Junta de rabinos. Aquí con Elio Toaf, el Gran Rabino de Roma. |
Como fundamento y justificación de su invento de un "Segundo Pentecostés" (algo nuevo tendría que aportar un acontecimiento de tal magnitud) presenta al mundo con lo que sería, según él, un "enriquecimiento en la fe," para con base en ello resucitar la vieja herejía de la apocatástasis y "liberar a todos del temor del Infierno." Todos se salvan es el tema que se afirma con su autoridad, pero contra la Palabra de Jesucristo en las tres encíclicas que presentaremos a continuación por entonar con lo anterior.
No olvidemos que el premio y el castigo, las postrimerías, son la fuerza del Evangelio; dado lo cual negarlas en cualquier forma es quitar toda su fuerza a la Palabra Divina que nos la regala desde el Génesis hasta el Apocalipsis; y constatamos que esta es la intención principal de los servidores de Satanás entre los cuales destaca Juan Pablo II. Quitar las postrimerías y declararse ateo viene siendo lo mismo en cuanto a las consecuencias sociales por avalar los delitos con sus promesas de impunidad.
Recordamos, igualmente, que "El Santo Temor de Dios" es el Séptimo de los Siete Sagrados Dones del Espíritu Santo. Ese Santo Temor de ofender a Dios con sus consecuencias propias del justo castigo constituye el blanco principal de los ataques del infeliz polaco. Su guerra personal contra el Espíritu Santo es lo más destacado de su personalidad "papal". Presentamos algunos párrafos de las mismas que lo destacan.
LAS ENCÍCLICAS SATÁNICAS
San Pablo denuncia, y Juan Pablo II se pone el saco:
Y así da cumplimiento a la profecía. Sus encíclicas dan muestra de ello.
Tres son las encíclicas de Juan Pablo II conducentes a Asis 86, evento en que va a ejemplificar el "Espíritu del Concilio": Redemptor Hominis, Dives in Misericordia, y Dominum et Vivificantem. Tocaremos unos puntos relevantes de cada una para demostrar que da en ellas el cumplimiento previsto por San Pablo para "El Hombre Impío", "El Hijo de Perdición". (Ya han sido publicados cuatro tomos al respecto en el alemán original del téologo P. Johannes Dörmann, que fueron traducidos al inglés por Angelus Press y que confirman de manera mucho más extensa la apostasía de este falso católico desde que era obispo en Polonia - Lo que sigue es mi constatación directa y personal conforme a algunas muestras relevantes de dichas encíclicas).
Con estas tres encíclicas va a introducir Juan Pablo II una "religión" que niega el Pecado Original y los efectos mortales del pecado y el Infierno. Esto, y he aquí lo criminal, a nivel eclesial universal, y social para el mundo sin decir agua va. Está invirtiendo todo el Evangelio como prohombre del Concilio Vaticano II pero sin decir que ya no representa a Cristo, sino al Anticristo. Disfrazado de Vicario de Cristo engaña, pero sus escritos lo condenan al igual que al conjunto de usurpadores que gobiernan desde el Vaticano.
El Evangelio es intocable y eterno: "El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán" (Mat 24:35; Marc 13:31; Luc 21:33) Con estas palabras fija Jesucristo la Verdad para siempre.
Sin embargo, y por primera vez en la historia de la Iglesia, van a verse contradichas con la doctrina conciliar de este hombre y sus secuaces para caer en anatema, lo que hace imposible su canonización; tan imposible como que estuvieran en el Cielo y en el Infierno al mismo tiempo. Recordamos de San Pablo: Me maravillo de que abandonando al que os llamó por la gracia de Cristo, os paséis tan pronto a otro evangelio; no que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren deformar el Evangelio de Cristo. Pero aun cuando nosotros mismos o un ángel del cielo os anunciara un evangelio distinto del que os hemos anunciado, ¡sea anatema! Como lo tenemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os anuncia un evangelio distinto del que habéis recibido, ¡sea anatema! (Gálatas 1: 6-9)
Como papa da JPII cumplimiento --al igual que sus predecesores desde Juan XXIII-- al plan que era conocido desde el siglo XIX para tomar la Iglesia por dentro (infiltración); plan que fue conocido por el papa Gregorio XVI, y cuyo sucesor Pío IX lo hizo publicar por medio de Cretineau Joly en su obra "L'Eglise Romaine en face de la Révolution" (La Iglesia Romana frente a la Revolución). El nombre del plan que sería seguido sin mayores modificaciones para llevar a cabo exitosamente el Concilio Vaticano II con sus secuelas hasta hoy llevaba el nombre de "La Instrucción Secreta del Alta Venta," del que extraigo los párrafos siguientes:
"Si queréis revolucionar Italia, buscad un papa que sea como os lo hemos descrito. Si queréis establecer el reino de los elegidos en el trono de la prostituta de Babilonia, dejad que el clero marche bajo vuestro estandarte siempre creyendo que marchan bajo la bandera de las llaves apostólicas. Pretendéis desaparecer hasta el último vestigio de los tiranos y de los opresores; colocad vuestra redes como Simón hijo de Jonás; colocadlas en las sacristías, en los seminarios y en los monasterios en vez de en el fondo del mar; y si no os desbocais os prometemos una pesca más milagrosa que la suya.
El pescador de pescados se volvió pescador de hombres; y vosotros rodearéis de amigos la Sede Apostólica. Habréis predicado una revolución en capa y tiara, marchando con la cruz y la bandera, una revolución que con un pequeño impulso prenderá fuego al mundo por los cuatro costados".
