Hemos fijado el desarrollo del libro entre dos papas y sus respectivos sepelios por la importancia del esperado "fin de los tiempos", período sobre el cual concurren todas las profecías. Es el tiempo esperado para un gran juicio cuyo final conocemos por el Evangelio. Sí, leyó usted bien, lo más próximo por ocurrir está anunciado desde la parábola de la cizaña y el trigo; tan importante que Jesús la destaca con las palabras "si no entendéis esta parábola, ¿cómo entenderéis las demás?"
Y los siervos del dueño fueron y le dijeron: "Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿Cómo, pues, tiene cizaña?" Pero él dijo*: "No, no sea que al recoger la cizaña, arranquéis el trigo junto con ella. "Dejad que ambos crezcan juntos hasta la siega; y al tiempo de la siega diré a los segadores: 'Recoged primero la cizaña y atadla en manojos para quemarla, pero el trigo recogedlo en mi granero.'" Entonces dejó a la multitud y entró en la casa. Y se le acercaron sus discípulos, diciendo: Explícanos la parábola de la cizaña del campo. Y respondiendo El, dijo: El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre, y el campo es el mundo; y la buena semilla son los hijos del reino, y la cizaña son los hijos del maligno; Por tanto, así como la cizaña se recoge y se quema en el fuego, de la misma manera será en el fin del mundo. El Hijo del Hombre enviará a sus ángeles, y recogerán de su reino a todos los que son piedra de tropiezo y a los que hacen iniquidad; y los echarán en el horno de fuego; allí será el llanto y el crujir de dientes. Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre. El que tiene oídos, que oiga. (Mateo 13:25-43)
Es el cumplimiento de las profecías el que sale garante para el hombre de hoy de nuestra Biblia y de la totalidad de su contenido; pero sin contrastar con el Talmud no podía darse una inteligencia plena, la cual exige del contraste como los buenos negativos exigen del negro y del blanco para dar la gama de grises completa. Sin los opuestos del bien total y del mal total; de lo cuerdo y lo absurdo, de la luz y las tinieblas; quedamos sin faro, sin plano y sin brújula; peor, sin metas; metas fácilmente entendibles en todo momento; ya que el que no sabe a donde va no hallará viento que le ayude, ni taxista que no termine por bajarlo del auto. Contar con los libros opuestos para elegir es el gran don de Cristo para el mundo de hoy, es el discernimiento para optar por el Árbol de la Vida contra la "sabiduría" del mal que es afición y dominio de masones y judíos, con las consecuencias vistas para la cizaña.
Es importante por esto insistir en las profecías cuyo cumplimiento señala el momento actual y su trascendencia. He dejado esta para el final, la profecía que precisa el momento y el Concilio, y es del Apocalipsis (9:1-2), y Paulo VI remarcó el momento al presumir, soberbio, que el humo de Satanás se había infiltrado en la Iglesia:
El quinto ángel tocó la trompeta, y vi una estrella que había caído del cielo a la tierra, y se le dio la llave del pozo del abismo. Cuando abrió el pozo del abismo, subió humo del pozo como el humo de un gran horno, y el sol y el aire se oscurecieron por el humo del pozo.
En el mundo de los embrutecidos, que hemos venido definiendo como el mundo apartado de la Luz de Cristo hasta los extremos del Talmud, se hacen lenguas e imaginan ficciones llegando a enviar sondas espaciales con mensajes para averiguar si hay seres inteligentes de otros mundos. Asunto este que debiera hacer reír a los cristianos si pudieran traducir ángeles como extraterrestres, criaturas estas que pueblan sin objeción nuestra literatura sagrada desde el Génesis hasta el Apocalipsis. Esta flagrante incompetencia en las traducciones elementales nos confirma el drama del Pecado Original que nos bajó del pedestal de Dioses por la imagen y semejanza a animales racionales, en muchos casos, donde la soberbia es mayor, más animales que racionales.
Sí, el tiempo es corto, vienen los ángeles como detalla Apocalipsis XII; primero los malos que ya están, para confirmar en el mal a los malos. Después los buenos para separar a los hijos de la luz de los embrutecidos. El que tenga inteligencia que la use. Nunca se ha oído hablar de un lugar para los burros en el cielo.