Comenzamos con un sepelio en el Vaticano, y
concluimos con otro. Ambos sepelios han merecido su mención en los evangelios.
La primera es claramente alusiva al
magnicidio de Su Santidad Pío XII por el cual es electo Juan XXIII, y con él se
introduce la Revolución conocida como El Concilio Vaticano II y sus secuelas.
Jesús nos lo dice así:
Por tanto, cuando veáis la Abominación de la Desolación, de que se habló por medio del profeta Daniel, colocada en el lugar santo (el que lea, que entienda), (Mateo 24:15)
Y como se espera siempre de las profecías importantes, el anuncio lejano, llegado el momento será confirmado y aclarado. ¿A quien iba a corresponder el honor? Por supuesto que a la Gran Madre de Dios María Santísima. Es la Salette en los Alpes franceses donde, en medio de abundantes lágrimas señala al "lugar santo" y lo sentencia: "Roma apostatará de la fe y se convertirá en la Sede del Anticristo. La Iglesia quedará eclipsada." Esta es la parte más dramática del secreto que se daría a conocer. La cizaña iba a entrar para asfixiar al trigo. Como en todos los procesos orgánicos tomaría tiempo, cien años, para que el tremendo golpe pusiera fin a una era. El fin de los tiempos ya estaba en marcha y corría veloz entre 1858 (la fecha fijada por la Virgen para su publicación) y 1958 en que, asesinado Pío XII, queda como papa el usurpador Roncalli, y tras él sus sucesores hasta hoy.
Y la segunda se destaca de manera sobresaliente, como veremos a continuación, por el atropello de los traductores al servicio de la susodicha Abominación cambiando la palabra águilas por buitres en las versiones posconciliares de las biblias.
Por tanto, cuando veáis la Abominación de la Desolación, de que se habló por medio del profeta Daniel, colocada en el lugar santo (el que lea, que entienda), (Mateo 24:15)
Y como se espera siempre de las profecías importantes, el anuncio lejano, llegado el momento será confirmado y aclarado. ¿A quien iba a corresponder el honor? Por supuesto que a la Gran Madre de Dios María Santísima. Es la Salette en los Alpes franceses donde, en medio de abundantes lágrimas señala al "lugar santo" y lo sentencia: "Roma apostatará de la fe y se convertirá en la Sede del Anticristo. La Iglesia quedará eclipsada." Esta es la parte más dramática del secreto que se daría a conocer. La cizaña iba a entrar para asfixiar al trigo. Como en todos los procesos orgánicos tomaría tiempo, cien años, para que el tremendo golpe pusiera fin a una era. El fin de los tiempos ya estaba en marcha y corría veloz entre 1858 (la fecha fijada por la Virgen para su publicación) y 1958 en que, asesinado Pío XII, queda como papa el usurpador Roncalli, y tras él sus sucesores hasta hoy.
Y la segunda se destaca de manera sobresaliente, como veremos a continuación, por el atropello de los traductores al servicio de la susodicha Abominación cambiando la palabra águilas por buitres en las versiones posconciliares de las biblias.
Nada puede ilustrar mejor lo ocurrido que el
contraste entre ambos sepelios. Un verdadero papa que en vez de un sepelio
pontifical recibe todo el odio de los talmúdicos contra Jesucristo en la
persona de su Vicario para tener un sepelio que calificamos como celebrado bajo
lo macabro, lo repulsivo, lo hediente, lo horripilante. Pero tratándose de una
Iglesia usurpada por demonios, el sepelio del infame reflejaría lo contrario.
Los grandes del “Príncipe de Este Mundo”
le rinden pleitesía
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Donde esté el cadáver, allí se juntarán
las águilas. (Mateo
24:28)
Nada tiene de extraño que la clave principal para
entender el Apocalipsis sea el Evangelio. Y el discurso escatológico en San
Mateo 24 --más fácilmente comprensible que el Apocalipsis, pero necesariamente
acorde con él-- se refiere a las señales que precederán la venida de Jesucristo
Nuestro Señor en Gloria al final de los tiempos.
Partamos para nuestro análisis del extracto siguiente:
¡Mirad
que os lo he predicho! «Así que si os dicen: "Está en el desierto",
no salgáis; "Está en los aposentos", no lo creáis. Porque como el
relámpago sale por oriente y brilla hasta occidente, así será la venida del
Hijo del hombre. Donde esté el cadáver,
allí se juntarán las águilas.
SEÑALES
INCONTROVERTIBLES, y las águilas sobre el cadáver.