Este es el meollo del proyecto masónico para introducir la "Religión del Hombre" como cabeza de puente para que el Talmud pudiera tomar posesión de la Iglesia. La astucia de su proceder no habría tenido éxito de haber sido posible sonar la alarma, pero el control total de los medios exigido por Montefiore lo hacía imposible. Diez mil jesuitas abandonarían la orden más militante de la Iglesia sin que el mundo en general se enterara de lo que estaba pasando.
Con la religión, ya no de Dios, sino del hombre, introduce su religión del "Salvacionismo Universal"para contradecir directamente al Evangelio. Como veremos con el primer párrafo que citamos, Jesucristo, que nos advierte sobre el castigo eterno del Infierno (Mateo 25:31 y ss entre otros) está carente de importancia y su palabra es, en los escritos de este falso vicario, la de un ignorante o la de un mentiroso. ¡Ni Judas Iscariote se atrevió a tanto!
REDEMPTOR HOMINIS (El Redentor del Hombre)
Afirma Bajo 14, "Todos los caminos de la Iglesia conducen al hombre": Este hombre es el camino de la Iglesia, camino que conduce en cierto modo al origen de todos aquellos caminos por los que debe caminar la Iglesia, porque el hombre --todo hombre sin excepción alguna-- ha sido redimido por Cristo, porque con el hombre --cada hombre sin excepción alguna-- se ha unido Cristo de algún modo, incluso cuando ese hombre no es consciente de ello, «Cristo, muerto y resucitado por todos, da siempre al hombre» --a todo hombre y a todos los hombres-- «... su luz y su fuerza para que pueda responder a su máxima vocación».
Como es obvio, nadie unido a Cristo, hasta sin voluntad de estarlo ni conciencia de ello, puede estar en el Infierno, ya que Cristo no puede residir allí. Pudo igualmente haber dicho: “Todos los caminos de la Iglesia conducen a Cristo, Cristo es el camino de la Iglesia;” lo tradicional y correcto; pero dijo lo contrario a sabiendas de la enemistad irreconciliable de muchos hombres con Cristo. Escribe ese párrafo en oposición a toda la Sagrada Escritura desde Génesis: “Enemistad pondré entre ti y la mujer, y entre tu descendencia y la suya, y ella te pisará la cabeza mientras acechas para morder su talón” (Génesis 3:15) – Hasta el Apocalipsis 21:7-8 que repite el Infierno como parte del Juicio Final: “El vencedor heredará estas cosas, y yo seré su Dios y él será mi hijo. Pero los cobardes, incrédulos, abominables (homosexuales), asesinos, inmorales, hechiceros, idólatras y todos los mentirosos tendrán su herencia en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda”. Pasando por el Evangelio: “Yo Te ruego por ellos; no Te ruego por el mundo, sino por los que Tú me has dado” (Juan 17:9)Y ejemplifica el salvacionismo universal encabezando la reunión interreligiosa en Asís en 1986. Reunión convocada por él, no para predicarles la verdad sino para dejar constancia de la igualdad derivada del nulo discernimiento. Ya no queda diferencia entre la verdad y el error. Es el embrutecimiento global inducido y ejemplificado desde la Cátedra Suprema de Roma.
Con los representantes de otras 160 religiones en Asís, 1986 |
¡Con razón exclama el P. Johannes Dörmann más de diez años antes de la muerte de Juan Pablo II!: "The question (for the Catholic) is whether he should disregard all doctrinal concerns, and simply accompany the Pope on his pilgrimage to the "mystical moutain" in Assisi, or whether he should shudder at the thought of it". "El problema (para el católico) se reduce a si haciendo de lado toda preocupación doctrinal puede acompañar al Papa en su peregrinar a la "montaña mística" en Asis, o si debiera temblar de solo pensarlo".
De esta manera tanto el nombre de Dios como el nombre de Jesucristo se convierten en meros peldaños para que Juan Pablo II pueda presentarse como cabecilla de todas las "religiones," sectas, paganismos y creencias. Ya no es Dios el centro del culto, ni Jesucristo el Hombre-Dios que tiene un vicario a su exclusivo servicio; es Juan Pablo II el cabecilla de todos los crédulos que cumple lo previsto por San Pablo: Es el Adversario que se eleva sobre todo lo que lleva el nombre de Dios o es objeto de culto, hasta el extremo de sentarse él mismo en el Santuario de Dios y proclamar que él mismo es (como centro de todos y norma para todos y que rechaza un Dios único) Dios.
La precisión de las profecías es tal, que los funerales de este apóstata convertido en figura central del mundo enemigo de Cristo aparecen profetizados en el Evangelio: Cadáver de JPII en el Evangelio
DIVES IN MISERICORDIA (Rico en Misericordia).
La Cruz es una singularidad que, como vimos, contradice cabalmente la religión por la que Cristo está indiferentemente en TODO hombre para justificar la indiferente salvación de TODOS los hombres. La Cruz de nuestra redención, el símbolo glorioso de la cristiandad, exclusividad de Cristo y de sus seguidores contradice la premisa fundamental de la religión de Juan Pablo II que las equipara a todas; por lo cual, lejos de merecer el honor tradicional es invertida por él.
