lleguen a superaros en el Amor a Cristo y por lo mismo merezcan ser alabados antes que vosotros por su Fe segura en la religión de sus padres, por su Amor hacia el Dios desconocido por sus virtudes valerosamente practicadas… Tened presente lo que dijo Pedro ‘Reconozco que Dios no hace distinción de personas sino que en cualquier nación le son aceptables los que le temen y practican la justicia’. 
Por eso, rechazando la soberbia y la anti caridad, mirad con espíritu sobrenatural a los hermanos separados, derramad sobre ellos vuestro amor activo para reunirlos con la Roma de Cristo, cualquiera que sea su error. La comunión de los Santos no está limitada a los hermanos en la Fe ella se derrama sobre todos los vivientes, por que el primero que la estableció y la ejerció fuí Yo, pues derrame mi sangre por todos.”
 
PARECIERA HABER UNA CONTRADICCIÓN CON LAS CRÍTICAS AL CVII

Pero si nos fijamos bien, las refuerzan:

1.- La caridad consiste en predicar la verdad combatiendo el error. Esa fue la obra misional de la Iglesia. Misión abandonada tras el Concilio. 

2.- Por esa prédica en los países protestantes dieron la vida muchos misioneros como San Edmund Campion, y otros, como San Claudio de la Colombière fueron torturados y finalmente murieron.

3.- Pero todos ellos fueron guiados por la caridad, sin menosprecio hacia los hermanos que se habían separado. Dieron su vida como la Iglesia Preconciliar estuvo siempre dispuesta a dar su sangre PERO SIN RENUNCIAR A UN ÁPICE DE LA VERDAD. Contrariamente a esa Iglesia, lo que sacrifica el Concilio es EL ÉNFASIS en llevar la verdad, LO QUE ANTES SE HACÍA DESARROLLANDO LA APOLOGÉTICA en beneficio de propios y extraños. LA APOLOGÉTICA fue lo primero en ser sacrificada, y su enseñanza abandonada tras el Concilio; porque Roma había dejado de serlo.

4.- En el sentido presentado por el texto del Señor a Valtorta en los años cuarenta, la Iglesia estaba obligada a misionar como siempre hacia las sectas, por caridad, con tacto (lo muy olvidado con frecuencia por algunos de nosotros) pero sin sacrificar un ápice de la verdad. Sin pretender negociar un solo dogma, un solo sacramento, un solo principio. En pocas palabras: SIN PODER EQUIPARARSE DOCTRINALMENTE CON LAS SECTAS. Una cosa es el error, y otra muy distinta es el errado. Una cosa es abrir vías de caridad para enriquecer a otros; y otra, muy distinta, DE HECHO LA OPUESTA, de permitir que la Iglesia sea saqueada por otros.

5.- El Señor no negó la virtud salvífica de Su Sangre a hombre alguno; y aprovecha por tanto a todos excepto a aquellos que la desprecian. La intención es una, la respuesta es la que invalida en muchos casos la intención. El hombre elige por Cristo o por el Anticristo, de esa elección viene el “por muchos” que difiere del “por todos”.

El camino estrecho de la precisión es el que establece la diferencia entre los concilios anteriores de la Puerta Angosta, y el Concilio Vaticano Segundo de la puerta ancha que equipara la verdad con el error al abandonar la exigencia de la predicación unívoca del Evangelio. COMO DEMUESTRA EL PUNTO CLAVE DE LAS POSTRIMERÍAS.

Pero cuidémonos de la soberbia. Yo el primero.

3 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

    ResponderEliminar
  2. Gracias por esta documentación tan clara sobre la aberración postconciliar. Queda siempre la pregunta: "¿Qué hacer?"; no para corregir a la "curia" actual, sino con nuestras propias vidas. Si la Iglesia ya no es Iglesia porque está corrompida, ¿adónde vamos?

    ResponderEliminar
  3. Very nice, bro!

    Muy bueno, frater! Soy católico y sedevacantista también. Si quieres procurarme para que posamos charlar y ayudarnos mutuamente, hágalo!

    ResponderEliminar