Esta frase misteriosa ha puesto a prueba a los
traductores. Ya que las águilas sobre el cadáver es una señal más, entre
muchas, que encontramos en el capítulo 24 de San Mateo para identificar el fin
de los tiempos y el retorno del Señor en Gloria y majestad, de ahí la
importancia de las traducciones que veremos.
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Las versiones honradas de antaño
conservaban “águilas” donde las posteriores sustituyeron --con lógica de
funeraria-- águilas por buitres, que pareciera más concordantemente lógica con
la palabra cadáver. Pero esto no se justifica de manera alguna. La letra de la
Escritura es su esencia, y el respeto a la misma la única garantía de que es
Palabra de Dios. Así nos lo dice Jesucristo en el Evangelio: La escritura
no puede fallar (Juan 10:35) La sustitución de águilas por buitres no
es, por tanto, asunto menor.
EL GRIEGO ES EL IDIOMA ORIGINAL DE LOS
EVANGELIOS
Recordemos que es el griego, y no el hebreo, el idioma
de la Biblia; ya que muchos son engañados con la insistencia de que Jesús
hablaba en hebreo. Pero el problema no radica en el idioma que Jesús hablaba
(de hecho lo hacía en arameo), sino en que el griego entonces, como milenios
después el latín, en su momento el español, seguido por el francés, y
posteriormente por el inglés era el idioma universal. Y el griego es,
por esta razón el idioma del Nuevo Testamento. Todos los evangelios
fueron redactados en griego, con excepción del de San Mateo que parece haber
sido redactado en griego y en arameo, estando perdida desde los orígenes esta
última versión lo que confirma al griego de manera absoluta. Tenemos
adicionalmente que los judíos por la diáspora usaban del griego para un mejor
entendimiento entre ellos, ya que habitaban regiones apartadas entre sí que
hablaban idiomas distintos. Las sinagogas, por tanto, hacían uso simultáneo de
la versión griega del Antiguo Testamento llamada de Los Setenta, la cual tenía
ya siglos de existir en tiempos de Jesús.
Veamos esta misma frase en distintas versiones de la
Biblia:
Mat 24:28
Douay-Rheims
Bible – Catholic Vulgate
Wheresoever
the body shall be, there shall the eagles also be gathered together.
Française de Louis
Segond --Protestante
En quelque lieu que
soit le cadavre, là s'assembleront les aigles.
Luther Bibel – la
versión de Lutero
Wo aber ein
Aas ist, da sammeln sich die Adler.
Nuevo Testamento en
griego
οπου γαρ εαν η
το πτωμα εκει συναχθησονται οι αετοι
King James Version
– protestante inglesa
For
wheresoever the carcase is, there will the eagles be gathered together.
Petisco - T. Amat - Vulgata católica
Dondequiera que se hallare el cuerpo ahí se
juntarán las águilas
La Vulgata latina
ubicumque fuerit
corpus illuc congregabuntur aquilae
Para que no
quede duda, separo en dos columnas el griego y el latín:
aetos-ou-o
águila aquila -ae
gups-pos-o buitre vultur –is
Es imposible confundir águila con buitre ni en griego ni en latín; de ahí
que hasta católicos y protestantes en español, francés, inglés y alemán
coincidieran en águilas; de la misma manera que las versiones ecuménicas
posteriores falsearan a unísono la Palabra de Dios quitando águilas y metiendo
buitres.
TODAS LAS ÁGUILAS GRANDES
Alrededor del cadáver de Juan Pablo II, ese 8 de abril de 2005, no se reunieron los buitres, sino las águilas. Y aquí destacamos la importancia del respeto debido a la letra del Evangelio, porque las águilas han representado siempre a quienes vuelan por encima de los demás, a los que tienen la perspectiva de una elevación mayor. Y refiriéndose a la Roma en la que Cristo quiso aposentar su trono y el de sus vicarios, las águilas eran el estandarte de Roma; y las principales naciones de Europa y América son las herederas del Gran Imperio Romano –tanto de Oriente como de Occidente-- y de sus símbolos.
Alrededor del cadáver de Juan Pablo II, ese 8 de abril de 2005, no se reunieron los buitres, sino las águilas. Y aquí destacamos la importancia del respeto debido a la letra del Evangelio, porque las águilas han representado siempre a quienes vuelan por encima de los demás, a los que tienen la perspectiva de una elevación mayor. Y refiriéndose a la Roma en la que Cristo quiso aposentar su trono y el de sus vicarios, las águilas eran el estandarte de Roma; y las principales naciones de Europa y América son las herederas del Gran Imperio Romano –tanto de Oriente como de Occidente-- y de sus símbolos.