En su trono con la cruz de cabeza, el satánico
elevándose sobre todo lo que lleva el nombre de Dios |
El Crucificado inclinándose para recibir a Juan Pablo, escultura ordenada por el obispo de Brescia para su visita |
La confirmación verbal aparece en Dives in Misericordia 8:1 como sigue: "La cruz de Cristo en el Calvario es asimismo testimonio de la fuerza del mal contra el mismo Hijo de Dios". Esta interpretación maniquea es una inversión tan completa como la representada por la cruz en el respaldo. El mal resulta ser así el fuerte y Jesucristo una víctima del Demonio contra lo expresado por Él: "Por eso me ama el Padre, porque doy mi vida, para recobrarla de nuevo. Nadie me la quita; yo la doy voluntariamente. Tengo poder para darla y poder para recobrarla de nuevo; esa es la orden que he recibido de mi Padre". (Juan 10:17-18). E igualmente: "Ya no hablaré muchas cosas con vosotros, porque llega el Príncipe de este mundo. En mí no tiene ningún poder; pero ha de saber el mundo que amo al Padre y que obro según el Padre me ha ordenado." (Juan 14:30-31)
La estrategia fundamental en esta encíclica de Juan Pablo II para justificar su apocatástasis, la doctrina de que todos los hombres se salvan, es reducir la abismal diferencia existente entre Dios y el hombre, para luego hacer de la misericordia divina el pasaporte para la impiedad y el libertinaje. Recordamos su insistencia en la misericordia para olvidar la justicia. Nada tiene de extraño que pueda resumirse su doctrina a un: "Dios es tan bueno, que cualquiera puede hacer lo que se le antoje con Él y salirse con la suya." A la pregunta ¿qué clase de dios será ese? Juan Pablo no deja de responder de manera completa tocando la parábola del Hijo Pródigo.
De manera que. . . De nuevo encontramos un párrafo clave para develar lo diabólico de la doctrina de Juan Pablo II.
Bajo 6. Reflexión particular sobre la dignidad humana
"Lo que ha ocurrido en la relación del padre con el hijo, en la parábola de Cristo, no se puede valorar « desde fuera ». Nuestros prejuicios en torno al tema de la misericordia son a lo más el resultado de una valoración exterior. Ocurre a veces que, siguiendo tal sistema de valoración, percibimos principalmente en la misericordia una relación de desigualdad entre el que la ofrece y el que la recibe. Consiguientemente estamos dispuestos a deducir que la misericordia difama a quien la recibe y ofende la dignidad del hombre. La parábola del hijo pródigo demuestra cuán diversa es la realidad: la relación de misericordia se funda en la común experiencia de aquel bien que es el hombre, sobre la común experiencia de la dignidad que le es propia".
De manera que, si la relación de misericordia se funda sobre la dignidad que le es propia al hombre, la misericordia ya no es dádiva del Infinito a la criatura; del infinitamente Santo al pecador; sino el reconocimiento de su dignidad sin que medie la pérdida de la dignidad por el pecado. Aquí podemos ver, confesado por él mismo, como se puede hablar de Dios sin creer en Dios; a ese grado ha reducido la diferencia entre el hombre y Dios que la palabra pecado ya no cabe ni con calzador para distinguir entre ellos. Está de lleno dentro de la religión del hombre. ¡ Lo sorprendente ya es, que a los embrutecidos del Vaticano no se les haya ocurrido canonizar a Dios para introducirlo en la gloria de Juan Pablo II !
El embruteciniento Global se ha apoderado de Roma. La antes Ciudad Eterna ha caído a la descripción del Apocalipsis por haber sustituido la Biblia con el Talmud de Babilonia: "Y grito con voz fuerte diciendo: ¡Cayó! ¡Ha caído Babilonia la grande, ha quedado convertida en guarida de demonios, en habitáculo de todo espíritu inmundo, y en cueva de toda ave asquerosa y abominable!" (Apocalipsis 18:2)
Antes del embrutecimiento, la misericordia se fundó siempre sobre la bondad de Dios, sobre la diferencia entre la dignidad del Infinitamente Santo condescendiendo a levantar al miserable, al pecador. Sólo con este retorno a la humildad de la verdadera Iglesia se restaura la relación de desigualdad entre quien la ofrece y quien la recibe, sin que nadie caiga en la ridiculez de ver al pecador difamado por considerarlo tal, ya que como sentencia San Juan: "Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a El mentiroso y su palabra no está en nosotros. " (1 Juan 1:10)
La preocupación fundamental de Juan Pablo II resulta ser que la dignidad del hombre no se vea ofendida por la superioridad de Dios. Para evitar que alguien pudiera incurrir en tamaño desacato contra el valor supremo que para él es la dignidad del hombre, va a encontrar la forma de presentar al hombre a su vez manifestando su misericordia hacia Dios.
Veamos el texto:
Bajo "7. Misericordia revelada en la cruz y en la resurrección", encontramos:
"En efecto, si la realidad de la redención, en su dimensión humana desvela la grandeza inaudita del hombre, que mereció tener tan gran Redentor,"
Y notamos de nuevo, la inversión equivalente a poner la cruz de cabeza. El protagonista supremo para JPII no es Dios, el que sí es grande, sino el hombre por sus merecimientos.
Cuando vemos esto a la luz de la intención blasfema del rechazo a la superioridad de Dios que campea en las encíclicas notamos la manipulación de textos, contextos y significados a los que apela Juan Pablo II. Es cierto que está citando el « Exsultet » de la liturgia de la Vigilia Pascual como aparece en el pie de página correspondiente, pero, precisamente por eso, el objeto del desmesurado elogio es Jesucristo Resucitado, y no los que bajamos a la tumba. Con este sencillo artificio de confundir al Resucitado y su grandeza con los cadáveres del montón, ya se hizo Juan Pablo II de un argumento para que la misericordia ya no "difame a quien la recibe y ofenda la dignidad del hombre".
Sigamos con el texto:
Bajo "8. Amor mas fuerte que la muerte mas fuerte que el pecado" encontramos:
"Mientras « las cosas de antes no hayan pasado », la cruz permanecerá como ese «lugar», al que aún podrían referirse otras palabras del Apocalipsis de Juan: « Mira que estoy a la puerta y llamo; si alguno escucha mi voz y abre la puerta, yo entraré a él y cenaré con él y él conmigo ». (Ap 3:20) De manera particular Dios revela asimismo su misericordia, cuando invita al hombre a la « misericordia » hacia su Hijo, hacia el Crucificado".
Con solo recordar la diferencia entre compadecer, que significa "padecer junto con" y misericordia que por sus raices mismas: miser (miserable) y cor (corazón) el corazón para los miserables; tenemos de nuevo que admitir que el pillastre de Juan Pablo II "encontró" la forma de que el mismo Dios invite al "hombre", al "masón" a sentirse condescendiente con el "miserable" Redentor del Hombre. Dios invita al arrepentimiento y a la conversión por medio del Redentor, NO a que seamos misericordiosos con él; y menos aún a que con tal actitud nos sintamos superiores a Él!
Y continúa con el tema de la misericordia del "hombre", del "hombre su ídolo personal"; "del hombre ya anunciado por los textos del Concilio Vaticano II," de ese hombre que Juan Pablo II deificaba equiparándolo hasta donde sus argucias se lo permitían con Dios, y validándolo con Apocalipsis 3:20 -:
"Cristo, en cuanto crucificado, es el Verbo que no pasa; es el que está a la puerta y llama al corazón de todo hombre, sin coartar su libertad, tratando de sacar de esa misma libertad el amor que es no solamente un acto de solidaridad con el Hijo del Hombre que sufre, sino también, en cierto modo, «misericordia» manifestada por cada uno de nosotros al Hijo del Padre eterno. En este programa mesiánico de Cristo, en toda la revelación de la misericordia mediante la cruz, ¿cabe quizá la posibilidad de que sea mayormente respetada y elevada la dignidad del hombre, dado que él, experimentando la misericordia, es también en cierto sentido el que «manifiesta contemporáneamente la misericordia»?"
Para no dejar duda de la intención del apóstata, repito del párrafo de arriba: ¿cabe quizá la posibilidad de que sea mayormente respetada y elevada la dignidad del hombre (respecto a Dios), dado que él, experimentando la misericordia, es también en cierto sentido el que «manifiesta contemporáneamente la misericordia (hacia Dios)»?"
¡Blasfemia pura!
¡Y mentira!
Por supuesto que el infame está tomando frases de la escritura fuera de contexto para poner la Sagrada Escritura en contradicción consigo misma. Basta para ello con consultar su cita de Apocalipsis 3:20 para caer en cuenta de que lejos de tratarse de una invitación del Padre a ver en su hijo a un miserable, para dar lugar a igualarse el hombre con Dios, es el Hijo mismo, Jesucristo resucitado quien se presenta como SEÑOR a reprender, y de ninguna manera a mendigar misericordia --como igual o inferior-- de sus criaturas. Veamos la cita completa:
"Al Angel de la Iglesia de Laodicea escribe: Así habla el Amén, el Testigo fiel y veraz, el Principio de la creación de Dios. Conozco tu conducta: no eres ni frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! Ahora bien, puesto que eres tibio, y no frío ni caliente, voy a vomitarte de mi boca. Tú dices: «Soy rico; me he enriquecido; nada me falta». Y no te das cuenta de que eres un desgraciado, digno de compasión, pobre, ciego y desnudo. Te aconsejo que me compres oro acrisolado al fuego para que te enriquezcas, vestidos blancos para que te cubras, y no quede al descubierto la vergüenza de tu desnudez, y un colirio para que te des en los ojos y recobres la vista. Yo a los que amo, los reprendo y corrijo. Sé, pues, ferviente y arrepiéntete. Mira que estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y me abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo. Al vencedor le concederé sentarse conmigo en mi trono, como yo también vencí y me senté con mi Padre en su trono. El que tenga oídos, oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias". (Ap 3:14-22)
Con solo completar la cita Juan Pablo II queda como embustero. ¡Y como embustero marca Concilio Vaticano II! ¡Insuperable en la doblez!
La desfachatez del réprobo ha llegado a transmutar la imagen y semejanza en que el hombre fue creado por Dios, por algo tan injustificado cuanto inauditamente superior como sería a la esencia misma de Dios, y poder despojar al Pecado Original, y a todo pecado, de la fuerza para destrozar esa imagen y semejanza convertida por él en esencia inmutablemente divina --tesis que esgrime Juan Pablo II para fundamentar la salvación hasta de los más perversos de los hombres.
Es necesario recalcar la diferencia entre compasión y misericordia. Es indispensable recordar que Jesucristo jamás solicitó la compasión de nadie para sí mismo, sino por el contrario, contra las afirmaciones patentes en la encíclica, solo buscó expiar, y expió con el summum de su propio dolor, humillaciones, ultrajes y muerte nuestros pecados.
Pero, el embrutecimiento inducido nos recuerda, al eliminar toda diferencia entre la Divina Majestad y el pecador lo satánico, al querer meterlo con pasaporte divino a compartir: el injusto con el justo; el embustero con el veraz, el impuro con el puro, al inocente con el criminal los mismos gozos eternos con su burrez de "aquí no ha pasado nada".