Cuatro reyes, cinco reinas, y unos 70
presidentes y primeros ministros de las naciones acompañaban al cadáver y se
dejaban ver por televisión. Completaban el espectáculo 14 cabezas de distintas
religiones. Algo que REPRESENTANDO AL PODER MUNDIAL
ABSOLUTO superaba todo otro sepelio registrado por la historia. Algo digno de
recordarse, e igualmente de destacarse proféticamente pero por la razón que
escapa totalmente al mundo de hoy: Por chocar contra el Evangelio.
MI REINO NO ES DE ESTE MUNDO
Pero en evidencia queda sobre todo la
culminación del fenómeno que podemos titular “de la adoración del mundo a su prócer";
al "Príncipe de Este Mundo". De la idolatría de un mundo rebelde a la doctrina de
Cristo y condenado por Él, pero ahí volcado sobre un cadáver:
Y EL ESPÍRITU DE DIOS Y EL ESPÍRITU DEL
MUNDO SON ENEMIGOS
«Si el mundo os odia, sabed que a mí me
ha odiado antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo;
pero, como no sois del mundo, porque yo al elegiros os he sacado del mundo, por
eso os odia el mundo. Acordaos de la palabra que os he dicho: El siervo no es
más que su señor. Si a mí me han perseguido, también os perseguirán a
vosotros. (. . . .) El que me odia, odia también a mi Padre. Si no hubiera
hecho entre ellos obras que no ha hecho ningún otro, no tendrían pecado; pero
ahora las han visto, y nos odian a mí y a mi Padre para que se cumpla lo que
está escrito en su Ley: Me han odiado sin motivo. (Juan 15:18-25)
Padre. . .Yo les he dado tu Palabra, y
el mundo los ha odiado, porque no son del mundo, como yo no soy del
mundo. No te pido que los retires del mundo, sino que los guardes del Maligno.
Ellos no son del mundo, como yo no soy del mundo. (Juan 17:14-16)
A P
O C A L I P S I S
y saldrá a seducir a las naciones de los
cuatro extremos de la tierra, a Gog y a Magog, y a reunirlos para la guerra,
numerosos como la arena del mar. (Apocalipsis 20:8)
Juan Pablo II, el hombre que dejó preparados los
planes para su propia elevación a los altares cumplió con esta misión. La caída
de la Cortina de Hierro y la eliminación nominal del comunismo en Rusia
permitió unificar oriente y occidente, a Gog y a Magog dentro de la llamada
Globalización. Ningún otro hecho pudo certificar mejor esta unión por la que
laboró todo su pontificado que la congregación de las águilas para su funeral en la exposición magnífica de una unidad mundial finalmente lograda.
Un agradecimiento universal tan grande solo puede
justificarse por una magna obra: la suplantación del Vicariato de Cristo por el
vicariato del Anticristo. Su sucesor Ratzinger-Benedicto XVI es el continuador
fiel. El papado de JPII demolía la Iglesia y exaltaba al Holocausto: El falso
martirio de 6 y 1/2 millones de judíos para usurpar con esas
"victimas" al Verdadero Mártir del Calvario, en el Mesías Doliente
del profeta Isaías.
Los judíos que hoy dominan el mundo están escarmentados de promover sus mesías vivos, con el aplastante ridículo subsiguiente; trátese de Simón Bar Kosba que los condujo a la casi extinción total; trátese de Sabbatai Zevi que los llevó a convertirse en un hazmerreír total. Por otro lado, un cadáver ya no presenta un peligro para nadie, y elevado a los altares puede ser deificado asignándole y santificando con él todas las herejías y apostasía de la falsa iglesia para destruir su presencia milenaria con la farsa vaticanosegundista pederástica heresíaca actual; dejándola como pedestal para las "víctimas del Holocausto" rabínicamente sacramentado.
PORQUE LA LUCHA ES CONTRA EL CORDERO
Juntando de nuevo el Evangelio y el Apocalipsis:
Ahora es el juicio de este mundo;
ahora el Príncipe de este mundo será echado fuera. (Juan
12:31)
Subieron por toda la anchura de la tierra y cercaron el campamento de los santos y de la Ciudad amada. Pero bajó fuego del cielo y los devoró. (Apocalipsis 20:9)
Su venida está próxima.
¡ V E N
Y A S E Ñ O R
J E S Ú S !