Dominum et vivificantem (Señor y dador de vida)
CREDO . . . Et in Spiritum Sanctum, Dominum et vivificantem: qui ex Patre Filioque procedit. Esto dice el Credo como se rezaba en todas los templos católicos del extremo norte al extremo sur, y del este al oeste. El latín, lengua muerta pero universal dentro de la Iglesia garantizaba la inmutabilidad y universalidad que le corresponde como una, santa, católica (universal) y apostólica (fundada por Jesucristo sobre los apóstoles y vivificada, vitalizada por el Espíritu Santo).
Hemos destacado el "qui ex Patre Filio-que procedit" Que procede del Padre y del Hijo.
De esta línea del Credo, pero para quitar el Filioque, toma el polaco Wojtyla el título de Señor y dador de vida con que titulará la última de las tres blasfemias dirigidas contra el Dogma Fundamental, el dogma de la Santísima Trinidad. Dogma que precisa la identidad del Individuo Unico que llamamos Dios en las Tres Personas Divinas: Padre, Hijo y Espíritu Santo cuyo común pero diferenciado poder, saber, sentir y actuar ha creado y rige cuanto existe.
Esta misteriosa Trinidad Personal en la Unidad de un solo Viviente, infinito, increado, y eterno; Es un Individuo, y NO una agrupación o sociedad bien coordinada, de ahí el misterio y el dogma: Este es el Dogma de la Santísima Trinidad.
Se va a referir perversamente a este Misterio en la encíclica de la manera siguiente:
8. Una característica del texto
joánico es que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son llamados claramente
Personas; la primera es distinta de la segunda y de la tercera, y éstas también
lo son entre sí. Jesús habla del Espíritu Paráclito usando varias veces el
pronombre personal « él »; y al mismo tiempo, en todo el discurso de despedida,
descubre los lazos que unen recíprocamente al Padre, al Hijo y al Paráclito.
Por tanto, « el Espíritu ... procede del Padre » y el
Padre « dará » el Espíritu. El Padre
« enviará » el Espíritu en nombre del Hijo, el
Espíritu « dará testimonio » del Hijo. El
Hijo pide al Padre que envíe el Espíritu Paráclito, pero
afirma y promete, además, en relación con su « partida » a través de la Cruz: «
Si me voy, os lo enviaré ». Así
pues, el Padre envía el Espíritu Santo con el poder de su paternidad, igual que
ha enviado al Hijo, y al
mismo tiempo lo envía con la fuerza de la redención realizada por Cristo; en
este sentido el Espíritu Santo es enviado también por el Hijo: « os lo enviaré
».
De esta manera, y en un solo párrafo destinado a enseñar el Dogma Fundamental de la Santísima Trinidad niega, heréticamente, que el Espíritu Santo proceda también del Hijo. Y esto afirmando con autoridad papal que el evangelio joánico "descubre los lazos que unen recíprocamente al Padre, al Hijo y al Paráclito." Después de decir: Por tanto, « el Espíritu ... procede del Padre » omitiendo "y del Hijo", todavía añade: Así pues, el Padre envía el Espíritu Santo con el poder de su paternidad, igual que ha enviado al Hijo, con lo que ya tenemos propiamente hablando "dos Hijos del mismo Padre"; y para no dejar dudas todavía insiste, para que no se confunda nadie, que la participación del Hijo se debe no a su naturaleza como Unigénito del Padre, sino solo: "a los méritos y fuerza de la redención realizada por Cristo"; en este sentido el Espíritu Santo es enviado también por el Hijo: « os lo enviaré ». Resumiendo: en este sentido, pero solo en este sentido, y no ya por la naturaleza del Hijo único, que el Espiritu Santo es enviado por el Padre.
Sobre este atropello a la fe, el P. Johannes Dörmann, hablando del tema trae a colación a otro téologo de fama mundial: Matthias Joseph Scheeben (1835 - 1888) que se había pronunciado sobre esta antigua herejía diciendo que era la más grave y terca de todas al crear un cisma interno a Dios mismo. Pero habiendo ya un atentado posconciliar a un artículo anterior del mismo Credo nos referiremos a este primero.
La influencia de Juan Pablo II y del Concilio debiera ser notable para el común de los fieles por el primer ataque contra el Credo, efectuado con la variación introducida hará 25 años, cuando en las misas dominicales se cambió de "Consubstancial al Padre" a "de la misma naturaleza del Padre, (connatural);" obviamente de manera intencional. Este primer ataque dentro del Credo mismo contra el Dogma de la Santísima Trinidad tiene todavía como meta romper con el monoteísmo en el Cristianismo; y basta para ello con el cambio de una solo concepto, de substancia a naturaleza.
Ejemplificando: Usted y su papá son de la misma naturaleza (connaturales), pero no son uno (consubstanciales), substancia que es la exigencia fundamental del monoteísmo. Si hubieran sido su papá y usted de la misma substancia, al morir uno moriría necesariamente el otro. Debido a la mayor claridad que la palabra substancia (divina) ofrecía para definir a un individuo, se introdujo el término consubstancial desde Nicea en el siglo IV como el idóneo para el monoteísmo y así precisar el dogma. Durante los primeros siglos era indispensable discernir por la fe entre el Cristianismo y el todavía popular politeísmo de los paganos.
Como vemos, el latín no era un capricho, ya que garantizaba tanto la precisión de lo que creémos, como la universalidad del Credo para todos los pueblos. Precisamente lo que el Concilio con todos su "papas," destacadamente Juan Pablo II, tuvieron como meta destruir.
El Credo establece todo
Establece quien es católico y quien ha dejado de serlo. Un Credo distinto solo puede corresponder a una religión distinta. Un cambio por mínimo que fuese ha merecido la excomunión como reconocimiento ineludible e inapelable del hecho. Y la razón está a la vista. No se puede ser católico y luterano, cristiano y judío todo al mismo tiempo excepto como fruto del embrutecimiento hasta la pérdida de la razón, o bien para cometer un delito de fraude de magnitud universal. Como me dijo hace poco un taxista:
---¿Está usted seguro señor de que estos no son papas?
---¡Absolutamente seguro!
---Gracias señor, ahora ya puedo volver a creer.
Por eso queremos ser en este punto repetitivos, y hasta reiterativos:
El mismo ataque que ya vimos, y con el mismo objetivo párrafos más adelante en el mismo Credo, pero ahora introducido en esta encíclica por su autor sobre el Espíritu Santo es tan devastador como es posible hacerlo, y como siempre tan viejo como los fariseos, como lo fueron es su ateísmo declarado los saduceos, y tan pobre intelectualmente como hemos podido constatar siempre de los embrutecidos. El ataque va dirigido a eliminar la procedencia única del Espíritu Santo, el Filioque, que afirma que el Espíritu Santo procede tanto del Padre como del Hijo, que NO es engendrado como el Hijo, sino que es El Espíritu que de entrambos procede; siendo, como lo Es, el Amor infinito y eterno entre el Padre y el Hijo; lo que repetíamos en el Credo para señalar la unidad correspondiente al Dios Único, al Individuo Infinito: "Escucha Israel: Dios es Uno, Uno es el Señor tu Dios." (Deuteronomio 6:4)
Recordemos de la inteligencia de los griegos, que Aristóteles razona que tiene que haber un Principio Increado (al que llamamos Dios) como causa necesaria de cuanto existe (el Ser Necesario); ya que de otra manera el problema de la existencia carece de solución. En el terreno humano tener un padre de su padre que lo engendre, siguiendo hacia atrás: un bisabuelo etc.; para seguir con la misma necesidad de dar con el primero y encontrar que ir hacia atrás hasta el infinito no resuelve nada, porque todos requieren ser engendrados por otro, exige, como única solución de Alguien diferente que no necesitara ser engendrado. Estamos hablando de los orígenes, y de las limitaciones. En pocas palabras de la grandeza de Aristóteles y del embrutecido por el Talmud de Darwin.
En los orígenes están las limitaciones (griegos), y no hay forma de superar esas limitaciones ya que de lo menos no procede lo más como pretenden los evolucionistas (talmúdicos). ¿Por qué no hay un hombre del tamaño de una ballena? ¡Porque no hay padres que lo engendren de ese tamaño! Y primero revienta el que trate de igualar en peso a un cachalote comiendo que de alcanzar el centésimo de su peso; primero se rompe usted bajo las pesas que poder competir en fuerza con elefantes. Pero si las limitaciones insuperables se encuentran en los orígenes, y solo alli, y por ello son insuperables, ¿que podemos decir de Aquel que no tuvo orígenes? ¡Pues obviamente que no tiene limitaciones!
Dios es Infinito. Cuando El Padre engendra a Su Hijo lo hace sin limitación alguna, por tanto sin egoísmo alguno, y con amor sin límites se entrega sin límites a Ese Hijo. Y el Hijo ante ese Amor se entrega con cuanto Es al Padre con su mismo Amor. Esa dación mutua del Infinito al Infinito que retorna devolviendo su Infinitud al Único capaz de recibirla de nuevo para volversela a dar nos recuerda el latir del corazón humano en el que nuestra sangre es vida, y el latir nos habla de dos movimientos concordantes en su latir, y la resultante nos habla de una vida humana.
Dios puede tener un solo Hijo por la perfección del Padre. En el terreno humano lo que un hijo tiene a otro le falta. Esto es lo que los hace individuos distintos. Para tener una explosión de cualidades en el seno familiar requerimos muchos hijos debido a las limitaciones humanas. Pero en Dios, dos hijos equivaldrían a dos limitados, teniendo cada uno algo de lo que el otro careciera. Esta imperfección del resultado ya no es propia de Dios. Por esto en Dios no puede haber ni menos ni más de tres personas. Dios es necesariamente Trino porque el Amor entre el Padre y el Hijo es tan perfecto como la comunicación de Dos Personas perfectas en sí mismas que se transfieren en actos incesantes de Amor todo lo que son; sobre todo su ser Personas para que la Tercera Persona reciba el Amor y Ser de entrambos como una Existencia diferenciada, pero dentro de la misma Existencia y Naturaleza Divina.
Como vemos con el Filioque tenemos uno solo que es engendrado. Ya veremos los alcances de esto para las ciencias. Pero ni con esta eliminación del Filioque muestra el torpe Juan Pablo II originalidad, ya que su eliminación fue una herejía histórica que lo precede once siglos. Quitar el Filioque del Credo fue el atentado de Focio de Constantinopla (815 - 897), el principal responsable del Gran Cisma de Oriente que rompería la unidad de la Cristiandad hasta entonces unida bajo el papa de Roma. Focio excomulga al papa y a toda la Iglesia latina argumentando que los latinos: Ayunan en domingo; No comienzan la Cuaresma hasta el miércoles de ceniza (en vez de tres días antes, como en oriente); no permiten que los sacerdotes se casen; no permiten que los sacerdotes administren la confirmación; y han añadido el Filioque al credo.
Esto que para muchos parece un incomprensible galimatías tiene, sin embargo, luz propia cuando apelamos a la Sagrada Escritura, recordando que la teología no es más que la inteligencia aplicada a ella. Lo que domina es la Escritura sobre toda interpretación que tendrá que ser calificada por su precisión en ajustarse a la letra misma sin contradicción, ni variación que confunda. Exigiéndose que por el contrario esclarezca.
"Vayan, pues, y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo" (Mateo 28:19) No establece el Señor diferencia en la Divinidad, lo que establece el Dogma. Veámoslo ahora en el terreno de la teología y de las ciencias para continuar nuestra constatación, y echar por tierra el embrutecimiento de que la religión verdadera y la ciencia verdadera se contraponen. Asunto que ya esclarecimos al hablar de los dos libros contrapuestos. ¡Por supuesto que se contraponen entre ellos en las ciencias como en todo! Pero los talmúdicos apoderándose de todo ridiculizan y prohiben lo que no sea Darwin en las escuelas, han quemado incontables Biblias y ahora pretenden prohibirlas.
Conforme a lo anterior tomemos de la Biblia Génesis 1:26:
"Y dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; (....) Creó, pues, Dios al hombre a imagen suya, a imagen de Dios lo creó;"
Tomamos nota como se debe, LITERALMENTE siempre.
"Hagamos y nuestra" es plural, se manifiesta por repetición --que en lo bíblico equivale a subrayar--, la pluralidad de Personas en Dios. E igualmente, "Nuestra imagen, nuestra semejanza"; a "imagen suya, a imagen de Dios"; LO CREÓ.
Gracias a que nuestra reverencia por la Palabra de Dios nos obliga a tomar esto LITERALMENTE, damos un paso gigante para buscar en el hombre esa imagen y semejanza; y, por supuesto, la encontramos.
¿Cómo es posible que me reproche mi conciencia, que me encuentre así no solo dividido, sino en guerra "conmigo mismo" cada vez que me tomo copa tras copa de más? Estas dos personas, mi consciencia y mi torcido juicio tan independientes son que se pueden declarar la guerra. Y luego llegó Pascal en el siglo diez y siete para iluminar el tema con una frase genial: "El corazón tiene razones que la razón desconoce". Pero si tiene razones propias, entonces es persona. Es persona, y terca, esta voluntad que me lleva a valorar y a hacer cosas que ni yo mismo entiendo. ¿Cómo es posible que me haya enamorado de esa chica que los demás ven tan fea, y cuyo desprecio me trae de borracho? He aquí la formidable división interior que todo hombre conoce (aunque con variedad de ilustraciones), pero cuya división personal queda oculta en la unidad con que nos miramos.
Luego, sin más, nos hallamos con tres poderes distintos pero un solo gobierno. Y la explicación es asombrosa por lo sencilla: solo puede haber tres funciones de gobierno, y esto es aplicable tanto al estado como al individuo: Legislativa, judicial y ejecutiva.
El Legislador Eterno ES el Padre, y su figura es nuestra conciencia, (así viene Moisés de su parte a comunicarnos la Ley en diez mandamientos - Y Moisés profetiza la venida de Cristo: "cuando venga otro profeta como yo (enviado del Padre - Deuteronomio 18:15 y ss);"Moisés dijo: 'el señor Dios les levantara a ustedes un profeta como yo de entre sus hermanos; a el prestaran atención en todo cuanto les diga. 'Y sucederá que todo el que no preste atención a aquel profeta, será totalmente destruido de entre el pueblo.' ( Hechos 3:22 y 7:37 - precisamente lo ocurrido con los judíos)."
Pero Cristo ES El Poder Judicial Eterno: Todo juicio me lo ha dado mi Padre, porque el Padre no juzga a nadie, sino que todo juicio lo ha dado a Su Hijo. (Juan 5:22).
Y sobre el Espíritu Santo nos dice Jesús: Pero yo os digo la verdad: os conviene que yo me vaya; porque si no me voy, el Paráclito (Abogado, Consolador) no vendrá a vosotros; pero si me voy, os lo enviaré. Y cuando El venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio; de pecado, porque no creen en mí; de justicia, porque yo voy al Padre y no me veréis más; y de juicio, porque el príncipe de este mundo ha sido juzgado. Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis soportar. Pero cuando El, el Espíritu de verdad, venga, os guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga, y os hará saber lo que habrá de venir. El me glorificará, porque tomará de lo mío y os lo hará saber. Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso dije que El toma de lo mío y os lo hará saber. (Juan 16:7-15) Aquí tenemos: Jesús es el Juez. Y el Abogado, Su Abogado, toma lo que oye del Juez en sus juicios como toma del Padre la Ley para comunicar y ejecutar las sentencias que de entreambos proceden. ES el Poder Ejecutivo. Es también la voluntad dominante de los hijos de Dios en pugna con el espíritu contrario y sus colonizados, Satanás.
Desde Génesis 3:15, y de nuevo LITERALMENTE: "Enemistad pondré entre tí y la mujer;" y nos preguntamos ¿quién puede ser esta mujer que combatirá victoriosa contra Satanás y sus demonios? Solo cuando recordamos que es el Espíritu Santo el que fecunda a la Virgen en la fórmula matrimonial "dos en una carne, dos en un mismo corazón" que podemos entender que la lucha tenga a la Mujer como victoriosa contra todos los ejércitos infernales, y que su poder pise triunfante la cabeza del Dragón.
La otra lucha "y entre tu descendencia y la suya" es una lucha distinta, diferente pero precisada en ese: "sois hijos de vuestro padre el Diablo" (Juan 8:44) con que Jesús, --pero no la Virgen-- lucha contra "la tuya," los fariseos descendencia del Diablo. Esto es literal, solo lo literal es La Escritura "que no puede ser quebrantada, que no puede fallar" (juan 10:35); lo que no es la escritura carece de esa garantía.
Las citas indispensables para demostrar la Personalidad del Espíritu Santo como distinta a la personalidad del Padre, y del Hijo, las encontramos en los Hechos de los Apóstoles:
El Espíritu Santo y nosotros hemos decidido no imponerles más cargas que las estrictamente necesarias. . . (Hechos 15:28). Así de fuerte es la unión que desde el principio y a partir de Pentecostés se manifiesta en la Iglesia, al grado impresionante de requerir de esta unión ejecutiva para las decisiones trascendentales. Los Hechos de los Apóstoles han sido llamados el Evangelio del Espíritu Santo en consecuencia de los 44 versículos centrados en Él; y constatar como figura ahora el Espíritu Santo como en los cuatro evangelios dominaba la personalidad de Jesús.
La Visión Trinitaria de San Nicolás de Flüe Del único rostro salen tres conos de luz y tres conos regresan a Él |
La imagen enseña que todo sale de Dios y todo regresa a Dios, como que nada existe fuera de Dios; de manera que la acción divina en ambos sentidos es siempre trinitaria. Los hombres procedemos de Él para volver a Él. Los buenos para vivir en el fuego de Su Amor; los perversos para sufrir el fuego de Su Rigor, porque la Justicia es el Honor de Dios.
Repasando y constatando
La Trinidad en la Unidad que hemos constatado, no explicado, y esto debe quedar claro ya que no se trata de algo que haya que explicar o de entender; o de que haya forma de hacerlo; es, sin embargo, algo que requiere constatarse. Y requiere constatarse porque siendo Dios Trinitario trinitario es su sello como Fuente Única de cuanto existe. Y así encontramos en toda la Creación tres elementos distintos para cada unidad básica, estamos ante una forma de cuenta básica que viene siendo la trinidad en la unidad.
A lo ya dicho sobre la conciencia, el juicio, y la voluntad en todo individuo humano; sumamos lo ya dicho para todo gobierno que requiere de tres funciones: legislativa, judicial y ejecutiva. A esto tenemos que añadir un Cosmos de esferas (decía Platón que la esfera era la perfección aunque no podía explicar por qué); pero nosotros lo atribuimos a la igualdad matemática de tres ejes: x, y, z. Lo que concuerda con el Dogma de tres Personas Iguales en su Majestad, Dignidad y Poder. ¡Búsquele otra genética convincente para este estándar del Cosmos!
Son tres en la unidad económica: La oferta, la demanda y el precio. Si, las leyes del mercado son de derecho natural, además de ser trinitarias. La contabilidad requiere de un balance con tres elementos: Activo, pasivo y capital; y con tres reconocimientos: cargo, abono y saldo. Etc. Y sígale.
Si quitamos el Filioque de las ciencias se derrumba todo en las cuentas básicas donde también se proyecta el Creador en Su Creación: En vez de un silogismo tendríamos una premisa mayor con dos premisas menores ¡y ninguna conclusión! A pesar de que no podría ser más obvio que de dos menores no se concluye nada, ¡y que la conclusión procede de la mayor y de la menor!
Enseñaba Aristóteles:
M. Todos los hombres son mortales.
m. Sócrates es un hombre
c. Sócrates es mortal
Como vemos la menor está comprendida en la mayor, pero meter a Arístides junto con Sócrates para quitar la conclusión ¿es o no embrutecimiento?
En vez de un balance con capital, pasivo y activo; ¿meter un capital con dos pasivos? ¿Y esto cuando el activo procede del capital y del pasivo?
Veamos otro ejémplo: Como era de esperarse, en la economía la oferta es figura del Padre y la demanda del Hijo (todo lo ha recibido del Padre); y el precio resultante de la intersección en las curvas de oferta y demanda procede de ellas, y es el punto del perfecto acuerdo o concordancia es figura del poder ejecutivo que es el Espíritu Santo. Como poder ejecutivo gobierna en perfecto acuerdo sobre todo artículo en todo momento: un aumento en el precio aumenta la oferta y reduce la demanda; una disminución en el precio aumenta la demanda y reduce la oferta. De esta manera hay un control automático y perfecto para evitar el desperdicio. Pero con dos demandas y ningún precio tampoco habría economia; ni lógica sin conclusiones; ni esferas, sino solo círculos en los cielos, ya que Z nace del girar de los círculos sobre sus ejes, así pasamos a la tercera dimensión; procede la esfera del círculo bidimensional al girar este sobre su eje; como la conclusión en el silogismo procede de la premisa mayor y de la menor. Etc.
Concluyendo: El par de embrutecidos de Focio y Juan Pablo II, como todos los satánicos y lo satánico solo embrutecen. Se confirma la tesis: El Calentamiento Global es un mito de embrutecidos para justificar el genocidio de unos miles de Millones; ¡pero el Embrutecimiento Global es la realidad más cierta!